La postura corporal influye en la atención, en el estado de ánimo y también en la memoria.
La ciencia que estudia el cerebro poco a poco se ha ido abriendo a la realidad de que el cerebro interactúa con todo el resto del cuerpo. Los otros órganos le influyen y afectan a nuestro pensamiento.
“Estamos viviendo una revolución. Hace doce años los médicos se reían. Hoy está demostrado que el intestino influye en todos los procesos del cerebro; el corazón también”, explica la doctora Nazareth Castellanos, una de las grandes expertas en España en neurociencia.
El cuerpo se activa antes que el cerebro
Se están abriendo muchas puertas. Ya no se habla solo de cerebro, sino de un todo con el cuerpo. Y en esta investigación ha empezado a cobrar importancia la postura corporal. Cómo interacciona el cerebro con la postura corporal.
“Es algo que yo había experimentado en mí misma. Un día me siento bien y otro mal; acorde con eso, mi cuerpo se va encogiendo, me pongo de una manera u otra”, ha explicado la doctora Castellanos. “La ciencia hoy lo confirma: la postura corporal influye en nuestra cognición.”
La postura corporal influye en la atención, en el estado de ánimo y también en la memoria.
Los practicantes de chi kung o yoga y otras técnicas orientales daban fe de ello, pero no había datos científicos. Hasta que un grupo de investigadores en Iowa (Estados Unidos) comprobaron cómo reaccionaba el cuerpo de unos jugadores de cartas. Descubrieron que el cuerpo ya es consciente de jugadas ganadoras antes de que seamos plenamente conscientes de ello.
El líder de esta investigación, el doctor Antonio Damasio concluyó: “Nuestro cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta”.
Cómo le habla el cuerpo al cerebro
El cuerpo habla de una manera diferente. “Nos habla la mayoría de veces susurrándonos, por eso el cerebro no está acostumbrado a oírlo. Pero el cerebro no miente. Sus movimientos se realizan de forma inconsciente. Y a diferencia del lenguaje verbal, el cuerpo carece de intencionalidad e ironía”, explica la doctora Castellanos.
Si vemos una persona alicaída, encorvada, por mucho que nos diga que está bien, no la acabamos de creer. A nuestro cerebro le choca esa información y lo pone en duda.
El psicólogo William James ya decía: “No lloro porque estoy triste, estoy triste porque lloro”. Daba entender que la tristeza es una construcción que nos hacemos.
Se ha comprobado que cuando la gente sonríe, su cerebro reacciona más positivamente. Por eso los científicos aseguran: “cuando tú sonríes el mundo te sonríe”. Otro estudio comprobó que si fruncimos el ceño activamos la amígdala de modo negativo.
Cómo influye la postura en la memoria
En 2014 se hizo un experimento para mostrar cómo influye la posición en la memoria.
- Se puso a unos voluntarios a los que se les ponía palabras positivas y negativas en un ordenador.
- A los que se les puso el ordenador muy bajo, y tenían que curvar la espalda para leer, recordaban más palabras negativas que positivas.
- Cuando el ordenador estaba alto y ellos erguidos recordaban más palabras positivas que negativas.
¿Qué significa? La postura corporal es capaz de afectar a la memoria. Las personas del experimento no están inclinadas por estar tristes, sino para poder leer bien.
Por tanto, no hay una emoción afectando. El experimento es interesante porque es neutro. La conclusión es que nuestro cerebro reacciona ante nuestra postura.
Qué postura ayuda a memorizar mejor
“Si estás recta se activa más el hipocampo, recuerdas más palabras”, asegura la doctora Castellanos. Por tanto, es importante mantener una postura erguida, más allá de que así no nos dolerá la espalda.
Ser conscientes de nuestra postura y mantenernos erguidos nos ayudará a ser más positivos y memorizar mejor
¿Seguimos el consejo? Al contrario, los neurocientíficos lo que ven es que hoy estamos todo el día cabizbajos, mirando el ordenador o el móvil. Por eso las nuevas generaciones pueden estar teniendo menos retentiva. Además se ha comprobado que el cerebro identifica esta postura como que estoy mal y empuja al desánimo.
Conviene entrenarnos sobre la postura de nuestro cuerpo. No somos conscientes de nuestra postura. Y por tanto, nuestro cerebro consciente no le hace caso y no sabe interpretarlas.
El ser consciente de cómo está nuestra postura se llama propiocepción, y es un nuevo sentido, que sumar a los conocidos del olfato, gusto, tacto, oído y vista. Y es igual de importante.