¿Qué pasa si bebo una copa de vino cada día?

Ya puedes ir desterrando la idea de que una o dos copas de vino al día son buenas para la salud. Un estudio de la Universidad de Oxford revela que cualquier cantidad de alcohol resulta dañina para el cerebro y reduce la materia gris.

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No hay un consumo moderado de vino que suponga un riesgo cero para la salud.

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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Se derrumba el mito de que el consumo moderado de alcohol no daña la salud. Cualquier cantidad, aunque sea solo una copa, resulta negativa para el cerebro. Así lo ha determinado un estudio de la Universidad de Oxford, que revela que el alcohol, por poco que sea, afecta a la materia gris y a la sustancia blanca del cerebro.

El estudio concluye que cuanto más alcohol se consume, menor es el volumen del cerebro. El cerebro se va encogiendo con los años y una disminución de su tamaño se relaciona con el envejecimiento de este órgano y con la demencia.

El mito del consumo moderado de alcohol

Siempre se ha pensado que tomar alcohol sin pasarse no comporta consecuencias. De hecho, las autoridades sanitarias realizan recomendaciones sobre cuál es el nivel de consumo de alcohol considerado de bajo riesgo.

La última que hizo el Ministerio de Sanidad en base al estudio Límites para el consumo de bajo riesgo de alcohol en función de la mortalidad recomendaba que no hay que superar un máximo de dos cañas o dos copas de vino diarias para los hombres, y una para las mujeres. Por encima de este nivel aumenta el riesgo de muerte. Sin embargo, los autores del estudio en el que se basa la recomendación de Sanidad ya recordaban que con el alcohol no existe el riesgo cero.

Ahora, el estudio de la Universidad de Oxford confirma que no hay una ingesta que pueda considerarse segura para la salud cerebral. Y eso incluye también el vino y la cerveza, bebidas que tradicionalmente se han considerado más saludables si se toman de forma moderada.

Así afecta el alcohol al cerebro

Los investigadores de la Universidad de Oxford han analizado datos de más 25.000 personas de Reino Unido sirviéndose de Biobank, una gran base de datos británica creada para que los científicos puedan estudiar los factores genéticos o ambientales que aumentan el riesgo de enfermedades.

Los autores del estudio analizaron el consumo de alcohol, el tamaño y el estado de salud del cerebro en base a resonancias magnéticas y los resultados de pruebas de memoria. Y lo resultados no dejaron lugar a dudas:

  • Reducción de la materia gris del cerebro. Un mayor volumen de consumo semanal de alcohol se relacionó con una menor densidad de materia gris. El alcohol explica hasta un 0,8% de los cambios en la materia gris, y esto es más de lo que provoca cualquier otra factor de riesgo modificable como el tabaco. La materia gris constituye el 40% del cerebro humano pero consume casi el 94% del oxígeno porque es la zona implicada en el control muscular, la percepción de los sentidos, las emociones, el habla, el autocontrol, la toma de decisiones y la memoria.
  • Reducción de la sustancia blanca del cerebro. El estudio también reveló un vínculo negativo entre el consumo de alcohol y la sustancia blanca del cerebro. Constituye el 60% del cerebro y su función es la de permitir la comunicación entre la materia gris y el resto del organismo. El análisis también reveló que los daños cerebrales provocados por el alcohol eran mayores en personas con sobrepeso e hipertensión.

El vino es alcohol y tampoco es bueno

El estudio revela que no hay un consumo óptimo de alcohol que no dañe el cerebro. Ni tampoco hay bebidas que sean menos dañinas para el cerebro porque el estudio no ha revelado diferencias entre el vino, la cerveza o las bebidas espirituosas.

La cuestión del vino tinto es polémica porque hay estudios que sugieren que una ingesta moderada puede ser beneficiosa para el corazón gracias a su contenido en polifenoles.

Según los autores de Límites para el consumo de bajo riesgo de alcohol en función de la mortalidad, algunos análisis sugieren que dosis bajas de vino tinto reducen en un 24% el riesgo de infarto, pero aumentarían en un 51% el riesgo de cáncer.

Los autores del estudio de Oxford destacan también un detalle: los consumidores de vino, al menos en el Reino Unido, son personas con más nivel educativo que beben de forma moderada y suelen tener hábitos de vida saludables. Datos que ayudarían a entender por qué los consumidores de vino tienen mejor salud cardiovascular.