La enfermedad de alzhéimer es la primera causa de demencia en el mundo y no tiene cura, pero la detección precoz es clave para frenar su avance.
Hasta que aparecen las señales más evidentes de la enfermedad, hay una etapa previa en la que se produce un deterioro cognitivo leve que puede confundirse con el que provoca de forma natural el envejecimiento.
¿Cómo saber si ese deterioro cognitivo leve progresará hacia el alzhéimer? Un equipo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha desarrollado una técnica basada en la inteligencia artificial que, mediante resonancias magnéticas del cerebro, permite saber si esos olvidos son las primeras señales de un alzhéimer que aparecerá en unos años. El método supera en eficacia a otros que se utilizan en la actualidad. Los resultados han sido publicados en la revista IEEE Journal of Biomedical and Health Informatics.
Cambios en el cerebro
El alzhéimer afecta a más de 50 millones de personas en el mundo y la previsión es que siga aumentando en paralelo a la mayor esperanza de vida.
Años antes de que aparezca el alzhéimer, el cerebro experimenta cambios de forma progresiva (acumulación de proteína amiloide y tau, y disminución del volumen cerebral) que pueden durar entre 10 y 15 años. Generalmente estos cambios se producen sin provocar síntomas durante mucho tiempo, aunque el inicio de la enfermedad suele ir precedido de lo que se conoce como deterioro cognitivo leve, que es muy inferior al del alzhéimer pero superior al esperable para la edad.
"Estos pacientes pueden progresar y empeorar, o mantenerse en el mismo estado durante tiempo. Por tanto, es importante distinguir entre el deterioro cognitivo progresivo y el estable para prevenir la progresión rápida de la enfermedad", señala Mona Ashtari-Majlan, investigadora de la UOC del grupo AI for Human Wellbeing (AIWELL) y primera autora del estudio.
Identificar correctamente a estas personas podría servir para detectar de forma temprana la enfermedad y también para mejorar los ensayos clínicos en los que se prueban tratamientos y buscan dirigirse a las fases iniciales del alzhéimer.
Los hábitos influyen en el alzhéimer
El alzhéimer no tiene cura a día de hoy, pero la detección temprana puede ayudar a frenar la progresión de la enfermedad con las intervenciones adecuadas.
Esta es una enfermedad multifactorial en la que influyen los hábitos de vida. Un estudio reciente sugiere que la causa del alzhéimer (que a día de hoy no se conoce del todo) es la acumulación de grasas en el cerebro porque la barrera que lo protege (la barrera hematoencefálica) se daña y deja que se cuelen lípidos dañinos como el colesterol.
Por tanto, es clave mantener una barrera hematoencefálica saludable, y para ello debemos llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, no fumar, evitar el alcohol y, por supuesto, evitar golpes en la cabeza.
Incluso en aquellas personas con riesgo genético de alzhéimer, es posible retrasar la irrupción de la enfermedad con hábitos saludables para el cerebro que deben incluir también la estimulación de las conexiones neuronales. Mantener el cerebro activo aprendiendo cosas nuevas o fomentar las relaciones sociales favorece la comunicación neuronal.
¿Son olvidos o alzhéimer?
Como decíamos, la enfermedad suele ir precedida de un deterioro cognitivo leve que puede confundirse con el que provoca el envejecimiento, aunque hay matices que ayudan a distinguirlo. Así lo explicaba a Saber Vivir la Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga de la Fundación Pasqual al Maragall:
Cuándo puede ser alzhéimer
- Más olvidos. Podría tratarse de alzhéimer si hemos notado que desde hace unos meses o un año se olvida más de las cosas (no recuerda dónde dejó las llaves, detalles de lo que ha hecho durante el día, o se olvida también de las citas del día siguiente). Y aún deberíamos sospechar más si siempre ha sido una persona muy metódica que, por ejemplo, nunca se ha olvidado de felicitarnos el cumpleaños y de pronto un año se le pasa. De todas maneras, la memoria es muy frágil, por tanto eso olvidos sospechosos no pueden justificarse por cualquier otra circunstacia: ansiedad, estrés, falta de sueño, toma de ciertos fármacos...
- Cambios en el carácter. Si era una persona reservada y desde hace un tiempo es exagaradamente desinhibida y hace unos bromas que antes nunca había hecho podría ser un síntoma de la enfermedad. Quedarse bloqueado en situaciones que antes no le ocurría también.
- A veces se desorienta. No reconoce bien el lugar donde está, no recuerda cómo llegar a las tiendas que siempre ha ido, conduciendo ves que elige el camino largo...
- Pierde capacidad de organización. Percibes que le cuesta organizar cosas que antes hacía con facilidad como una comida familiar o un viaje. Le cuesta controlar la economía personal, se confunde con el dinero, si era quien organizaba la casa empieza a dejar de hacerlo o a confundir los lugares donde guardar las cosas...
Cuándo se debe simplemente al envejecimiento
- Los cambios de memoria que percibimos en la persona son más sutiles y, sobre todo, más lentos en el tiempo, nunca son tan evidentes y rápidos como en el alzhéimer que puede provocar una pérdida importante de memoria en solo unos meses.
- La persona es plenamente consciente de lo que le sucede, de que ahora tiene menos memoria que cuando era joven. Es cierto que en fases muy incipientes del alzhéimer los enfermos suele ser conscientes de la situación, pero se tiende a disimular o a justificar porque para la persona se trata de una situación emocionalmente muy difícil: experimenta cambios o fallos sin motivo y no sabe explicar por qué, y esto suele ocurrir cuando todavía no hay diagnóstico.
- Sabe buscar alternativas y compensar estos déficit de memoria y eso no le impide ser autónoma. Si se le olvidan las cosas busca recursos para que no suceda: coloca un calendario a la vista para no olvidarse de las citas, usa agendas… En definitiva, sabe buscar estrategias compensatorias. Una persona con alzhéimer necesita ayuda para buscar estrategias compensatorias, por ejemplo se olvida de apuntarlo en el calendario.
Inteligencia artificial para diagnosticar el alzhéimer
Los cambios anteriores pueden ayudarnos a sospechar si la persona sufrirá alzhéimer, pero debe ser siempre el médico quien determine el diagnóstico.
Para salir de dudas, herramientas como la desarrollada por la UOC pueden resultar de gran ayuda. Los investigadores utilizaron una técnica de inteligencia artificial y de aprendizaje profundo muy útil para el reconocimiento y la clasificación de imágenes.
"Primero comparamos resonancias magnéticas de pacientes con la enfermedad de Alzheimer y de personas sanas para encontrar distintos puntos de referencia", explica Ashtari-Majlan. Tras entrenar el sistema, lo ajustaron con imágenes de resonancia de personas que ya habían sido diagnosticadas con deterioro cognitivo estable o progresivo y en las que las diferencias son mucho menores. En total, se utilizaron cerca de 700 imágenes procedentes de bases de datos públicas.
Según Ashtari-Majlan, esta técnica permite detectar los cambios sutiles que se dan en el cerebro y que pueden derivar en un alzhéimer o corresponder simplemente a un deterioro cognitivo estable.
De hecho, el nuevo método permite distinguir y clasificar las dos formas de deterioro cognitivo leve (la de la antesala del alzhéimer y la provocada por el envejecimiento) con una precisión cercana al 85%.