El dolor provoca en torno a la mitad de las consultas médicas y su origen puede ser muy variado: desde el abdominal que causa un estreñimiento crónico hasta el muscular propio de situaciones de astenia o las cefaleas, entre muchos más.
Sin embargo, la mayoría de las veces solo acudimos al médico cuando las molestias son muy intensas. El resto del tiempo, nos acostumbramos a “vivir” con ellas. Un error, porque al dolor nunca hay que resignarse.
Al margen del tratamiento médico recomendado está demostrado que la dieta ayuda a aliviar el dolor, incluso a resolver la causa que lo provoca (en algunos casos). Se ha demostrado, por ejemplo, que una determinada alimentación días antes de una operación ayuda a una mejor recuperación.
- Sea como sea, la fibra, los ácidos grasos omega 3, las vitaminas, las isoflavonas o la coenzima Q-10 son algunas de las sustancias contenidas en los alimentos que se ha comprobado que juegan un papel fundamental en el tratamiento del dolor. Incluirlas en tu dieta te ayudará a sentirte mejor.