La diarrea es un trastorno muy común que puede estar provocado por diversas causas. El principal motivo por el que nuestro intestino deja de funcionar correctamente suele ser por un proceso infeccioso adquirido a través de la ingestión de alimentos contaminados. Una alergia, algún tipo de intolerancia alimentaria o medicamentos como los antibióticos también pueden provocar diarreas. Asimismo, la ansiedad y estrés pueden afectar a la frecuencia y consistencia de las deposiciones.
Se considera diarrea a varias situaciones:
- El incremento del número de veces que se va al baño.
- La cantidad de deposiciones.
- La modificación en la textura de las heces, es decir, pasar de una consistencia más o menos sólida, a otra más pastosa o, incluso, líquida.
Aunque generalmente suele ser un trastorno pasajero, a veces puede llegar a ser un trastorno crónico que genera graves problemas de deshidratación y desnutrición, como en el síndrome del intestino irritable.
Para atajar el problema es útil llevar una dieta astringente que nos ayude a cortar la diarrea y reparar la flora intestinal.
Cómo recuperarse de una gastroenteritis
En la galería que te mostramos a continuación recogemos 15 alimentos que deberías incluir en tu menú anti-diarrea para recuperarte antes y mejor.
Consejos para tratar la diarrea en niños
En caso de que sea un bebé quien sufre descomposición, debes tener especialmente en cuenta lo siguiente:
- Evitar la deshidratación. El niño debe beber sueros orales en pequeños sorbos y cada dos o tres minutos para lograr una mejor tolerancia.
- Volver a la dieta habitual lo antes posible. Las recomendaciones de las sociedades científicas aseguran que el niño con diarrea hay que alimentarlo en cuanto tolere el suero.
- Continuar con la leche materna o de fórmula. Se puede dar leche materna sin restricciones durante la diarrea aguda. Y si el médico lo indica, entre las tomas se ofrecerá suero de rehidratación oral. En cuanto a la de fórmula, en la mayoría de los casos, durante el episodio de diarrea no es necesario cambiar el tipo de leche habitual a otra sin lactosa, hidrolizada o hipoalergénica (si fuera necesario, el pediatra lo prescribiría).