Los alimentos funcionales han sido elaborados para cumplir una función específica relacionada con la salud más allá de sus propiedades nutricionales como puede ser ayudar a bajar el colesterol o mejorar la salud de los huesos.
Huevos con omega 3, margarina con fitoesteroles o yogures con calcio y vitaminas son algunos ejemplos de alimentos funcionales que podemos encontrar fácilmente en cualquier supermercado.
La oferta de este tipo de productos es cada vez mayor y tiene una mejor aceptación entre los españoles. “Se ha visto que España, junto con Finlandia, Suecia, Países Bajos, Polonia y Chipre, es uno de los mayores consumidores de productos funcionales de Europa" afirma al respecto Aida Serra, profesora del máster universitario de Nutrición y Salud de la UOC.
¿Los alimentos funcionales llevan siempre ingredientes añadidos?
Si piensas en un alimento funcional, seguramente te vendrá a la cabeza un producto al que se le ha añadido algo para que sea beneficioso para la salud. Y muchos, efectivamente, cumplen con esta característica, pero no todos.
Algunos incluyen el ingrediente de forma natural, como por ejemplo la curcumina en la cúrcuma. En otros, en vez de incorporar algo nuevo, se elimina alguno de sus compuestos: es lo que ocurre con la leche sin lactosa.
Sus efectos sobre la salud son numerosos, en función del tipo de ingrediente que incorporen: aprovechar mejor el calcio, restablecer la flora intestinal…
“Son muy comunes los alimentos que contienen beta-glucanos de avena o fitoesteroles vegetales, que son buenos para el control del colesterol en sangre", explica la experta. "También encontramos un amplio abanico de productos enriquecidos con vitaminas, calcio o fibra, o incluso combinaciones de ellos”, añade la profesora de la UOC.
¿Por qué se han puesto de moda los alimentos funcionales?
¿Pero por qué ahora están tan de moda cuando este tipo de productos, en realidad, llevan décadas en las estanterías de las tiendas? En realidad los alimentos funcionales no son nuevos. La sal yodada es un alimento funcional de toda la vida pero ahora este tipo de productos están cada vez más de moda.
El crecimiento de la oferta hace que sea más fácil que acaben en nuestra cesta de la compra. Como también el hecho de que cada vez sean más las personas conscientes de la importancia que tiene para nuestra salud lo que comemos.
“Las mujeres están más preocupadas por el control del peso corporal y por comer de forma saludable. Además, están más predispuestas a probar nuevos productos. En cambio, los hombres tienden a buscar una dieta sana mediante la cocina tradicional", aclara.
¿Qué cantidad de alimentos funcionales se pueden tomar?
Como ocurre con el resto de alimentos, no conviene abusar de los alimentos funcionales. Según la especialista “deberíamos tener presente que su consumo no ha de ser mayor que el que haríamos del mismo producto si este no fuese funcional, para mantener una dieta equilibrada y variada”.
¿A quién van dirigidos los alimentos funcionales?
Este tipo de alimentos generalmente están diseñados para un tipo de consumidores en concreto, con unas necesidades específicas.
Un yogur enriquecido con calcio puede ser recomendable durante la menopausia porque hay más riesgo de osteoporosis pero no en un hombre de 30 años.
“También se ha de tener especial precaución con la alimentación de los niños, embarazadas, ancianos y personas con enfermedades”, prosigue la experta. Por ello antes de elegir un producto funcional para este tipo de colectivos recomienda consultarlo, siempre, con el médico.
No hay que olvidar, tampoco, que muchos de los beneficios de los funcionales industriales se pueden conseguir con alimentos que contienen esas propiedades de forma natural: "un ejemplo sería el consumo directo de avena para incorporar a nuestra dieta betaglucanos", concluye Aida Serra.
¿Los alimentos funcionales tienen los beneficios que prometen?
Seguramente recuerdas anuncios de hace años que afirmaban con rotundidad que, si tomabas un determinado producto, tus defensas iban a estar más fuertes o tus niveles de tensión iban a bajar, por ejemplo.
Para combatir esta publicidad, a veces engañosa, en 2006 se modificó el reglamento europeo que regulaba los funcionales.
Una de sus principales novedades fue instar a los productores de este tipo de alimentos a no incluir ningún beneficio para la salud que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no hubiera evaluado y autorizado previamente. Un requisito que a día de hoy sigue en vigor.
Bibliografía:
1. "Consumption of functional foods in Europe; a systematic review" (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24558987).
2. "Consumer attitudes in the election of functional foods. Marketing and Corporate Social Responsibility" (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2444969517300604).