El titular no es ninguna exageración. Investigadores de la Universidad de Colorado han llegado a esta conclusión tras el análisis estadístico de casi 18.000 personas: la obesidad puede aumentar el riesgo de muerte hasta un 91% en algunas personas, mucho más de lo que se creía hasta ahora. Por el contrario, según el mismo estudio tener un peso ligeramente inferior al normal se relaciona con menos riesgo de mortalidad del que se pensaba.
Los investigadores concluyen que solo en Estados Unidos, una de cada seis muertes está relacionada con la obesidad.
la paradoja de la obesidad
Muchos estudios han confirmado que las enfermedades cardíacas, la presión arterial alta y la diabetes aumentan el riesgo de mortalidad, pero pocos han demostrado que las personas con IMC alto también tienen tasas de mortalidad más altas, apuntan los investigadores.
De hecho, hasta ahora la mayoría de estudios no asociaban la obesidad con el riesgo de muerte. Las investigaciones sugerían que el riesgo de mortalidad de la obesidad tenía forma de U: las personas con sobrepeso (IMC 25-30) tienen sorprendentemente un riesgo de mortalidad más bajo que las delgadas. Los que están en la categoría de obesos (IMC 30–35) tienen poco o ningún riesgo mayor que los de la categoría llamada saludable (IMC 18,5–25). Y solo el bajo peso (menos de 18,5) y el extremadamente obeso (35 y más) tienen un mayor riesgo de muerte. Es lo que se conoce como la paradoja de la obesidad.
"La sabiduría popular cree que un IMC elevado generalmente no aumenta el riesgo de mortalidad hasta que llega a niveles muy altos, y que en realidad hay algunos beneficios por tener sobrepeso", señala Ryan Masters, autor del estudio.
El índice de masa corporal (IMC) no es fiable
El IMC se utiliza como medida de salud pero se basa únicamente en el peso y la altura de una persona y no tiene en cuenta las diferencias en la composición corporal ni el tiempo que una persona ha tenido sobrepeso, alerta Masters.
El experto pone el ejemplo de Tom Cruise: con su peso y su altura tiene un IMC de 31,5; que lo sitúa en la categoría de obeso, aunque obviamente no es así. Simplemente es muy musculoso, por eso pesa más.
Otro problema del IMC es que se trata de una foto fija en un momento concreto, no tiene en cuenta si esa persona fue obesa o delgada tiempo atrás. Al analizar los datos de casi 18.000, el equipo de Masters descubrió que un 20% incluido en la categoría de peso saludable había tenido sobrepeso u obesidad en la década anterior y ese 20% tenía peor salud que los que hab��an mantenido su peso siempre estable.
De hecho, "toda una vida con exceso de peso puede conducir a enfermedades que, paradójicamente, conducen a una rápida pérdida de peso". Una de ellas es el cáncer.
Por otro lado, el hecho de que persona con un IMC de sobrepeso tenga menos riesgo de mortalidad que una delgada puede ser porque haya engordado hace poco. Pero a medio y largo plazo la salud se resentirá.
El riesgo de mortalidad aumenta con la obesidad
El equipo de Masters ha observado todas estas contradicciones y sesgos respecto al IMC y ha llegado a la conclusión de que "las consecuencias para la salud y la mortalidad de un IMC alto no son como un interruptor de luz" que se enciende y se apaga cuando engordas o adelgazas, sino que dependen de la duración.
Así, si se analiza el IMC que ha tenido una persona a lo largo de toda su vida (por ejemplo, casi siempre ha sido delgada o casi siempre ha sido obesa) se confirma que cuanto mayor es el IMC más elevado es el riesgo de mortalidad.
Obviamente, eso no quiere decir que si se pierde peso en cualquier momento de la vida mejoraremos indicadores de salud que aumentarán nuestra esperanza de vida.