El aceite de palma es una grasa saturada de origen vegetal que se obtiene de la Palma Africana. Se utiliza habitualmente en la industria alimentaria porque proporciona una textura agradable al producto y brillo. Consumirlo de forma habitual resulta perjudicial para la salud porque aumenta el colesterol malo y es cancerígeno, aunque hay que distinguir entre el aceite de palma virgen de la forma en que se encuentra añadido a un sinfín de productos procesados.
La Dra. Anna Costa, portavoz del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Catalunya (CoDiNuCat), doctora en biología y tecnóloga en alimentos, nos aclara las dudas acerca de este ingrediente tan polémico.
¿Qué tipo de grasa aporta el aceite de palma?
Las grasas saturadas del aceite de palma son ácidos grasos de cadena larga. Estas grasas van directas al hígado, y este las utiliza para construir colesterol malo (LDL). "El único riesgo del aceite de palma virgen es que puede aumentar el colesterol malo si se consume con frecuencia, aunque en realidad el verdadero culpable del colesterol alto es el consumo de azúcares añadidos (el hígado también los transforma en lípidos)", asegura la Dra. Costa.
"Desde los años 60 –explica a Dra. Costa– se han demonizado mucho las grasas saturadas, han sido las malas de la película y las culpables de aumentar el colesterol en sangre y de sufrir enfermedades cardiovasculares. Pero en los últimos años se ha visto que no todas las grasas saturadas son iguales", aclara la portavoz de CoDiNuCat.
A diferencia de las grasas saturadas del aceite de palma, las grasas saturadas del aceite de coco, el cacao o los lácteos no incrementan el riesgo de patología cardiovascular porque son ácidos grasos de cadena media: cuando se absorben a través del intestino se utilizan como combustible para obtener energía o con el fin de construir estructuras celulares.
¿Por qué se utiliza el aceite de palma en la industria alimentaria?
El aceite de palma se obtiene de la Palma Africana que se cultiva actualmente en toda la parte del trópico (Asia, Sudamérica y África). Se cultiva de forma masiva porque hay un gran interés por parte de la industria alimentaria debido a las características que presenta.
La grasa del aceite de palma es sólida a temperatura ambiente; a diferencia de otras grasas como el aceite de oliva, girasol o maíz que son líquidas. Esto resulta muy interesante para crear unas determinadas texturas más agradables a la hora de comer o para darle brillo al producto.
De hecho, hasta los años 80 el aceite de palma se usaba en cremas cosméticas para darle untuosidad al producto, hasta que se descubrió que también podía ser un ingrediente útil a nivel alimentario.
Qué dice la normativa sobre el aceite de palma
Desde diciembre de 2014 es estrictamente obligatorio especificar en la etiqueta de un alimento la procedencia de las grasas o aceites vegetales que incluye (ya sea de oliva, girasol, maíz o palma).
Por tanto, si un producto contiene aceite de palma debe figurar en la etiqueta y no puede esconderse tras el término "grasas vegetales" sin más.
La etiqueta debe especificar el tipo de aceite vegetal que contiene
Pero su verdadera mala fama se remonta a 2017 a raíz del informe publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) –el máximo organismo que vela por la salud pública en Europa– que, tras una exhaustiva revisión de estudios, revelaba los riesgos que conlleva el consumo de aceite de palma para la salud.
¿Qué riesgo tiene para la salud el aceite de palma que hay en los ultraprocesados?
El aceite de palma abunda en muchos productos procesados pero no en estado puro. Para utilizarlo se realiza previamente un proceso de refinado a temperaturas de hasta 230º con el objetivo de quitarle los lípidos que le dan color, sabor y olor.
En este proceso de refinado a altísimas temperaturas se generan unos compuestos que son contaminantes químicos (ésteres) y que, obviamente, están presentes en esa galleta o crema de chocolate en la que figura el aceite de palma entre sus ingredientes.
El proceso de refinado del aceite de palma genera ésteres, unas sustancias tóxicas
La Organización Mundial de la Salud reconoce que estas sustancias tienen un efecto tóxico para la salud y, tal y como apunta el informe de la EFSA que decíamos al principio, aumentan el riesgo de:
- Cáncer.
- Insuficiencia renal.
- Reducción de la fertilidad masculina.
El efecto nocivo para la salud es tal que la EFSA establece que su consumo no debe superar los 2 microgramos de ésteres al día.
dónde se encuentra el aceite de palma
¿Hay alguna forma de saber la cantidad de ésteres consumidos en tu producto? Ante esta pregunta, la Dra. Costa asegura que es muy complicado porque estos datos no aparecen en las etiquetas. Lo que sí se sabe son los productos que utilizan todavía aceite de palma, por lo que conviene fijarse bien en las etiquetas y optar preferiblemente por la versión que no incluye este tipo de grasa vegetal. El aceite de palma puede encontrarse habitualmente en los siguientes productos:
- Galletas.
- Huevos de chocolate para niños.
- Bombones con praliné de avellanas y otros bombones de venta en supermercados.
- Barritas de chocolate.
- Cremas de chocolate de untar.
- Bollería industrial.
- Cereales de desayuno.
- Margarinas o grasas de untar.
- Patatas fritas o snacks de bolsa.
- Platos preparados como pizzas, nuggets, empanadillas, San Jacobos, espaguetis, fetuccinis o cremas de verduras.
- Los helados o la bollería de las grandes cadenas de comida rápida también contienen aceite de palma. Incluso las patatas fritas se fríen en este aceite.
- También se halla en alguna leches de formulación para bebés.
"El mejor consejo –afirma la Dra. Costa–es evitar los ultraprocesados que incluyen no solo aceite de palma, también contienen azúcares, harinas refinadas y un sinfín de aditivos".