La vesícula biliar es un órgano con una peculiar forma (de bolsa o de pera) que se encuentra debajo del hígado. Que esté cerca de él tiene su justificación pues recoge la bilis que produce y la almacena para ser usada cuando el sistema digestivo tenga que descomponer y digerir las grasas.
En ocasiones, las sustancias contenidas en la bilis “se endurecen” y propicia la formación de piedras o cálculos, que en un 60% de los casos no producen síntomas de alerta.
El resto presenta dolor en el lado derecho del abdomen. La molestia habitualmente aparece tras las comidas y puede irradiarse hacia la espalda e ir acompañada de otros síntomas como malestar inespecífico, náuseas e incluso vomitos.
hay personas más propensas a padecerlos
La mayoría de los cálculos que se forman en la vesícula son de colesterol. Existen varios factores de riesgo que facilitan su desarrollo. Estos son:
- La predisposición genética: Hay familias cuyo organismo “vierte” más cantidad de colesterol a la bilis y, puesto que en ellos es una característica genética, el riesgo se mantiene de padres a hijos (a no ser que se modifiquen los hábitos de vida).
- Tratarse con estrógenos: Al parecer, las mujeres que son tratadas con estas hormonas tras la menopausia tienen también más riesgo de que se formen piedras en su vesícula.
- La obesidad: Las personas con un sobrepeso importante suelen ser también más dados a ello.
Los cambios bruscos de peso, la obesidad o tomar estrógenos pueden provocar cálculos
- Tener los triglicéridos altos o el colesterol bueno bajo. Ambas cosas propician que se acumulen lípidos malos en la bilis y eso dificulta un vaciamiento normal de la vesícula. Los residuos que van quedando pueden unirse y formar esas piedras de colesterol.
- La pérdida brusca de peso: Si se da esta circunstancia (tan habitual en las mujeres jóvenes), disminuye la cantidad de ácidos biliares y el vaciamiento de la vesícula se hace más lento. Vale la pena recordar que toda aquella pérdida que suponga rebajar más de un kilo por semana no es conveniente ni saludable y solo en determinadas situaciones (cuando los beneficios superan a los riesgos) y bajo estricto control médico se recomiendan.
- Haberse reducido el estómago: Otra situación que puede dar lugar a piedras es haber pasado por una intervención de cirugía bariátrica contra la obesidad mórbida.
- Sufrir la Enfermedad de Crohno el Síndrome del Intestino Irritable aumenta también las probabilidades de desarrollar cálculos biliares.
- Las personas con dispepsia funcional y reflujo gastroesofágico (el contenido de la comida sube hacia el esófago) tienen más propensión a hacer piedras en la vesícula, según algunos estudios, pero no lo saben porque no tienen síntomas que les hagan sospechar.
Cómo prevenir las piedras en la vesícula
A partir de los factores que riesgo que hemos mencionado antes, se puede llegar perfectamente a la conclusión de cuáles son los hábitos que pueden ayudar a prevenir estas formaciones de piedra.
Aparte de eliminar los kilos que sobran (pero no de forma muy rápida), también se recomienda que en la alimentación, que debe ser equilibrada, haya suficiente aporte de fibra y que sea bastante baja en grasas.
La mejor prevención es llevar una dieta equilibrada, con aporte de fibra y pocas grasas
- Se recomienda, además, beber mucha agua para que la bilis no se haga excesivamente densa. Unos 8 vasos de agua, como mínimo.
- Y también beber café. Se ha visto que las personas que toman de 2 a 3 tazas al día tienen un 40% menos riesgo de sufrir cálculos biliares.
Si ya tienes cálculos, evita el zumo de naranja
En el caso de tener piedras, no es recomendable tomar cítricos (limón, pomelo…) antes de desayunar, especialmente naranjas y su zumo.
Si se toma en ayunas provoca un vaciamiento brusco de la vesícula, lo que en términos médicos se conoce como acción colagoga y colerética. Y, en ese caso, el colesterol acumulado puede precipitarse en forma de cálculo y provocar una crisis de dolor agudo.
Tomar cítricos en ayunas puede provocar una crisis de dolor agudo
Es también frecuente que, si existe esa predisposición a tener colelitiasis (así se denominan las piedras en la vesícula), se sientan náuseas o dolor abdominal al tomar el zumo de naranjas en ayunas.
Cómo se diagnostican los cálculos biliares
Estas son las pruebas que pueden sacarte de dudas:
- Una ecografía. Si el médico sospecha que sufres piedras en la vesícula te sugerirá realizar una ecografía abdominal para ver si es así y verificar el diagnóstico.
- Una analítica. No te extrañe que el médico te pida también que te hagas una analítica de sangre. Es frecuente que lo hagan para completar el estudio.
- Además... Un TAC abdominal, una resonancia magnética o una colangiopancreatografía retrógrada son necesarias en caso de existir sospecha de complicaciones.
¿Siempre es preciso eliminar las piedras con cirugía?
Lo cierto es que no. Si no genera molestías no hay que tocarla. E incluso si ha habido un episodio aislado de dolor y no se vuelve a producir, la cirugía puede no estar indicada.
Se recomienda pasar por quirófano solo cuando alguien tiene continuos ataques de piedras en la vesícula. Si los cólicos son frecuentes o los cálculos tienen gran tamaño sí está indicada su extirpación, lo que se conoce como colecistectomía.
Si la presencia de piedras no genera molestias no es necesario extirpar la vesícula
En este caso, aparece un fuerte dolor en la parte superior del abdomen o del pecho que impide llevar una vida normal, por lo que se recomienda extirpar este órgano.
Lo habitual es que se lleve a cabo mediante laparoscopia, aunque en determinados casos no queda otro remedio que abrir. El dolor y la inflamación se tratan con analgésicos y antiinflamatorios habituales.
Tras la intervención, se requiere una reintroducción de alimentos progresiva que dura de unos 6 a 9 meses, que va desde una dieta líquida a una dieta libre de comidas fuertes.
Pero en la mayoría de casos –insisten los especialistas– la prevención pasa por modificar la dieta.