La edad es subjetiva. No es la edad que tienes sino la que sientes. Son frases populares, pero tienen más base científica de lo que suele pensarse. Y es que cada vez hay mayor evidencia de que las personas que se sienten más jóvenes que su edad cronológica tienen mejor salud.
Investigadores de la Universidad de Bar-Ilan en Israel han comprobado que las personas mayores que tienen un espíritu jovial se recuperan antes de problemas de salud tan diversos como una fractura o un ictus. Son los beneficios del optimismo, que nos empujan a cuidarnos. Y el poder de la mente que mueve montañas. Los resultados del estudio se ha publicado en la revista Gerontology.
Fracturas e ictus en edades avanzadas
Los investigadores siguieron a 194 pacientes adultos de 73 a 84 años que se sometían a rehabilitación por fracturas osteoporóticas o accidentes cerebrovasculares.
Las fracturas, principalmente por caídas, y los accidentes cerebrovasculares son problemas de salud muy frecuentes en edades avanzadas y pueden acarrear secuelas que limiten en gran medida la autonomía de la persona.
Las fracturas de cadera son una lesión frecuente a partir de los 60 años, sobre todo en mujeres a causa de la osteoporosis. Algunos estudios apuntan que este tipo de fractura duplica el riesgo de muerte en los siguientes 10 años. Las complicaciones cardiacas o pulmonares tras la cirugía aumentan el riesgo de muerte en el año siguiente a la fractura. En cuanto a las causas que aumentan el riesgo de muerte a largo plazo, la falta de actividad de estos pacientes o la inflamación crónica como secuela de la fractura podrían estar detrás.
Recuperarse de un ictus a edades avanzadas puede resultar más complicado, ya no solo por el envejecimiento orgánico sino por la rehabilitación que requiere.
Sentirse joven ayuda a la recuperación
Para comprobar si lo jóvenes que se sentían los participantes del estudio influía en su recuperación, se realizaron varias entrevistas a lo largo del proceso de rehabilitación.
- Se les preguntó sobre su edad subjetiva (lo jóvenes que se sentían), sentimientos y experiencias.
- Su independencia funcional fue evaluada por personal de enfermería que calificó su nivel de funcionamiento al ingreso y al alta mediante una prueba específica.
Los pacientes que se sentían más jóvenes (tenían una edad subjetiva más joven) al ingreso hospitalario mostraron una mejor independencia funcional al alta aproximadamente un mes después, es decir, se habían recuperado mucho mejor y más rápido.
El efecto beneficioso de sentirse más joven se encontró tanto para pacientes que se rehabilitaron de fracturas osteoporóticas (principalmente por caídas) como para aquellos que se recuperaron de un ictus.
Los investigadores también observaron que aquellos que se sentían más jóvenes se rehabilitaban mejor porque eran más optimistas sobre sus posibilidades de recuperar sus capacidades funcionales. Se creían capaces de conseguirlo y sin duda eso les ayudó.
"Nuestro estudio respalda la idea de que una identidad de edad más joven es una construcción psicológica importante que contribuye a una rehabilitación más exitosa", señala el profesor Amit Shrira, coautor del estudio.
El poder del optimismo
"Generalmente, la edad cronológica de la persona y las enfermedades crónicas que sufre son datos que utilizan los médicos para hacer un pronóstico y prever como se recuperará una persona, mientras que la edad subjetiva es desconocida para la mayoría de los médicos", apunta Shrira.
Sin embargo, en este estudio la edad subjetiva (los años que sientes que tienes, no los que son en realidad) fue un predictor más fuerte de una buena rehabilitación que incluso la edad real de los pacientes y otras patologías en el momento del ingreso.
¿Por qué? Los autores del estudio apuntan que las personas que se sienten más jóvenes son más optimistas. Y está demostrado que el optimismo ayuda a recuperarse de una enfermedad:
- Los optimistas tienen hábitos de vida más saludables: cuidan su alimentación, hacen ejercicio, procuran dormir bien... Se esfuerzan en llevar una vida sana.
- Confían en su recuperación y se implican en ella haciendo lo que les aconseja el médico. Estas personas cumplen mejor con el tratamiento o la rehabilitación.
- El optimismo mejora las defensas. Las personas optimistas son menos negativas y sufren menos ansiedad y estrés, que debilita las defensas.
Dos conclusiones y posibles aplicaciones de este estudio: habría que tener en cuenta la edad subjetiva de una persona para valorar su capacidad de recuperación, y habría que diseñar programas para que la persona tuviera una edad subjetiva más joven porque le ayudaría a recuperarse.