A veces, sin darnos cuenta, respiramos de forma acelerada y entrecortada. Pero eso no es bueno ni para los pulmones, ni para nuestra salud, ni para el estado anímico.
La relación entre cómo respiramos y nuestros niveles de ansiedad es clara. Y en ello parecen influir ciertos mecanismos cerebrales.
- La corteza prefrontal, que es la parte del cerebro responsable del pensamiento racional, se desconecta parcialmente en los momentos de estrés. Por eso no podemos pensar con claridad.
- La solución está en respirar lento. Al hacerlo, se activa el nervio vago que llega al cerebro (al encéfalo) y rebaja la excitación nerviosa.
Estos sencillísimos ejercicios te ayudarán a respirar bien y a tener más calma y bienestar.