La citomegalovirosis es una infección por un virus bastante común, el citomegalovirus.
No suele provoca problemas importantes en personas sanas, más allá de malestar y cansancio. No obstante, en determinados grupos de personas puede afectar de una forma más grave.
Un virus muy frecuente
El citomegalovirus es un virus muy común en todo el mundo y en personas de todas las edades. Está emparentado con el virus del herpes, causante del herpes labial o la varicela.
- Se calcula que entre el 50% y el 85% de las personas mayores de 40 años ha pasado la infección.
Normalmente no causa síntomas, por lo que las personas infectadas por este virus no necesitan tratamiento médico. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en las personas inmunodeprimidas y los bebés, sí que puede resultar muy grave.
Una vez que el virus entra en nuestro cuerpo, se quedará ahí para siempre de forma latente y puede reactivarse en cualquier momento y provocar síntomas, en especial cuando tenemos las defensas bajas.
- Por el momento, no existen tratamientos para eliminar el virus, aunque sí se pueden paliar los síntomas que pueda provocar.
¿Cómo se transmite el citomegalovirus?
El citomegalovirus se transmite por contacto directo con los fluidos corporales de una persona que tenga la infección (sangre, saliva, orina, lágrimas, semen o leche materna).
- Generalmente el contagio se da cuando el virus está activo, a menudo cuando se ha contraído el virus por por primera vez.
Síntomas del citomegalovirus
Como hemos dicho, en la mayoría de personas la infección no provoca síntomas y, por lo tanto, muchos ni siquiera saben que tienen este virus.
En algunos casos puede provocar síntomas leves e inespecíficos, parecidos a los que causa la mononucleosis (o enfermedad del beso), como:
- Fiebre
- Dolor de garganta
- Fatiga
La gran mayoría de personas se recuperan completamente, aunque pueden estar algunos meses más débiles o cansados.
- En las personas con el sistema inmunológico debilitado, en especial aquellas que han sido sometidas a un trasplante de órganos, los síntomas pueden ser más graves y afectar a los ojos, los pulmones, el hígado, el esófago, el estómago y los intestinos.
Un análisis de sangre, saliva u orina servirá para diagnosticar la infección en las personas que presenten síntomas.
Citomegalovirus en embarazadas y bebés
Los bebés que se han infectado por este virus en el vientre de su madre (citomegalovirus congénito) pueden presentar síntomas más graves.
Se estima que la infección por citomegalovirus está presente en el 0,5% a 1% de los recién nacidos. De ellos, aproximadamente un 10% desarrollará síntomas.
- El problema de salud más frecuente en los recién nacidos con citomegalovirus congénito es la pérdida auditiva, que puede ocurrir meses o años después del nacimiento.
- También pueden presentar problemas en el desarrollo cognitivo, el hígado, el bazo y los pulmones, y presentar déficit de crecimiento.
Es importante que las mujeres embarazadas que noten síntomas como los que hemos descrito en el apartado anterior consulten a su médico.
Tratamiento de los síntomas del citomegalovirus
Generalmente las personas adultas sanas se recuperan sin necesidad de medicación.
En los bebés y personas con el sistema inmunológico debilitado, el tratamiento de los síntomas graves más común consiste generalmente en fármacos antivirales con el objetivo de reducir la carga vírica.
- Los más utilizados son el ganciclovir y el valganciclovir, y los pacientes tratados con ellos deben ser controlados de cerca debido a los posibles efectos adversos.
También se están investigando otros tratamientos para abordar la infección latente y evitar la reactivación del virus.
Recientemente, investigadores de la Universidad de Cambridge han descubierto que ciertos inhibidores epigenéticos (fármacos que a menudo se utilizan para tratar el cáncer) podrían ayudar a eliminar la infección latente en los pacientes inmunodeprimidos.
- Se trata en concreto de los inhibidores de bromodominio. En los ensayos preliminares, los investigadores observaron que estos inhibidores reactivaban el virus de tal forma que las células T de nuestro sistema inmunitario lo podían detectar y eliminar, reduciendo así la infección por citomegalovirus.