“Mi abuelo japonés es cardiólogo jubilado y tiene 95 años: sus ocho hábitos no negociables para una vida larga y feliz.” Con esta sencilla premisa una periodista de la emisora estadounidense CNBC ha escrito un artículo de gran repercusión.
Fue a visitar a su abuelo Reizo durante este pasado verano a su ciudad natal, en Osaka, y extrajo una buena lección de vida. Las actividades que le mantienen tan saludable y feliz.
Los ocho hábitos para vivir MÁS Y mejor
Su abuelo le explicaba que no hay un manual de instrucciones para la buena salud y la felicidad. Lo importante es cuál es tu propósito, qué quieres hacer con tu vida, y seguirlo con ganas y satisfacción. En su caso, le ha funcionado lo siguiente:
- Levantarse temprano y caminar. Antes de que salga el sol todos los días él ya se ha puesto en pie y da un paseo de media hora o una hora. Su media son 7.000 pasos.
- Hace estiramientos. Al final de paseo, tiene una rutina de estiramientos y ejercicios de equilibrio. Ha ido variándolos según sus capacidades. La clave es mantenerse activo sin forzar el cuerpo. Técnicas asiáticas como el taichí son útiles.
- Hacer un par de siestas. Como se levanta a las cinco, a las nueve de la mañana se estira una hora y por la tarde se queda dormido leyendo. El haber descubierto los momentos en los que le iba mejor hacer estas siestas cree que han sido claves en su longevidad.
- Mantener contacto con la familia. A través de las redes sociales mantiene contacto con la familia que vive fuera. Su mujer, con la que lleva casado desde 1958, es su otro gran apoyo.
- Escribir un diario. Expone en él sus ideas y es un buen recuerdo del valor de las pequeñas cosas.
- Tener aficiones. En su caso, cada día pinta. Le gusta hacer autorretratos y aprovechar ese tiempo para autoconocimiento. En un mundo a la carrera, nos da un tiempo de pausa e introspección.
- Abrirse a nuevas propuestas. Tiene una mente abierta. La pandemia fue un tiempo que utilizó para aprender a tocar la flauta, que le ayuda a mejorar la respiración y aficionarse a la jardinería.
- Permitirse caprichos. No se priva de placeres. Le gusta la carne roja, los quesos o el vino. Pero mayoritariamente come verduras cocinadas al estilo japonés, con algo de pescado.
No obstante, quizá este punto sea el menos saludable de acuerdo con los estándares occidentales. Por eso la periodista recuerda que la longevidad de su abuelo se debe a diferentes factores, y el equilibrio entre ellos sea quizá lo más importante.
Consejos de los longevos americanos
Los japoneses están entre los habitantes del planeta más longevos. Pero no son los únicos. Es significativo ver que muchos de los consejos que aporta este cardiólogo coinciden con los hábitos de vida de personas longevas a miles de kilómetros de distancia.
Todos los longevos, independientemente de su origen o sexo tienen un elemento en común: ninguno tiene sobrepeso.
Incluso en países con hábitos de vida bastante menos saludables, como los niveles de obesidad que encontramos en Estados Unidos, podemos encontrar gente longeva. De allí, el país del estrés por excelente, los longevos dan sus propias recomendaciones:
- La vida es corta, no la desaproveches con reproches. Si no has podido llegar a algo, disfruta de lo que sí has logrado.
- Pasa más tiempo con la gente que te quiere y a la que quieres: padres, hijos o amigos de verdad.
- En ningún sitio dice que para ser feliz has de trabajar tanto como puedas y conseguir dinero. Ni que has de ganar tanto como tus vecinos. En todo caso, trabaja en algo que te guste.
Lo que la ciencia recomienda
Los estudios científicos que han intentado desentrañar el secreto de la longevidad no hacen sino ratificar los consejos que los mayores han puesto en práctica.
Hay cosas que la ciencia considera importantes y que no podemos hacer nada. Por ejemplo: los factores genéticos. Si tus padres fueron longevos, tienes más opciones de serlo.
Ser mujer te da más posibilidades. O ser pequeño, donde el corazón no tiene que hacer tanto esfuerzo para llevar la sangre a todo el cuerpo, son factores que ayudan a vivir más.
Otros aspecto que sí podemos poner en práctica.
- Por ejemplo, un estudio establece que las personas que se mantienen en su peso a lo largo de la vida, sobre todo si no fluctúa mucho después de los 60 años, es probable que sean más longevas.
- Otro estudio señala que tener poco músculo y perder fuerza por el contrario son señales de envejecimiento que nos acercan a un deterioro más rápido y una muerte prematura.
- Es positivo comer en las horas de más actividad y con una dieta menos calórica. Lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores del Instituto Médico Howard Hughes.