La leche sintética se fabrica a partir de la proteína de la leche.
La leche es el alimento más completo que existe por la cantidad de nutrientes que aporta. Es muy recomendable pero pese a ser la base inicial de la alimentación de todos los mamíferos, incluidos nosotros, no a todo el mundo le sienta bien. E incluso hay nutricionistas que no la ven necesaria en la edad adulta.
Se han multiplicado las personas con intolerancia a la lactosa. Y también hay críticas a que las vacas de las que proviene la leche que se comercializa podrían estar hormonadas para producir más y se tratan con antibióticos. Por eso, hay fabricantes que han visto un mercado abierto para la llamada leche sintética.
Qué es la leche sintética
La leche sintética ha aparecido dentro de una línea innovadora de productos que parecen de origen animal y no lo son. Ya se ha comercializado también la carne de laboratorio. Las empresas punteras en este campo están en Israel y Estados Unidos.
La leche sintética se fabrica a partir de la proteína de la leche (caseína). El ADN de esta proteína ya está descodificado. Es fácil reproducirlo de manera artificial en un laboratorio. En la fábrica se añade azúcares y bacterias a este suero para que fermente.
“El suero fermenta, es una reacción a la
que ya estamos familiarizados, como pasa con la producción de cerveza o de vino”, explica Ryan Pandya, director de Perfect Day una de las empresas fabricantes en California. “En este proceso va produciendo copias de la proteína de la leche”.
Luego pones vitaminas, grasas y agua y listo. El resultado es que huele y sabe como la leche. Una vez conseguido el producto, no han tardado en surgir los pros y contras.
Qué ventajas tiene la leche sintética
La leche sintética no está pensada solo para comercializarse como leche, sino como ingrediente para otros populares alimentos como los quesos o los helados.
- Los productores destacan que la industria ganadera intensiva, con granjas masivas de vacas, son una fuente de emisiones perjudiciales para el medio ambiente. Además, los ecologistas también critican las condiciones de vida en las que están muchos de estos animales. La leche sintética solucionaría el problema.
- Es también un producto en el que no intervienen animales, así que los veganos éticos estrictos podrían volver a tomar derivados que tienen leche, como bollos o helados de crema.
- Tampoco tiene lactosa, colesterol y hormonas. Aducen las empresas que fabrican un producto que es más saludable que la leche animal.
¿Necesitamos leche artificial?
No todos han visto la necesidad y bondades de este tipo de producto.
- Para empezar, la leche que se comercializa en la UE “no tiene hormonas, más allá de lo que tiene la propia vaca, y no tiene antibióticos por encima de los pequeñísimos límites establecidos”, ha recordado la farmacéutica y nutricionista Gemma del Caño.
- Tampoco está tan claro que sea tan ecológica. Se vivió algo parecido con las “leches” vegetales, que necesitan una cantidad de agua para producir los vegetales que pone a debate el factor medioambiental.
Está por ver cuánta energía y agua se necesita para producir. “Ni esa creación es más sana, ni más eco ni nada. La leche es un alimento seguro y saludable”, zanja la farmacéutica Del Caño.
- El precio es otro freno. No es para todos los bolsillos. La leche sintética o los productos derivados, como el queso cremoso y los helados, son más caros.
Dónde se puede conseguir
Además para probarla de momento vas a tener que salir de España y de la Unión Europea. Ningún producto elaborado con leche sintética ha sido aprobado ya en la UE. Sí hay un comercio que se extiende rápidamente en Estados Unidos, Australia, Israel y otros países más pequeños como Singapur.
Además de la empresa californiana Perfect Day, la israelí Remilk acaba de conseguir la aprobación y ha hecho una fuerte inversión. Puede que no esté lejos el día en que alguno de los productos se comercialice a gran escala. Entre ellos, se incluye también suplementos proteícos para deportistas.
Es una industria en crecimiento. Necesitaremos más tiempo para saber si es sostenible. “Hay que ver si hay mercado para que compense la maquinaria, desarrollo, la compra de ingredientes extra, depósitos, etc. No se puede promocionar algo como más eco si no sabemos si lo soporta la producción”, ha escrito Del Caño.