¿Qué es el dolor abdominal que tengo?

Un malestar leve en el estómago, gases, sensación de barriga revuelta... Solemos achacar el dolor abdominal a los nervios o a algo que nos ha sentado mal, pero detrás del dolor de barriga podrían esconderse otros trastornos. Te descubrimos cuales.

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Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

¿Qué puede indicar el dolor abdominal?
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Acudir al médico por un dolor abdominal es algo muy frecuente. De hecho, "supone alrededor del 20% del total de consultas de Atención Primaria, Pediatría y Urgencias", nos cuenta la doctora María del Campo Giménez, Médica de Familia y portavoz del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

  • Lo habitual es achacar las molestias puntuales en la barriga a tener un estómago delicado y pensar que se trata de algo pasajero porque hay alimentos que “sientan mal”.
  • Pero si el dolor abdominal es muy recurrente, quizá se deba a otro tipo de dolencia. Piensa que en la cavidad abdominal se concentran la mayoría de órganos del cuerpo, por no hablar de que el dolor puede ser un síntoma reflejo, con origen en otras estructuras que nada tienen que ver con la digestión, como la espalda, el corazón o los pulmones.

Cómo y cuándo notas el dolor abdominal

Intentar describir el dolor que sientes es lo más importante para descubrir su posible origen y ponerle remedio cuanto antes.

  • ¿Es muy generalizado? Cuando el dolor afecta a buena parte del abdomen, lo más habitual es que se deba a una gastroenteritis, una indigestión o a la presencia de gases.
  • ¿Es constante? Cuando se nota cada minuto del día es más probable que afecte a los conocidos como órganos sólidos: hígado, riñones...

Es importante identificar si el dolor mejora o empeora con las comidas

  • ¿Viene y va? En cambio, si las molestias no son constantes, sino que aparecen y desaparecen, suelen estar asociadas a órganos que actúan como conductos (conocidos como vísceras huecas). Es el caso de los intestinos, los que conectan la vesícula biliar con el páncreas o los que hacen lo mismo con el riñón y la vejiga. De hecho, cuando un cálculo (una piedra) se desplaza por estos conductos, genera ese tipo de sensación.
  • ¿Molesta más cuando te mueves? En estos casos, es probable que alguno de los músculos que tenemos alrededor, o dentro, del abdomen estén implicados en el origen del malestar.
  • ¿Notas una especie de calambres? Un exceso de gases suele provocar esta incómoda sensación, además de la típica hinchazón abdominal.
  • ¿El dolor cambia durante o después de comer? Si es así, lo primero que se sospecha es que el órgano que está alterado interviene en la digestión. Por ejemplo, si lo notas en la boca del estómago y te duele menos después de comer, puede deberse a una úlcera.

La zona del abdomen en la que notas el dolor también da pistas

"El lugar en el que aparece el dolor es otro dato fundamental para valorar la causa que está detrás, porque permite identificar posibles estructuras afectadas", afirma la doctora del Campo. Y a esto hay que sumar la historia clínica que, lógicamente, también hay que tener en cuenta.

A grandes rasgos, podemos dividir el abdomen en tres áreas. La portavoz de la semFYC nos aclara a continuación el posible origen del dolor en función de la zona afectada.

Zona superior

Esta parte suele quejarse si el páncreas se inflama, se padece una neumonía, hay una úlcera o una cardiopatía.

  • Si lo notas en la derecha, además, hay que valorar un posible cólico biliar, una inflamación de la vesícula o una infección renal.
  • Cuando el dolor afecta al centro, otra posible explicación es que el esófago esté inflamado.
  • Si te molesta el lado izquierdo, hay que sospechar también de un problema en el bazo o el colon.

Zona central

Una obstrucción intestinal, una úlcera duodenal, una pancreatitis, una hernia estrangulada, una complicación de la diabetes (cetoacidosis) o un trombo son las principales opciones a valorar cuando el dolor afecta a la parte central del abdomen.

Zona inferior

Trastornos ginecológicos como la enfermedad inflamatoria pélvica, provocada por una infección, pueden estar detrás del dolor.

  • Cuando afecta a uno de los lados, son causas probables una torsión o un quiste en el ovario, una hernia inguinal estrangulada, una diverticulitis o un cálculo renal. Si se nota en la derecha, se evalúa una posible apendicitis.
  • Si duele en el centro, hay que añadir la endometriosis o una infección de orina como posibles orígenes.

Señales de alerta que no debes dejar pasar

Cuando el dolor es muy intenso, los pacientes suelen tener bastante claro que lo mejor es ir a Urgencias rápidamente. Pero hay otras señales que también hacen aconsejable acudir al médico cuanto antes. Hazlo si...

  • Las molestias acaban siendo continuas y no se calman con analgésicos. Hablamos de dolor abdominal crónico cuando dura más de 3 meses.
  • Se acompañan de fiebre que no baja, aunque se tome algún fármaco antipirético (por ejemplo, paracetamol).
  • Además de dolor, hay náuseas o vómitos constantes, o se observa la presencia de sangre en ellos.

Si además de dolor hay cambios en el ritmo intestinal y pierdes peso sin una causa aparente, consúltalo con tu médico

  • Notas mareo, palidez, sudor frío y cansancio. Dale importancia también si tu tensión ha pasado a ser baja.
  • Te falta el aire o sientes taquicardias o notas que respiras más rápido de lo habitual.
  • Si la barriga está muy dura, como la piel de un tambor.
  • Cuesta mucho ir al baño. Las micciones son escasas o te es imposible orinar. También debes ir al médico cuanto antes cuando aparece sangre en la orina o en las heces.

Qué hacer en casa para aliviarte

"Según la intensidad del dolor, está indicado tomar algún analgésico, ya que que su administración no va a alterar la evolución ni el diagnóstico, y va a permitir controlar los síntomas en caso de dolor abdominal leve", apunta la doctora María del Campo Giménez.

Además del tratamiento médico, existen medidas caseras que ayudan a reducir las molestias abdominales.

  • Aplicar calor cuando el dolor viene y va es una de ellas. Notarás que, gracias a él, la zona afectada se relaja.
  • Evitar el consumo de irritantes, como alcohol y tabaco, porque son tóxicos perjudiciales para tu salud, también puede contribuir a aliviarte, así como seguir una dieta blanda o de protección gástrica.