Si nos fijamos en nuestros padres o en otras personas que van haciéndose mayores a nuestro alrededor podemos notar como cada vez nos parecen más bajos y que muchos van adquiriendo una joroba en la columna, como si les pesara el paso de los años.
Algo de cierto hay en todo esto. Tanto el tema de la altura como el de la curvatura de la espalda, lo que se conoce popularmente como chepa, tienen una explicación médica.
¿Se pierde altura con los años?
La respuestas es que sí se pierde altura a medida que nos hacemos mayores. Lo que quizá no se pierde tanta como podríamos pensar. El hecho de que veamos a nuestros padres y abuelos mucho más bajos suele ser por perspectiva. Por el hecho de que los hijos y nietos crecen y tenemos la imagen de que ellos se quedan más bajos. Y también las malas posturas y el encorvamiento de la espalda hacen que los veamos más bajos.
Los motivos por los que pierden altura real son tres:
- La deshidratación de los discos intervertebrales, los cojines amortiguadores que hay entre las vértebras. Se resecan y disminuyen de grosor.
- La osteoporosis.
- La gravedad de la Tierra. Si nos midiéramos con exactitud milimétrica justo después de levantarnos y antes de acostarnos no mediríamos lo mismo. Es una diferencia mínima por la atracción de la gravedad que nos aplasta.
Con el paso de los años, el efecto de la gravedad y la pérdida de masa ósea esta disminución de la altura se hace más evidente. Hay varios estudios que lo acreditan. Uno de los más significativos es el Estudio de Envejecimiento de Baltimore y que ha seguido a más de 2.000 personas durante 35 años.
Según estos datos, a los 70 años las mujeres habían perdido 5 centímetros y los hombres 1,5 centímetros. En los diez años siguientes la pérdida era mucho más acentuada: 5 centímetros más las mujeres y otro 1,5 los hombres.
¿Cómo frenar la pérdida de altura?
Exclusivamente por la fuerza de la gravedad las vértebras se van aplastando, pero esta reducción de altura es mucho menor: de 2,5 centímetros.
Por tanto, si se toman medidas para frenar o ralentizar la pérdida de masa ósea, no vamos a notar diferencias tan grandes. Las mujeres son las más afectadas porque también tras la menopausia son las que tienen un mayor riesgo de osteoporosis.
Las principales formas de evitarla o retrasarla son a base de asegurarnos una dieta equilibrada, con los aportes necesarios de calcio y vitamina D, y haciendo ejercicio de impacto. Por ejemplo, corriendo o caminando rápido. El impacto estimula la creación de hueso.
Algunos consejos estrambóticos, como colgarse boca abajo, no tienen ninguna evidencia científica. La pérdida de altura por la edad es irreversible.
Por qué aparece la chepa
En cuanto a la chepa, el nombre médico de esa joroba de la columna es cifosis. Se ve tanto en hombres como en mujeres, aunque es más habitual en las mujeres y no solo porque tengan más esperanza de vida y por tanto más años de vejez.
De nuevo, tiene mucho que ver con la menopausia y el mayor riesgo de osteoporosis. Tal como explican desde la Clínica Mayo, la falta de calcio “hace que las vértebras se fracturen y compriman con mayor facilidad”. De natural las vértebras son como cilindros apilados. Con la cifosis van quedando como en forma de cuña y nos va curvando la espalda.
Hay varios factores que pueden desencadenar la cifosis, además de la fractura de vértebras, la degeneración natural de los discos intervertebrales, o hábitos de vida, o algunas enfermedades, como tumores.
Cómo podemos evitar tener chepa
Lo que has de tener claro es que esta joroba no es una maldición que nos trae la edad y que puedes evitar que aparezca si tomas las medidas adecuadas. Para ello hemos de seguir los consejos que hemos dado en la prevención de la osteoporosis, en cuanto a dieta y ejercicio.
"Realizar diariamente ejercicio de contraresistencia (pesas), cardiopulmonar (natación, correr o deambular-pasear rápido) o de estiramiento-resistencia (pilates, yoga, baile) favorece que el hueso se vaya construyendo fuerte”, ha explicado el doctor Javier Gómez Pavón, jefe de geriatría del Hospital de la Cruz Roja a la web de verificación de bulos Maldita.es
Puede que en los primeros grados la cifosis no presente síntomas significativos. Pero si va a más, en hipercifosis, aparece dolor y rigidez de espalda. A la larga, dificulta el caminar, sentarse o mirar hacia arriba.
La mala postura adoptada a lo largo de la vida, sobre todo en los trabajos sedentarios de oficina que nos obligan a estar muchas horas sentados ante el ordenador, pueden también favorecer que esos defectos posturales se cronifiquen pese a no tener un problema concreto en la columna.