Cigarrillos electrónicos: los riesgos de vapear para la salud

Los cigarrillos electrónicos no son una alternativa más sana que el tabaco ni ayudan a dejar de fumar. De hecho, países como Francia quieren prohibirlos. Al vapear se inhalan sustancias nocivas que dañan los pulmones, la salud bucal y aumenta el riesgo de infarto.

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Vapear cigarrillo electronico
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El vapeo es cada vez más habitual y se estima que la mitad de los jóvenes entre 13 y 18 años lo han probado.

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2018 prácticamente la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años había utilizado en alguna ocasión cigarrillos electrónicos (48,4%), una cifra que va en aumento. "Estamos poniendo el punto de mira en el cigarrillo habitual cuando deberíamos centrarnos en el cigarrillo electrónico, la nueva epidemia del siglo XXI", explica el Dr. Allan Sam, neumólogo de MD Anderson Cancer Center Madrid.

"Los cigarrillos electrónicos contienen una mezcla de nicotina, glicerina, y otras sustancias químicas. La diferencia con el tabaco es que, en lugar de producir alquitrán, producen una especie de aerosol o vapor que contiene partículas contaminantes como por ejemplo el níquel", explica Dr. Manuel Callejas, neumólogo del Centro Médico Sanitas Conde Duque de Madrid.

Su mecanismo consiste en calentar el líquido que contienen y convertirlo en vapor que la persona aspira como si fuese el humo del cigarrillo. Se han visto tradicionalmente como una alternativa menos nociva al tabaco, pero cada vez son más los estudios y las sociedades médicas que denuncian los peligros del vapeo.

“Los cigarrillos electrónicos, el narguile o el IQOS no son inocuos, asegura el doctor Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. Según la SEPAR, estos productos son adictivos, no son seguros, no sirven como alternativa para dejar de fumar y contienen sustancias tóxicas que entrañan grandes riesgos para la salud y no solo para los pulmones, también para el corazón o la salud bucodental.

Un ejemplo de su efecto dañino es la medida con la que Francia busca prohibir los cigarrillos electrónicos desechables como parte de su plan nacional de lucha contra el tabaquismo

Qué lleva un cigarrillo electrónico

No hay una legislación exacta sobre los ingredientes que debe contener un cigarrillo electrónico. Entre las sustancias habituales, además de agua, se encuentran productos químicos como propenglicol y glicerol vegetal, además de nicotina. Pero también puede contener glicerina y metales pesados.

  • El propenglicol se ha utilizado en medicamentos y productos de cosmética. Evita la sequedad de las mucosas. Las dudas recaen en que no se sabe si qué reacción provoca cuando se suministra a altas temperaturas. El vapor del cigarro se pone a 60 grados.
  • El glicerol. El agua sin más no vaporiza a esas temperaturas. Por eso se usa glicerol. El glicerol es la sustancia que ponen en las discotecas y conciertos para crear humo artificial. No se han constatado todavía problemas por su uso continuo.
  • La nicotina es el único producto en el que se especifican las cantidades, puesto que a mayor dosis más caro es.
  • La glicerina, “que al ser inhalada puede ser causante de neumonías".
  • Los carbonillos, sustancia que se producen cuando se calienta, y “que en las dosis en la que se encuentran en el vapor de estos cigarrillos pueden producir cáncer aclara el neumólogo.
  • Cromo, níquel y de plomo, que son metales pesados y que en las dosis en que se encuentran en el cigarrillo también son capaces de producir cáncer.

Vapear daña los dientes y las encías como el tabaco

La boca es la vía de entrada de las sustancias que contienen los cigarrillos electrónicos, por eso la salud bucodental es una de las más afectadas. Según los expertos de Sanitas, estos son los principales problemas que vapear puede provocar en dientes y encías.

  • Riesgo de caries ya que disminuye la saliva en la boca que realiza un efecto limpieza.
  • Más riesgo de gingivitis (inflamación de las encías) o enfermedad periodontal.
  • Aumento de la placa bacteriana, lo que favorece las infecciones.
  • Más lesiones y úlceras orales debido a la irritación de la mucosa bucal.
  • Halitosis (mal aliento) y mala cicatrización oral.

Vapear aumenta el riesgo de infarto

Un informe de la World Heart Federation (WHF) revela que el cigarrillo electrónico puede llegar a duplicar el riesgo de infarto.

El trabajo, titulado "Cigarrillos electrónicos: una nueva amenaza para la salud cardiovascular", repasa cómo afecta el vapeo al corazón e invita a la reflexión.

Y es que los cigarrillos electrónicos pueden favorecer las arritmias y la hipertensión, los problemas vasculares e incluso los coágulos sanguíneos.

Los autores del informe piden una regulación más estricta de estos dispositivos, así como una mayor supervisión de las estrategias de márketing y ventas. Una petición a la que se suma la Fundación Española del Corazón.

¿El objetivo? Poner freno a esta nueva forma de consumo de tabaco, cada vez más habitual entre los jóvenes. Los cigarrillos electrónicos, como los convencionales, contienen nicotina, una sustancia tóxica y altamente adictiva, por lo que "no deberían promocionarse como productos seguros o de daño reducido", señala de FEC.

Así afecta el cigarrillo electrónico al corazón

Existe evidencia científica de peso para asegurar que los cigarrillos electrónicos perjudican seriamente el corazón.

