Hasta los años ochenta, los niños que nacían sordos, quedaban sordos para siempre y con pocas posibilidades de expresarse de manera inteligible con la voz.
Tampoco había esperanza para los adultos que por un accidente o una enfermedad sufrían daños irreparables en la parte del oído interno que transforma el sonido en señales para el cerebro y que se conoce como la cóclea.
Todo esto cambió con la creación de unos implantes, los implantes cocleares, que han permitido ese pequeño milagro de que los sordos puedan oír.
¿QUÉ SON LOS IMPLANTES COCLEARES?
Se trata de un oído interno artificial. Se compone de dos partes.
- La primera, es un pequeño receptor de sonidos, como podría ser un audífono. Sin embargo, en lugar de amplificar lo que oyes, transforma los sonidos en impulsos eléctricos.
Una parte es un receptor y la otra está conectada directamente con el oído interno
- La otra parte es interna: dos decenas de electrodos que están conectados directamente en el oído interno para que, a través del nervio auditivo, envíe esos impulsos al cerebro.
Requiere una operación, con anestesia general, para poder hacer esa conexión. Pero después el paciente recupera audición o, en el caso de bebés, puede por primera vez oír el mundo que les rodea.
¿A QUIÉN ESTÁ DESTINADO?
Ante un problema de audición, hay tres soluciones.
- Si es leve, existen estimulantes auditivos.
- Si es severa, está el audífono.
- Y si total o casi total, se recurre al implante coclear.
“Este implante, lógicamente, se aplica en casos en los que el problema esté en la cóclea, que son entre el 80 y 90% de los casos -explica el doctor Luis Cassaletta, presidente de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología-. Si el problema es el nervio auditivo, la capacidad de oír es irrecuperable.”
Pese a que buena parte de los pacientes son niños, cada vez más se está aplicando también en adultos, y cada vez más mayores.
- De las más de 12.500 personas con implantes en nuestro país, un 60% son adultos.“Quien toma la decisión final de si hay que operar es el otorrino y la edad no es un factor determinante; ahora cada vez más se opera a gente de setenta incluso de ochenta años”, explica el doctor.
¿PARA UN OÍDO O LOS DOS?
Los implantes cocleares y la operación para implantarlos no son baratos. Supera los 20.000 euros. Sin embargo, el dinero no es el problema, puesto que afortunadamente la Seguridad Social costea casi todos los casos en España.
El médico establece si la falta de audición es suficientemente severa para requerir este implante. En los casos en los que el problema afecta a los dos oídos no hay duda.
Si se oye de un oído el otorrino decide si se ha de operar el otro
Si se trata solamente de uno y se oye bien del otro, no se considera tan necesario y dependerá de cada caso y de las políticas de cada Comunidad Autónoma aprobar o no la operación.
¿SE RECUPERA TODA LA AUDICIÓN?
La escucha no es equiparable al que podría tener un oído sano. Pero cada vez se capta mejor y con más nitidez los sonidos.
“Uno de los principales avances estos años ha sido a nivel tecnológico en la mejora de los equipos de recepción de la señal y en el tamaño de los receptores”, señala el doctor Cassaletta.
La recuperación de la capacidad de oír y de poder hablar además es un proceso complejo que suele implicar a un equipo multidisciplinar, con psicólogos, logopedas, neurólogos, etc.
Nuevos avances ofrecen implantes más diminutos y mejor recepción
- Si la persona es adulta y tiene recuerdos de los sonidos, el proceso puede ser más sencillo porque le costará menos acostumbrarse a ese nuevo mundo de vibraciones que le ofrece el implante. Con los niños se sigue otros procesos de aprendizaje.
- Sin embargo, el hecho de que bebés con malformaciones genéticas que hace unas décadas habrían sido sordomudos de por vida, puedan hoy desenvolverse con bastante normalidad demuestra hasta qué punto la biotecnología ha avanzado.
¿ES UNA SOLUCIÓN PERMANENTE?
“El paciente lleva un aparato electrónico y como todos los aparatos electrónicos requiere revisiones”, recuerda el otorrino.
Una vez operado ya tiene la conexión hecha con el implante para toda la vida. Lo que habrá que cambiar las pilas y comprobar su buen funcionamiento y, en un momento dado, sustituirlo por otro modelo, que seguro será cada vez mejor.
��Un niño al que se le haga ahora el implante, se lo tendrá que cambiar dos o tres veces a lo largo de su vida”, añade.