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Los cambios en la dieta, el estrés, los cambios de rutinas o la falta de ejercicio pueden alterar el ritmo intestinal y provocar estreñimiento, lo que a veces supone mayor dificultad para ir al baño, provocando molestias como gases, hinchazón y dolor.
Ante este problema, lo mejor es intentar corregir la dieta en lugar de tomar laxantes pues si se recurre a ellos de manera habitual pueden agravar el problema. Los alimentos ricos en fibra y ciertas plantas pueden evitarte ese estreñimiento pasajero.
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Olivas
Aportan 2,6 g de fibra por cada 100 g pero, además, contienen bacterias de la cepa Lactobacillus plantarum, sustancias probióticas que contribuyen a modular el tránsito intestinal.
Se recomiendan unos 25 g de aceitunas al día, es decir unas 7 u 8. Tómalas solas o como un ingrediente más de tus ensaladas.
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Almendras
Los frutos secos son, en general, alimentos muy ricos en fibra. Pero de entre ellos destaca la almendra: 25 g aportan 3,4 g de fibra.
Puedes tomar un puñado de almendras (unos 30 g) al día como tentempié porque, además, son saciantes.
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Ciruelas
La ciruela fresca es de las frutas más laxantes por su gran concentración de fibra. Además hidrata y ayuda a reponer líquidos. Te recomendamos tomar al menos un par de ellas cada día nada más levantarte.
Si el estreñimiento es rebelde te irán mejor las ciruelas secas, con mayor concentración de fibra. Ahora bien, son más calóricas, por lo que deben tomarse con moderación si hay sobrepeso.
Puedes también elaborar remedios caseros: deja 12 horas en remojo 3 o 4 ciruelas secas o desecadas. Al día siguiente y siempre en ayunas, cómelas y bebe también el agua.
Otra opción es tomarlas en compota. Mézclalas, por ejemplo, con pera, también de efecto laxante. Pela, trocea y hierve junto a las ciruelas, miel y corteza de limón.
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Dátiles
Además de regular el tránsito intestinal gracias a su contenido en fibra, los dátiles, al igual que otras frutas desecadas, son una excelente fuente de energía, por lo que es una buena opción comerlos como parte del desayuno.
Pese a ser bastante calóricos, su contenido en grasas es bajo. Hay que evitarlos en caso de obesidad o diabetes, pues aportan mucho azúcar.
Además, debido a su contenido en tiramina, pueden desencadenar migrañas en personas que tengan predisposición a sufrirlas.
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Copos de avena
Los copos de avena constituyen también una buena fuente de fibra. Como proporcionan a su vez carbohidratos que el intestino absorbe de forma lenta, ingeridos durante el desayuno ayudan a que tu nivel de energía se mantenga constante durante toda la mañana. Y eso contribuye a que no te entre la tentación del picoteo.
Su fibra es de tipo soluble: se caracteriza por hincharse en el intestino al entrar en contacto con el agua. Como aumenta mucho de volumen, activa los movimientos intestinales y favorece la eliminación de las heces.
Su aporte graso es mínimo: son una alternativa ideal para todas aquellas personas que están siguiendo una dieta de adelgazamiento.
Los puedes comprar solos o en muesli (mezcla) y puedes echarlos también al yogur o a la leche.
Se vende igualmente su salvado (producto que queda tras refinar la cáscara del grano), que contiene aún más fibra. Y combina muy bien con caldos, con los que puede formar un puré que, según la consistencia que le des, permite elaborar incluso albóndigas.
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Alubias blancas o pintas
Su elevado contenido en fibra (especialmente del tipo soluble) las hace ideales para prevenir el estreñimiento. Se recomienda tomar de 2 a 3 raciones a la semana (70 g en crudo), de esta u otras legumbres.
Si las preparas combinadas con otras verduras en ensaladas u otros guisos, aumentarás la riqueza en fibra del plato sin añadir demasiadas calorías.
Para mejorar su digestibilidad añade al guiso especias o hierbas carminativas como el comino o el hinojo.
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Semillas de lino
Son uno de los suplementos dietéticos más utilizados como tratamiento alternativo cuando se presentan problemas de estreñimiento, pues su contenido en fibra soluble es bastante alto (casi un 28% de su composición).
