Estas son las señales de que tus defensas están bajas y te vas a resfriar más este invierno

¿Encadenas un resfriado tras otro, se te cae más pelo de lo normal o te sueles sentir cansada? Esta son algunas de las señales de que tu sistema inmunitario podría estar algo débil. Algunos sencillos hábitos pueden ayudarte a potenciar unas defensas más fuertes.

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Defensas bajas

Cuando el sistema inmuniario está debilitado nuestras células defensivas no nos protegen bien.

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Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Llega la época de frío y empiezan los estornudos, la mucosidad, el malestar general, la tos, la fiebre... Por ello, otoño e invierno son las estaciones en las que más nos acordamos de nuestro sistema inmunitario ya que sentimos que nos bajan las defensas y que somos más vulnerables a los virus de la gripe y los resfriados.

Cuando nuestro sistema de defensa está debilitado aumentan las probabilidades de ponernos enfermos. Por ello, mantener la salud es fundamental el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico. Las defensas desempeñan un papel esencial contra enfermedades y patógenos. Protegen al organismo de una amplia variedad de amenazas, como virus, bacterias, hongos, parásitos y células anómalas.

Y, por supuesto, entre estas amenazas están los resfriados que, aunque no son graves, ocasionas molestias indeseadas. ¿Sabes cómo puedes fortalecer las defensas para evitar la gripe y los catarros? Te lo contamos.

Síntomas de que tienes las defensas bajas

Cuando el sistema inmunitario está debilitado, nuestras células defensivas no nos protegen de la forma adecuada y lo podemos notar por las siguientes señales:

  • Numerosos resfriados y otras infecciones de forma repetida y que cuestan más de curar.
  • Cansancio sin motivo aparente.
  • Caída de cabello.
  • Infecciones recurrentes, como amigdalitis, o los virus del herpes que permanecen latentes en el organismo se activan cuando las defensas están bajas.
  • Las heridas tardan más en cicatrizar.
  • Mareos y náuseas.
  • Sangrados de nariz.
  • Diarrea.
  • Mayor estés e insomnio.

¿Se puede saber si las defensas están bajas?

El sistema inmunológico es complejo (está formado por células y moléculas diferentes) y no hay pruebas que verifiquen si está débil o no.

 

Los análisis no dicen que las defensas estén "bajas". Es común decir "debo tener las defensas bajas", pero en realidad no hay ningún dato que baje en tu organismo cuando tu sistema inmunológico no está al 100%.

Los glóbulos blancos están relacionados con el sistema inmunológico, pero que haya pocos no quiere decir que las defensas fallen. Al contrario, eso incluso puede indicar que están demasiado "activadas", como ocurre en algunas enfermedades de tipo autoinmune.

Una gripe tampoco se detecta con una analítica. La mayoría de las personas enfermas, si se hicieran un análisis de sangre, no presentarían ninguna alteración significativa. Y es que los glóbulos blancos son solo una parte del sistema inmunológico.

Cómo funcionan las defensas

Existen diferentes células inmunitarias y cada una de ellas tiene una función específica y crucial en la defensa.

  • Neutrófilos: Son los primeros en aparecer para eliminar microorganismos invasores.
  • Macrófagos: Se tragan literalmente los virus y bacterias patógenos.
  • Linfocitos B: Producen anticuerpos que inactivan a los invasores.
  • Linfocitos T: Participan en la producción de anticuerpos y ayudan a los macrófagos.
  • Linfocitos T citotóxicos: Eliminan células infectadas por virus.
  • Célula dendrítica: Reconoce a los invasores y sabe cómo eliminarlos.

Tu riesgo de contraer enfermedades o de que sea más rápidas curación depende de lo fuertes y activas que estén estas células.

Una parte de tu sistema inmunitario es innata, pero otra la vas adquiriendo con el tiempo: los linfocitos memorizan los microorganismos que van encontrando y, si vuelven, saben cómo bloquearlos rápidamente.

Esta memoria es la que explica que una vez se ha sufrido una enfermedad vírica, como la varicela, por ejemplo, o una determinada cepa de otro virus, nos volvamos inmunes, invulnerables a ese microorganismo.

Qué hacer para fortalecer el sistema inmunológico

Si estás buscando un remedio o un fármaco que aumente las defensas, debes saber que ese remedio o fármaco único no existe. Con lo que contamos es con alimentos y hábitos de vida que ayudan a equilibrar la inmunidad que ya tiene el propio cuerpo. Todo consiste en saber potenciarla y cuidarla.

Pero hoy, más que de defensas fuertes se habla de buena adaptación al medio: la capacidad de supervivencia y de mantenerse sano ante diversos tipos de enfermedad.

La fortaleza de tus defensas depende en un 75% de los hábitos de vida, según ha demostrado una reciente investigación del Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica de Cambridge en Estados Unidos.

Y unos buenos hábitos para mantener unas defensas activas y fuertes son:

  • Mantener una alimentación variada y equilibrada con una base de verduras, frutas, legumbres, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables.
  • Practicar actividad física regularmente.
  • Dormir bien. Un estudio sometió a grupos de individuos a una privación del sueño por tres días, analizando el efecto sobre las defensas. Los resultados fueron esclarecedores: se observó una disminución de los linfocitos A y T, así como una actividad intensa del sistema de defensa que resulta muy similar a la que se produce durante el ataque de un virus o bacteria.
  • Reír. La risa mejora sensiblemente la inmunidad y puede reducir las opciones de contraer ciertas enfermedades, como resfriados y gripes, y sobre todo de sufrir estrés. Estos son sus efectos: aumenta el ritmo cardiaco y la presión sanguínea y los músculos de todo el cuerpo se relajan. Después, la presión sanguínea desciende por debajo de los niveles iniciales y el cerebro libera endorfinas, los mismos reductores del estrés desencadenados por el ejercicio y que proporcionan una sensación de bienestar y euforia. Además, la risa eleva la inmunoglobulina A, un anticuerpo, es decir, otro agente inmunitario que se encuentra en la piel y las mucosas.
  • Controlar el estrés y pensar en positivo. La angustia y la depresión también "destruyen" las defensas. Son numerosas las investigaciones científicas que han demostrado que la tristeza o la angustia van acompañadas de efectos negativos sobre el sistema inmunitario. En cambio, el optimismo ayuda a que el sistema de defensas actúe de una forma más eficaz contra las posibles enfermedades. Estar animado no cura, pero colabora en positivo cuando el organismo necesita energía extra.