La verdadera función de los bostezos sigue siendo un misterio, aunque existen diversas teorías sobre su utilidad.
Solemos pensar que bostezamos porque tenemos sueño o estamos aburridos y, aunque es verdad que en estas situaciones este acto involuntario de abrir la boca es bastante habitual, también puede darse en momentos de estrés o ansiedad, o sin ningún motivo.
Lo cierto es que los científicos todavía no han encontrado una explicación definitiva sobre su utilidad, aunque teorías hay varias. Saber Vivir te cuenta los últimos descubrimientos acerca de este gesto común.
¿Qué es el bostezo y para qué sirve?
Bostezar es una respuesta fisiológica natural de nuestro cuerpo que consiste en abrir mucho la boca y respirar profundamente y a menudo se acompaña con un estiramiento de los brazos y el cuerpo.
El bostezo no solo ocurre en los humanos, muchos animales también lo hacen.
Aunque la utilidad exacta del bostezo aún no se conoce del todo, hay varias teorías que lo explican:
- Una teoría sugiere que bostezar ayuda a regular la temperatura del cerebro. La entrada de aire frío por la boca podría ayudar a enfriar el cerebro y mantenerlo en una temperatura adecuada, especialmente cuando está sobrecalentado por el clima o cuando estamos cansados. Esta refrigeración mejoraría el rendimiento mental, la concentración y el estado de alerta. Quizá por eso bostezamos más por la mañana, porque necesitamos activarnos.
- Se cree también que bostezar sirve para aumentar la entrada de oxígeno y eliminar el exceso de dióxido de carbono del torrente sanguíneo. Algunos estudios refuerzan esta teoría al argumentar que niveles bajos de oxígeno provocan somnolencia y cuando el ambiente está muy cargado, con altas concentraciones de dióxido de carbono, tendemos a bostezar más, aunque otros investigadores sostienen que no hay evidencias de ello.
Aunque se asocian al aburrimiento, los bostezos parecen activar el cerebro
- También podría ser una estrategia de nuestro cuerpo para aumentar el estado de alerta cuando estamos cansados o aburridos. La observación de algunos animales, como los lemures, ha demostrado que suelen hacerlo cuando se sienten amenazados, lo cual ha llevado a pensar a los expertos que quizá bostezar eleva su estrés, agudiza sus sentidos y les ayuda a estar más alerta ante el peligro.
- Sin embargo, otra teoría sostiene lo contrario: que algunos animales bostezan después de haber cazado o escapado de un peligro precisamente para reducir el estrés y relajarse. En esta línea, serviría también para movilizar tanto los músculos de la cara como la mandíbula, que suelen acusar la tensión o el estrés.
¿Se pueden aguantar los bostezos?
Seguro que en más de una ocasión has notado cómo te entraban unas ganas irrefrenables de bostezar en medio de una reunión o en una situación de lo más inoportuna y has intentado luchar contra ese impulso con todas tus fuerzas para no quedar en evidencia. O quizá hayas querido reprimirlo después de ver a alguien bostezando.
Pues bien, olvídalo, no sirve de nada. Investigadores de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) han comprobado que reprimir un bostezo aumenta las ganas de bostezar y, por lo tanto, resulta más difícil evitarlo.
Para demostrarlo dividieron a los participantes en el estudio en dos grupos y les mostraron imágenes de varias personas bostezando. A unos les pidieron que actuaran con naturalidad y a los otros que intentaran reprimir las ganas de bostezar.
Tratar de reprimir un bostezo cambia nuestra manera de bostezar
Los voluntarios fueron monitorizados para observar las reacciones que se producían en su cerebro. Además, se contabilizó el número de veces que bostezaban. Y el resultado fue que los que intentaron frenar los bostezos no solo sintieron más necesidad de bostezar sino que al final lo hicieron más veces, aunque fuera de forma interrumpida, como "bostezos a medias".
Según los autores del estudio, nuestra capacidad para resistirnos al bostezo es limitada, "por mucho que intentemos controlarlo, cambiará nuestra manera de bostezar, pero no nuestra propensión a hacerlo".
¿Los bostezos se contagian?
El experimento pudo comprobar también que los bostezos son realmente contagiosos. Al parecer, el efecto contagio (llamado ecofenómeno) se desencadena automáticamente por reflejos primitivos en un área del cerebro responsable de la función motora.
Y en él intervienen las llamadas neuronas espejo, relacionadas con la capacidad de sentir empatía hacia otras personas, y también con la de aprender nuevas habilidades mediante la imitación.
Aunque el estudio puede parecer trivial, los investigadores creen que estos hallazgos sobre el mecanismo por el que se contagian los bostezos pueden ayudar a comprender trastornos como el síndrome de Tourette (en el que la persona repite tics o sonidos que no puede controlar), el autismo o ciertas demencias.
¿Qué indican los bostezos largos?
A menudo asociamos la visión de una persona bostezando a alguien que está "cazando moscas", es apático o no tiene ningún interés por lo que le rodea. Pero quizá nada más lejos de la realidad.
Según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York (EE. UU.), los bostezos largos podrían ser una señal de inteligencia. Los autores del curioso trabajo llegaron a esta conclusión tras comparar la duración de los bostezos de diferentes animales. Y vieron que cuanto mayor número de neuronas tiene su cerebro, más segundos dura de media el bostezo.
¿Qué pasa si bostezas mucho?
Aunque en la mayoría de los casos los bostezos son algo normal y no están relacionados con ningún problema de salud, cuando de repente aumenta su frecuencia y se repiten muy a menudo pueden esconder algún trastorno. Se conoce con el término de "bostezo excesivo" y podría ser una señal de alerta de alguna de estas patologías:
- Trastornos del sueño. Como insomnio o apnea.
- Enfermedad cardiovascular. Los bostezos se pueden deber a una reacción del nervio vago (que parte del cráneo y baja por la faringe, el esófago, la tráquea, etc.) causada, por ejemplo, por un ataque cardiaco.
Algunas personas bostezan más antes de una migraña
- Tumor cerebral. Los bostezos reiterados también pueden ser síntoma de accidente cerebrovascular, epilepsia o esclerosis múltiple.
- Migrañas. Algunas personas bostezan más de lo habitual, cada pocos minutos, justo antes de sufrir un episodio de migraña.
- Efecto secundario de algunos medicamentos. Como antidepresivos, ansiolíticos, antihistamínicos, antihipertensivos...