La manera estar bien hidratados no pasa necesariamente solo por el agua.
Entre médicos y nutricionistas hay diferentes criterios sobre cuál es la cantidad necesaria de agua que hay que beber al día exactamente. Sobre lo que todos están de acuerdo es que es necesario beber para hidratarnos.
La manera de conseguir esa hidratación no pasa necesariamente por el agua sola. Los médicos insisten en el agua, porque cualquier otra bebida igual de hidratante, sobre todo refrescos, aporta otros nutrientes, sobre todo exceso de azúcar, que pueden perjudicar nuestra dieta y nuestra salud.
¿La leche es más hidratante que el agua?
Sin embargo hay otra bebida muy sana y nutritiva y que parece ser más hidratante que el agua: la leche. Lo han asegurado diversas investigaciones durante los últimos años.
El estudio más significativo es el de la Universidad de Loughborough (Reino Unido). Profesores de la facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte hicieron una comparativa de varias bebidas para ver qué efectos de hidratación producían en el organismo, analizando la producción de orina.
Estas bebidas eran agua, leche entera y descremada, té, café y varios refrescos. La conclusión es que la leche produce menos orina y por tanto conservamos más líquido que las otras.
La explicación sencilla es que el agua no aporta nada más que líquido y algún mineral. Pasa rápidamente por el organismo y se va también más rápidamente. La leche, que tiene algo de grasa, azúcar y proteínas, permite que el cuerpo retenga más tiempo el líquido.
No hacía sino ratificar otros dos estudios previos con resultados similares. ¿Deberíamos entonces tomar leche en lugar de agua tras hacer ejercicio? “La evidencia es débil”, asegura el doctor Rober Shmerling, de la facultad de Medicina de Harvard.
Por qué es mejor beber agua
Lo cierto es que la repentina fama de la leche como gran hidratante se debe a que se han viralizado artículos donde se sacaban a colación estos estudios. Pero el doctor Shmerling matiza que estos estudios tienen casi una década “y sus conclusiones no son definitivas”.
Entre las limitaciones que tienen los estudios destaca que:
- Hubo muy pocos participantes. En el que más, el estudio de Loughborough, eran 72 personas. Los otros apenas contaron con una decena de voluntarios.
- Ejercicio excesivo. Los participantes hicieron una actividad muy intensa y ambiente muy cálido. “Los resultados pueden ser diferentes en actividades diarias más típicas”, explica el doctor.
- La medición de orina “es solo una forma de definir la hidratación y no es tampoco la mejor”.
- Las diferencias de hidratación entre agua y leche fueron demasiado pequeñas y en un periodo corto de tiempo. No sabemos si el consumo a largo plazo daría igual resultado.
- La cantidad de leche bebida para el estudio es muy alta para una persona normal. Supone un aporte de más de mil calorías. Puede ser aceptable para un deportista de élite. No para el resto de población.
La hidratación se ha convertido en una obsesión
Todos estos peros pueden explicar por qué desde que en 2007 apareciera el primero de los estudios no se ha generalizado más la hidratación con leche, sobre todo entre los más deportistas.
Entonces, ¿por qué ahora surge con fuerza esta idea de hidratarse con la leche? En Estados Unidos, hay una campaña publicitaria que está promocionando esta fórmula. Y en un mundo globalizado, rápidamente se ha extendido la idea.
El doctor Shmerling cree que hay ahora una especie de obsesión por mirar los niveles de hidratación, y pide un poco de sentido común. “Beber simplemente cuando tenemos sed sigue siendo una buena estrategia para la mayoría de nosotros”, recuerda. No es necesario tener una botella constantemente a mano.
“Hay problemas de salud mucho más importantes que si bebes o no ocho vasos de agua al día”, dice.
Caso aparte son la gente mayor o los niños, que controla menos la sensación de sed, o personas con trabajos específicos duros y en ambientes muy cálidos.
“Hasta que haya evidencia más convincente de una ventaja real para la salud de la leche sobre el agua para la hidratación de rutina, me quedaré con el agua”, concluye en su artículo.