Marc Gauthier, un arquitecto de 63 años con una discapacidad del 95% debido al párkinson, ha vuelto a caminar después de 25 años gracias a una neuroprótesis implantada en la médula espinal. El hombre lleva dos años con el dispositivo implantado y ya es capaz de andar 6 kilómetros. Un auténtico milagro de la ciencia y la tecnología obrado por investigadores del Hospital Universitario de Lausana. Milagro que ha sido el resultado de años de estudio para dar una solución a personas que no pueden caminar por diversas causas.
Neuroestimulación espinal
No es la primera vez que el mismo equipo de investigadores liderados por el neurocientífico Grégoire Courtin, de la Escuela Politécnica Central de la Lausana, consigue que en paciente camine gracias a la colocación de neuroprótesis. Varios pacientes paralíticos por accidentes de tráfico volvieron a caminar hace un año gracias a la implantación de electrodos en la médula espinal.
Este centro suizo es pionero en el mundo en la técnica de neuroestimulación espinal o estimulación eléctrica de la médula espinal y han conseguido perfeccionarla en los últimos años. En realidad, lo que hacen los electrodos es emitir impulsos eléctricos que imitan las señales que transporta la médula espinal para conectar el cerebro con las extremidades inferiores. A su vez, los electrodos van conectados a un software de ordenador con un sistema de inteligencia artificial que reproduce los impulsos necesarios para la recuperación de la marcha.
párkinson avanzado
Marc Gauthier llevaba 25 años sin caminar debido al párkinson. Esta enfermedad genera una pérdida progresiva del movimiento porque se pierden neuronas dopaminérgicas, células del cerebro que producen un neurotransmisor llamado dopamina.
El párkinson afecta a más de 10 millones de personas en todo el mundo. Los síntomas más comunes son el temblor en una mano, lentitud de movimientos, rigidez muscular e inestabilidad al caminar. También provoca cambios de comportamiento, depresión, pérdida de memoria y fatiga y otros síntomas menos conocidos como los problemas de sueño o de voz. La incidencia y prevalencia de la enfermedad es entre 1,5 y 2 veces mayor en hombres que en mujeres.
Cuando la enfermedad está avanzada provoca serios problemas para caminar en el 90% de los enfermos. En estos casos, los tratamientos existentes a base de dopamina o la estimulación cerebral no suelen funcionar. "Apenas podía andar sin caerme con frecuencia. En determinadas situaciones como al subir al ascensor me caía al suelo", asegura en el comunicado de prensa Marc Gauthier. "Me ha cambiado la vida porque ahora soy independiente. Puedo salir de casa, hacer recados. Incluso voy a pie", confiesa.
La neuroprótesis que le han colocado a Gauthier estimula su médula espinal mediante impulsos eléctricos para activar los músculos de sus piernas. "El objetivo es armonizar la marcha y corregir los trastornos locomotores", explica Grégoire Courtine.
Gauthier conecta la neuroprótesis unas 8 horas al día y la desconecta cuando está sentado o cuando duerme. "Conecto la estimulación por la mañana y la desconecto por la noche. Me ayuda a andar mejor, me estabiliza e incluso las escaleras ya no me asustan. Todos los domingos voy al lago y camino unos 6 kilómetros", concluye Marc Gauthier.