¿Hay un ruido cotidiano que te saca de quicio? Sufres misofonía y esto es lo que puedes hacer

A todos puede molestarnos puntualmente algún ruido. Sin embargo, si oír a otras personas masticar, bostezar o repicar los dedos sobre la mesa te provoca ira o ansiedad, puede ser que sufras un trastorno denominado misofonía.

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¿Qué es la misofonía?

Si se padece esta alteración, los ruidos cotidianos poco intensos se convierten en intolerables y provocan reacciones airadas.

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Isabel Osuna
Isabel Osuna

Periodista

¿Te molesta de manera intensa cuando oyes a otras personas masticar, tragar, respirar fuerte, el golpeteo de los dedos en la mesa o el teclear en el ordenador? Si es así, puede que padezcas misofonía.

Las personas que sufren de misofonía experimentan una reacción emocional negativa, como irritación, enojo o ansiedad cuando escuchan ciertos sonidos.

Se estima que cerca de un 20% de la población sufre misofonía (en mayor o menor grado) y que al 6% le afecta significativamente en su día a día.

¿Qué es la misofonía?

La misofonía es un término que se utiliza para describir una aversión intensa o un fuerte disgusto hacia sonidos específicos, conocidos como "desencadenantes" o "gatillos misofónicos".

En concreto, se caracteriza por una baja tolerancia a determinados sonidos (o incluso a estímulos visuales u olfativos relacionados que ese sonido), normalmente asociados con la vida diaria, como masticar o bostezar.

Cuando estas para personas oyen ruidos cotidianos poco intensos, a los que normalmente no damos ninguna importancia, para ellos se convierten en intolerables y provocan reacciones airadas. Te explicamos en qué consiste y cómo afrontarlo.

¿La misofonía es un trastorno auditivo?

El término misofonía proviene de las palabras griegas “misos” (odio) y “phōnía” (sonido).

Al percibir estos sonidos o estímulos, la persona manifiesta fuertes reacciones que pueden incluir ira, malestar general, ansiedad y conductas de evitación y escape.

Tal como indica un estudio que ha evaluado la evidencia disponible actualmente sobre la misofonía, se trata de trastorno neurofisiológico y conductual y no existe consenso acerca de si es un trastorno auditivo o psiquiátrico.

  • La principal razón para no considerarlo únicamente un trastorno auditivo es que puede darse tanto en personas con una audición normal, como en otras con hipoacusia (cuando los sonidos se perciben a un volumen mucho más alto del real) o con alguna patología auditiva.
  • Además, los estímulos que desencadenan la misofonía indican que es poco probable que los síntomas sean causados ​​por una alteración del sistema auditivo.

¿Qué ruidos molestan más a una persona con misofonía?

No todos los ruidos resultan insoportables para las personas que sufren misofonía. Estos suelen cumplir una serie de características muy concretas:

  • Generalmente son sonidos realizados por otras personas durante actividades cotidianas.
  • Oír el ruido que hacen otros al masticar, sonarse, toser e, incluso, simplemente respirar produce una alteración involuntaria e incontrolable a la persona que sufre misofonía.
  • Al principio, la reacción puede producirse ante un sonido concreto, pero con el tiempo se pueden ir haciendo molestos también otros ruidos.
  • No tienen por qué tener una intensidad elevada. Es decir, no hace falta que el sonido proceda de una persona especialmente ruidosa al masticar o que tenga problemas respiratorios tipo asma.
  • Las demás personas que hay alrededor ni siquiera perciben esos mismos sonidos o, si los oyen, no los consideran especialmente molestos.
  • Aunque con menor frecuencia, también pueden causar serias molestias otros ruidos no producidos por personas, como crujidos o el sonido de la lluvia.

¿Qué reacciones provoca la misofonía?

La misofonía es un trastorno que puede afectar a la calidad de vida y la estabilidad emocional de quien la sufre, así como a su entorno.

  • Los afectados pueden sufrir la incomprensión de las personas que les rodean, que consideran que esa intolerancia se debe a simples manías o un exceso de sensibilidad.

El ruido puede llegar a exasperar, irritar, enfurecer y sacar de sus casillas a la persona afectada, que se ve incapaz de dejar de prestar atención al sonido que la altera.

Se trata normalmente de ruidos muy habituales y cotidianos, de los que es difícil "refugiarse", y la persona puede sufrier reacciones tanto físicas como emocionales:

  • Cambios de humor.
  • Ansiedad.
  • Aumento del ritmo cardiaco.
  • Dolor físico.
  • Dificultad para respirar.
  • Sudoración.
  • Ataques de ira.
  • Necesidad de huir.
  • Aislamiento social.
  • Depresión.
  • Comportamientos de evitación.

¿Qué hay detrás de la misofonía?

Tradicionalmente se ha considerado que la aversión a un determinado ruido está asociada a una experiencia traumática vivida por la persona y eso explicaría que desencadenara este tipo de reacciones. Sin embargo, las causas exactas de la misofonía y las características relacionadas con su evolución todavía se desconocen.

  • Diversos estudios han descartado el trauma como explicación de la aparición de la misofonía.

Algunos autores han estudiado la posibilidad de que haya una predisposición genética a sufrir este trastorno.

En este sentido, se cree que el trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo (TOC) podría predisponer a desarrollar misofonía, ya que ambos trastornos se dan con mucha frecuencia de forma simultanea y que se cree que el TOC podría estar genéticamente predispuesto. Sin embargo, todavía no hay datos suficientes para afirmarlo con seguridad.

Por otro lado, se ha propuesto que las reacciones causadas por la misofonía podrían deberse a una alteración del sistema límbico (unas estructuras que controlan las emociones y el comportamiento) y del sistema nervioso autónomo.

Los estudios que lo han investigado, no obstante, indican que no existe un deterioro funcional permanente sino una respuesta exagerada a un estímulo específico.

También se cree que el aprendizaje podría explicar en parte los síntomas emocionales y conductuales de la misofonía. Es decir, que se trataría de un proceso en el que existe un estímulo neutro (por ejemplo, el ruido de masticación) que, tras ser asociado a un estímulo aversivo, desencadena una respuesta incondicionada (ira, irritación, etc.).

  • La respuesta emocional y fisiológica resulta de la activación del sistema nervioso límbico y autónomo y produce reacciones irracionales al estímulo y la evitación del sonido acaba reforzando la respuesta irracional y empeorando la sintomatología.

Dicho de otro modo, la persona aprende a responder de una manera desproporcionada a un estímulo determinado.

Cómo se controla la misofonía

Aunque todavía no hay un tratamiento para la misofonía, existen diferentes técnicas y medidas que pueden ayudar a convivir con este trastorno y evitar que acabe afectando a la calidad de vida, la estabilidad emocional y las relaciones familiares y sociales:

  • Las terapias tipo cognitivo-conductual ayudan a mejorar la tolerancia a estos ruidos y a aprender a controlar las reacciones emocionales que provocan.
  • Practicar técnicas de relajación, como meditación o yoga, contribuye a combatir el estrés y la ansiedad derivados del trastorno.
  • El uso de tapones para los oídos en las situaciones en las que se producen esos sonidos, por ejemplo a la hora de comer, reduce las molestias.
  • Limitar el consumo de alcohol, cafeína y sustancias excitantes es otra de las recomendaciones.