Una buena hidratación es esencial para evitar la formación de piedras en el riñón.
Las piedras o cálculos renales son unas masas sólidas formadas por pequeños cristales que se crean a base de sedimentos que van dejando las sales y los minerales de la orina.
Estas partículas duras suelen tener el tamaño de un grano de arena grande, pero en ocasiones llegan a proporciones más notables. Cuanto mayor sea el cálculo, mayores serán las posibilidades de que, además de producir dolor al lesionar tu cuerpo a su paso, termine bloqueando el flujo de la orina.
Tanto si estas partículas se quedan bloqueando los conductos por los que baja la orina como si no lo hacen, su aparición puede tener consecuencias graves para tu salud, ya que en ocasiones dan paso a infecciones internas difíciles de tratar.
Las piedras que miden menos de 5 mm pueden salir por sí mismas al orinar sin provocar apenas molestias. Las más grandes sí pueden ser bastante dolorosas e incluso requerir tratamiento para eliminarlas. Es el caso del cólico nefrítico, que ocurre cuando el cálculo se mueve a través del uréter, se queda atascado en la vejiga o la uretra y obstruye el flujo urinario, provocando un dolor intenso localizado en abdomen, la ingle o espalda.
Las piedras en el riñón afectan a un 10% de la población. A partir de los 50 años aumenta el riesgo de piedras en el riñón, especialmente en las mujeres. Los siguientes consejos ayudan a evitar la formación de piedras o cálculos renales.
Consejos para evitar las piedras de riñón
1. Bebe suficiente agua
Si no tomas suficiente agua se concentran las sustancias que acaban formando cálculos. Beber 2 litros (mejor agua mineral) aumenta el volumen de orina y facilita la eliminación de los cristales.
La orina es un indicador claro del nivel de hidratación: si la ingesta de agua es adecuada, la orina es clara y no tiene olor fuerte.
También puedes tomar infusiones para completar el aporte de líquidos, pero no tomes té, porque contiene ácido oxálico (favorece la formación de piedras de oxalato cálcico), ni refrescos ni zumos comerciales.
2.
Controla la tensión arterial y los niveles de glucosa
Varios estudios han demostrado que los azúcares añadidos, particularmente la fructosa, pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, así como contribuir a la inflamación y la resistencia a la insulina.
Como consecuencia de la hipertensión, los riñones pueden verse afectados. Además, mantener niveles altos de glucosa en sangre a la larga puede deteriorar los riñones, que no realizarán bien su trabajo.
Las personas con hipertensión y diabetes deben realizar controles periódicos para valorar el funcionamiento renal y la posible pérdida de proteínas por orina.
3. Cuidado con los suplementos de vitamina C
No están recomendados si hay tendencia a formar cálculos de oxalato, ya que la vitamina C se transforma en oxalato en el cuerpo.
En cambio, sí conviene tomar a diario una fruta rica en vitamina C (ya que no superará la dosis diaria recomendada) porque proporciona citratos, un compuesto que impide la unión entre el calcio y el ácido oxálico.
4. no abuses de antibióticos y analgésicos
Se consideran fármacos nefrotóxicos ya que afectan directamente al riñón.
Se ha comprobado que tomar durante mucho tiempo antiácidos también puede llegar a dañar los riñones.
Además, hay que ser cautos con la toma de antiinflamatorios (AINES) ya que propician la formación de piedras.
5. no pases mucho tiempo sentado
Un estudio de la Universidad de Leicester ha demostrado que pasar mucho tiempo sentado es especialmente perjudicial para la salud renal de las mujeres.
Según este trabajo, las que permanecían sentadas menos de tres horas al día tenían un riesgo menor (un 30 % menos) de desarrollar enfermedad renal crónica. Las que pasaban más de 8 horas en esa posición eran las que tenían un riesgo más alto.
