La grasa parda consume glucosa y grasa cuando se activa para mantener la temperatura corporal cuando tenemos frío.
Unos hábitos poco saludables como la alimentación rica en azúcares y grasas o el sedentarismo generan inflamación crónica de bajo grado que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. La obesidad, a su vez, genera más inflamación, retroalimentándola.
Investigadores del Centro de Diabetes Joslin y el Hospital Brigham and Women's han descubierto que la exposición a temperaturas frías reduce la inflamación provocada por la obesidad, mejora la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa y favorece la pérdida de peso. Los resultados del estudio han sido publicados en Nature Metabolism.
Qué es la inflamación crónica de bajo grado
La inflamación crónica de bajo grado es un mecanismo fisiológico que provoca un aumento de las citoquinas (sustancias inflamatorias) en sangre.
La inflamación crónica aumenta el riesgo de resistencia a la insulina, arteriosclerosis, hipercoagulabilidad... Es uno de los descubrimientos de la ciencia de la última década y se ha asociado a más riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares o patologías neurodegenerativas.
El frío activa la grasa parda
Exponerse de forma moderada al frío puede revertir la inflamación crónica generada por la obesidad, mejorar el control de la glucosa y ayudar a adelgazar.
Y todo este proceso depende en gran parte del tejido adiposo marrón (grasa), la llamada grasa parda o grasa buena.
La función de la grasa parda es mantener la temperatura corporal del cuerpo y para ello utiliza triglicéridos (un tipo de grasa) y glucosa como combustible para transformarlos en calor.
De hecho, la grasa parda está considerada como un órgano endocrino activo porque secreta moléculas que se comunican con otros tejidos y regulan el metabolismo.
En concreto, apuntan los investigadores, secretan una molécula llamada Maresin 2 cuando se estimula con frío que ayuda a reducir la grasa almacenada y promueve la pérdida de peso y la salud metabólica.
"Hay evidencia científica de que la obesidad y el síndrome metabólico están relacionados con la inflamación crónica que conduce a la resistencia sistémica a la insulina, por lo que frenar la inflamación que provoca la obesidad podría ayudar a desarrollar terapias prometedoras para las enfermedades relacionadas con la obesidad", asegura el Dr. Yu-Hua Tseng, investigador del Centro de Diabetes Joslin y profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard.
En este estudio "descubrimos que la exposición al frío redujo la inflamación y mejoró el metabolismo en la obesidad, mediado al menos en parte por la activación del tejido adiposo marrón", afirma.
Sin duda, se trata de un gran hallazgo porque los estudios realizados hasta ahora señalaban que la activación de la grasa parda podía ayudar a prevenir la obesidad o la diabetes porque consume glucosa y triglicéridos para generar calor.
Pero este estudio ha ido más allá y ha demostrado que el tejido adiposo pardo tiene un papel clave para combatir la inflamación generada por la obesidad, que no solo aumenta el riesgo de diabetes sino también de cáncer y otras enfermedades.
El efecto antiinflamatorio del frío
Para demostrar el efecto antiinflamatorio de la grasa parda al exponerse al frío, los investigadores realizaron el siguiente experimento:
- Crearon un modelo de ratón que se vuelve obeso cuando se alimenta con una dieta occidental típica alta en grasas.
- Cuando los animales fueron expuestos a un ambiente frío (unos 4,4ºC), los investigadores observaron que la sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa de los animales mejoraron y su peso corporal disminuyó, en comparación con los animales de control mantenidos en una temperatura neutral, es decir, una temperatura ambiental donde el cuerpo no necesita producir calor para mantener su temperatura corporal central.
- Además, los científicos también notaron una gran mejora en la inflamación, ya que se redujeron marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva.
"Descubrimos que la grasa parda produce Maresin 2, que reduce la inflamación de forma sistémica y en el hígado", señala el Dr. Matthew Spite, investigador del Hospital Brigham and Women's y profesor de la Escuela de Medicina de Harvard.
Futuros tratamientos contra la obesidad
El descubrimiento de Maresin 2, la molécula que produce la grasa parda cuando se expone al frío, podría utilizarse para desarrollar tratamientos contra la obesidad, enfermedades metabólicas u otras enfermedades relacionadas con la inflamación crónica, aunque son necesarios más estudios para conseguirlo.
Pero mientras esto no llega, los autores del estudio recuerdan que exponerse a temperaturas frías suaves (entre 12º y 13º C) es una buena forma de activar el tejido adiposo marrón y mejorar el metabolismo.