Suelen añadirse a ensaladas, purés o yogures. Si no, debes tomarlas siempre acompañadas con un buen vaso de agua, al margen de las comidas principales. De lo contrario, dan problemas intestinales.
Recuerda que cuando se emplean este tipo de suplementos hay que evitar excederse para no acabar, sin querer, tomando demasiada fibra (si sumas la que puedan contener otros alimentos que comas a lo largo de la jornada).
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Pan integral
Los cereales integrales y los alimentos elaborados con ellos (arroz, pan, pasta, etc.) son muy ricos en fibra y por ello resultan eficaces para evitar el estreñimiento. Dentro de este grupo, el pan integral es una buena elección para tomar a diario.
Una ración de unos 40 gramos te aporta 3 gramos de fibra, y puedes incluirla en todas tus comidas.
Ten en cuenta que para prevenir el estreñimiento es básico que empieces el día con un desayuno completo y rico en fibra en que puedes incluir este alimento.
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Probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que ayudan a regenerar y mantener el equilibrio de la flora bacteriana de los intestinos, por lo que ayudan a normalizar el tránsito intestinal. Esta flora bacteriana forma un ecosistema que refuerza la salud participando en muchos procesos vitales.
El abuso de antibióticos, de laxantes o de estrés puede alterar esta flora disminuyéndola, lo que puede favorecer que prosperen los microorganismos responsables de las infecciones intestinales que cursan con diarreas.
Tomar, por ejemplo, 2 lácteos probióticos (yogures) al día protege tu intestino y hace que trabaje mejor. Añádeles un puñadito de frutos secos y fruta desecada y aumentarás la fibra.
Hay otras opciones para tomar alimentos ricos en estos tipos de microorganismos vivos, como el kéfir y algunos vegetales fermentados como el chucrut (la col fermentada).
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Infusiones digestivas
Si tienes tendencia al estreñimiento, además de tomar más alimentos ricos en fibra, habitúate a beber infusiones de plantas digestivas, como la manzanilla, el orégano, el cilantro o la menta poleo.
Tómalas después de las comidas principales y verás cómo favorecen la digestión y hacen que te sientas más ligera.
Si tu problema es solo puntual, consulta con un profesional cualificado (tu médico o farmacéutico) si puedes recurrir a plantas de efecto laxante, como la cáscara sagrada, el sen o el ruibarbo. Contienen unos principios activos que estimulan el intestino, haciendo que las heces se hagan más blandas y facilitando su expulsión.
No obstante, ten en cuenta que no hay que abusar de ellas porque no están exentas de efectos adversos.
Hábitos para combatir el estreñimiento
Además de añadir a tus menús diarios los alimentos que te recomendamos más abajo, es indispensable que analices si tus hábitos perjudican tu regularidad. Para evitar el estreñimiento es importante:
- Hidratarse bien. El agua es fundamental para que la fibra haga su función (esta tiene la capacidad de retener agua, con lo que aumenta su volumen favoreciendo el tránsito intestinal). Y también lo es para que las deposiciones sean más ligeras y se eliminen sin esfuerzo.
- No reprimir “las ganas”. Ignorar el deseo de ir al baño hace que se pierda el reflejo de tener ganas de evacuar, lo que favorece el estreñimiento.
- No pasarse con las proteínas ni las grasas. Quesos curados, embutidos, alimentos precocinados, pizzas… contienen muchas grasas saturadas pero muy poca fibra y agua. También las dietas con un exceso de proteínas suelen ser deficitarias en fibra y, por tanto, agravan el estreñimiento.
- Evitar el sedentarismo. Pasar muchas horas acostada o sentada favorece el estreñimiento ya que la falta de ejercicio hace que se enlentezca el tránsito intestinal. Te ayudará hacer algo de ejercicio suave para movilizar la musculatura de la zona y así mejorar el tránsito intestinal.
- Seguir una rutina de horarios. Muchos casos de estreñimiento ocasional surgen como consecuencia de un cambio brusco en las costumbres (viajes, vacaciones, fiestas nocturnas...). Cuando se rompe con los horarios, se altera también la regularidad del ritmo intestinal pudiendo dar lugar a estreñimiento pasajero. Para evitar que esto ocurra, hay que respetar los horarios de comidas e intentar no saltárselos. Además, conviene intentar ir al baño cada día a la misma hora.
- Tener un descanso nocturno reparador y dormir, al menos, 7 horas, también resulta básico.