6. Evita el glutamato
Este aditivo (también llamado E621) está presente en muchos alimentos procesados (pastillas de caldo, snacks, embutidos, precocinados, etc.).
Algunas investigaciones han demostrado que podría ser tóxico para varios órganos, sobre todo para el cerebro, el hígado y los riñones.
7. Evita las espinacas si tienes cálculos de oxalato
Las personas con tendencia a formar cálculos de oxalato cálcico no deberían tomar espinacas a menudo. En cambio, tienen que asegurarse un buen aporte de calcio porque al coincidir en el intestino con el ácido oxálico forman oxalato cálcico que se elimina con las heces.
8. Controla las infecciones de orina
Las infecciones de orina recurrentes favorecen la formación de cálculos de escruvita. Un 10% de las piedras en el riñón son de escruvita y afectan especialmente a las mujeres. Una buena hidratación y evitar el exceso de sodio y proteína es clave para controlar este tipo de piedras.
¿Qué síntomas provocan las piedras de riñón?
La presencia de piedras en el riñón solo puede ser diagnosticada por el médico, pero hay señales que te ayudarán a intuir si lo que experimentas es un cólico renal.
- Sangre en la orina.
- Aparición de náuseas y vómitos.
- Escozor al orinar.
- Dolor en la espalda o el abdomen.
- Fiebre.
¿Qué comer y beber si se sufres piedras?
Hay quien dice que lo que se siente al notar las piedras bajando por el tracto urinario es equiparable a un dolor de un parto. Si lo has sufrido sabes perfectamente lo doloroso que es, y si no te ha ocurrido, te va a ir bien conocer algunas medidas que puedes tomar en caso de que súbitamente padezcas esta molestia.
Por ejemplo, una vez formadas las piedras en el riñón, la alimentación será una poderosa aliada para que su tamaño no aumente.
- Si tus cálculos son de calcio, reduce los productos ricos en ese mineral (solo dos porciones diarias de lácteos) y aumenta el consumo de apio.
- En caso de que sean de ácido úrico, vigila las proteínas y opta por carnes y pescados blancos. Para controlar los de oxalato de calcio, evita marisco, espinacas, chocolate, pimientos y pescado azul.
- Los zumos de frutas ricas en vitamina C te convienen, siempre que no los tomes en ayunas.
¿Cómo se tratan las piedras de riñón?
El 80% de las piedras o cálculos renales se eliminan sin tratamiento. Pero si persiste el problema, puedes recurrir a hierbas como la “rompepiedras” (Lepidium latifolium) o el especialista puede prescribirte fármacos como un tipo de diuréticos concretos. Los analgésicos (pregunta siempre antes al médico) y calor local pueden ser útiles.
Solo cuando nos topamos con una piedra difícil de eliminar o que da problemas, hay que recurrir a la cirugía para deshacernos de ella. En cualquier caso, en los últimos años se ha avanzado mucho en la extirpación con técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas.
Otra novedad es la eliminación de piedras con láser. El tratamiento consiste en romper los cálculos (litotricias) con ondas electromagnéticas para su posterior eliminación de forma fácil, ya que su tamaño se habrá reducido tanto que podrán pasar de una a una por el tracto urinario sin causar mayores daños.
¿Por qué las mujeres en la menopausia tienen más riesgo de piedras de riñón?
Las mujeres tienen más riesgo de sufrir piedras de riñón, sobre todo en la menopausia, por dos motivos: por descalcificación ósea asociada a la disminución de estrógenos y por la medicación que se suele dar para tratar la osteoporosis (suplementos de calcio y vitamina D). Muchas veces se prescribe terapia hormonal sustitutiva, que también parece que afecta negativamente.
Un estudio con más de 24.000 mujeres posmenopáusicas publicado en Archives of Internal Medicine demostró que las que tomaron hormonas corrieron un riesgo un 21% mayor de sufrir cálculos renales en un periodo de cinco años que las que solo ingerían placebo.