Como explica la Dra. Regina Dalmau, del Grupo de Expertos en Tabaco de la WHF y portavoz de la FEC: "Los líquidos y los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias tóxicas y existe evidencia creciente de que pueden causar daño cardiovascular".

De hecho, la WHF asegura en su informe que los consumidores de cigarrillos electrónicos tienen casi el doble de probabilidades de sufrir un infarto que los no fumadores. Y sin llegar al extremo del infarto, el vapeo también:

  • Aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial. Recordemos que la hipertensión es la primera causa de muerte cardiovascular en el mundo.
  • Provoca latidos irregulares. Las arritmias no tratadas, como la taquicardia o la fibrilación auricular pueden tener consecuencias graves, como un paro cardíaco o derrames cerebrales.
  • Origina problemas vasculares. La enfermedad vascular afecta a arterias y/o venas (arteriosclerosis), lo que aumenta el riesgo de rotura y, en consecuencia, de infarto o ictus.
  • Se sospecha que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos. Los trombos pueden bloquear el flujo sanguíneo o provocar la rotura de un vaso.

Otro estudio de la Universidad Charles R. Drew, en California revela que los cigarrillos electrónicos pueden favorecer la grasa extra en el hígado, perjudicial para la salud.

vapear no ayuda a dejar de fumar

La comunidad médica asegura que no son un método que ayude a dejar de fumar. “Muchos fumadores que utilizan el cigarrillo electrónico o vapeador para dejar de fumar, acaban utilizando los dos. Hasta un 30% de los que lo utilizan para dejar de fumar se acaban convirtiendo en fumadores duales”, dice el doctor.

La nicotina es una sustancia tóxica y altamente adictiva que se encuentra no solo en los cigarrillos convencionales sino también en los electrónicos.

“Ahora hay tres medicaciones que han demostrado ser eficaces y seguras para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. La terapia sustitutiva con nicotina, la vareniclina y el bupropión”, recuerda el doctor.

Un profesional sanitario, ya sea un médico o un farmacéutico es quien debe prescribir el tratamiento más adecuado para cada persona. Con apoyo psicológico y el tratamiento se puede conseguir dejar el tabaco.

Los cigarrillos electrónicos pueden aumentar la adicción

Según la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundaria en España, el consumo del tabaco no baja entre los jóvenes.

Además, la opción del cigarrillo electrónico se confirma como una puerta en apariencia inocua de entrada: el 20,1% de los estudiantes de 14 a 18 años ya ha probado el cigarrillo electrónico, con o sin nicotina.

Otro estudio norteamericano, este de la Universidad de Michigan, también da motivos para estar atentos cuando los jóvenes adquieren el hábito de fumar cigarrillos electrónicos.

El estudio concluye que los estudiantes de instituto que fuman vapor tienen hasta cuatro veces más probabilidades de que luego acaben siendo fumadores de tabaco al año siguiente.

El motivo sería que el hábito de fumar el vapor les acostumbra y disminuye la percepción de riesgo del humo del tabaco.

La cachimba es peor aún que el cigarrillo electrónico

El vapear se ha convertido en una de las costumbres más habituales entre los jóvenes en sus salidas de ocio y numerosos bares los ofrecen.

Los vapeadores, cachimbas o narguiles son pequeños calefactores que emiten vapor de agua que se inspira con unos tubos acabados en cigarrillos. Se le añaden sabores a gusto de los jóvenes. Y también tienen nicotina si lo pide el usuario.

Este sistema es más perjudicial, según el doctor Jiménez, porque hay las mismas sustancias tóxicas y, además, incita a fumar. Una sesión típica fumando pipa de agua equivale a inhalar 200 veces el humo de un cigarrillo, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.

Por contra, no se ha podido establecer que los adolescentes que habían empezado a fumar, dejaran de hacerlo al utilizar los vapeadores.

Los IQOS tampoco son sanos

El último sistema es salir al mercado ha sido los cigarrillos IQOS (siglas en inglés de "I Quit Ordinary Smoking" o dejo el tabaco normal). Estos cigarrillos también contienen sustancias tóxicas y es tan adictivo como el tabaco.

Contiene tanta nicotina como el tabaco normal. “La nicotina no es en sí perjudicial, pero es adictiva y por tanto te impide dejarla”, añade el doctor Jiménez.

A diferencia del tabaco, que se quema y provoca mayores productos tóxicos, en los IQOS solo se calienta el producto que contiene, por lo que se liberan menos sustancias, pero las que hay siguen siendo tóxicas para el organismo.

Pero la realidad es que este tipo de productos se ha popularizado tanto entre los jóvenes que el informe de la WHF pide campañas más agresivas enfocadas a este público.

En concreto, el documento pide a los gobiernos una serie de actuaciones específicas con respecto al cigarrillo electrónico:

  • Prohibir su venta y distribución a menores.
  • Prohibir el uso de sustancias aromatizantes, especialmente aquellas que atraen a los menores.
  • Llevar a cabo más estudios sobre sus efectos a largo plazo en materia de salud cardiovascular.
  • Aplicarles impuestos especiales.
  • Prohibir su comercialización, publicidad y afirmaciones engañosas.
  • Y prohibir su uso en aquellos lugares donde no se puede fumar.