Por qué no hay que dar bebidas energéticas a los niños y tú debes tomarlas con precaución

El consumo de bebidas energéticas ha aumentado especialmente entre los jóvenes y cada vez las toman más niños, peor es un producto con el que hay que tener mucho cuidado porque puede tener efecto secundarios.

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BEBIDAS ENERGÉTICAS
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Las bebidas energéticas tienen tanta cafeína como dos cafés espressos y más azúcar que un refresco.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Las bebidas energéticas, cada vez más numerosas y de colores vivos y atrayentes se han convertido en un buen reclamo para una sociedad que exige estar más activos, más horas.

Una lata puntual no tendría que suponer mayores problemas. Sin embargo, el consumo se está haciendo habitual y, lo que es más preocupante, llega hasta niños y adolescentes.

Un reciente informe de la Organización de Consumidores alerta que algunas latas de bebidas energéticas contienen cantidades muy altas de cafeína: un adolescente superaría la dosis máxima por toma recomendada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA); y un adulto casi la alcanzaría.

De hecho, los adolescentes son consumidores frecuentes de este tipo de bebidas y pueden llegar a tomar varias al día, superando la recomendación máxima diaria de 285 mg de cafeína para una persona de 50 kg de peso.

Un tipo de bebida en aumento

En 1987 apareció la primera bebida energética, que prometía “dar alas”, y que se implantó con gran éxito.

En los últimos años se ha incrementado el consumo, porque grandes marcas de refresco han entrado en el mercado y han aparecido otras que, gracias al marketing directo, a través de redes sociales, han popularizado estas bebidas entre nuevas generaciones, que las ven como un refresco más.

Se ha mejorado y diversificado el tipo de sabores, para hacerlas más atractivas. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria un 68% de los niños y jóvenes, entre 10 y 18 años, son consumidores de bebidas energéticas. Y un 12% las toman prácticamente a diario. Un 18% de niños de 3 a 10 años ya consumen este tipo de bebidas.

Qué contiene una bebida energética

Hay que dejar claro que no es un simple refresco, aunque el agua carbonatada, el sabor dulzón y los colores vivos hace que se confunda con ellos.

Tiene tanta cafeína como dos cafés expressos y más azúcar que un refresco

  • Cafeína: entre 80 y 160 miligramos y puede llegar a los 400. La cantidad de cafeína de un café varía, pero por comparación, un espresso estaría en los 70 miligramos. Es decir una lata equivale al menos a dos expressos.
  • Azúcar: las latas grandes llegan a tener 54 gramos de azúcar. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es no pasar de los 25 gramos al día. Tiene incluso más que una lata de refresco normal, que tiene unos 11 gramos.
  • Otras sustancias: algunos añaden otros nutrientes, como taurina, ginseng, carnitina o vitaminas y minerales.

Pueden crear dependencia

Según recuerda Concepción Cid, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Navarra, “la cafeína es una sustancia que actúa sobre el sistema nervioso central e inhibe los neurotransmisores que comunican la sensación de cansancio y sueño. A la vez, potencian la sensación de bienestar, concentración y buen ánimo”.

Estas sensaciones positivas son pasajeras y no eliminan la fatiga muscular, solo la enmascaran.

Como no elimina el problema de fondo, el consumidor puede tener la necesidad de volver a esa sensación de bienestar para seguir con su actividad.

El consumo esporádico no es un problema, lo es la dependencia

No se puede decir que sean nocivas por sí mismas, pero sí que pueden generar dependencia”, resumen la doctora Cid. Y ese es el problema. Un consumo esporádico no es negativo. Si lo convertimos en hábito, sí.

¿Qué problemas pueden provocar?

La cantidad de cafeína en sí presente en una lata no es dañina, siempre que uno esté saludable, tendría que ser un consumo alto muy continuado para generar realmente problemas de salud importantes”, aclara la nutricionista Cid.

Otra cosa es el consumo excesivo diario. Pueden aparecer, a la larga, enfermedades de tipo crónico. Por ejemplo, arritmias, taquicardias y otros problemas cardiacos. O crear un estado de excitación permanente.

También puede provocar insomnio, afectar a nuestro ritmo biológico. Por otro lado, el exceso de azúcar también puede perjudicar nuestro organismo y predispone a la diabetes y el sobrepeso.

También los añadidos de vitaminas y minerales, si ya tomamos una dieta equilibrada, pueden suponer un exceso para el organismo, lo que hace trabajar más al riñón, que las tendrá que eliminar.

Los efectos del ginseng y otros aminoácidos que incluyen no tienen especial relevancia ni sus efectos están plenamente contrastados.

¿Qué efecto tiene en los niños?

En la población hay un problema importante de obesidad infantil y se debe en parte al consumo de bebidas azucaradas entre las que se encuentran también las bebidas energéticas, los zumos comerciales, así como otros productos industriales con azúcares excesivos.

No es conveniente que los niños de edades inferiores a los 16 años consuman este tipo de bebidas", señala tajante la nutricionista.

"No es conveniente que consuma estas bebidas un menor de 16 años"

Las asociaciones de pediatría señalan que lo adecuado es que los chicos duerman las horas que les toca. Si lo hacen, estarán despiertos, activos y atentos toda la jornada sin mayores problemas y sin necesitar "ayuda extra".

Bebidas energéticas y alcohol

Estas bebidas se mezclan a veces con bebidas alcohólicas lo que crea otro problema.

Las bebidas energéticas enmascaran el efecto del alcohol. Crean una falsa sensación de bienestar que esconden la borrachera. Los consumidores siguen bebiendo sin límite. El resultado es borracheras mucho más fuertes e incluso el riesgo de un coma etílico.

Señal de alerta internacional

En Estados Unidos, la señal de alerta se dio en 2012 después del caso de la muerte de una adolescente de 14 años, que tenía problemas de corazón, y que falleció tras tomar dos latas de una de estas bebidas en un fin de semana.

Las latas indican en sus envases que el consumo debe ser moderado y marcan la cantidad de cafeína que contienen. Estos datos y los efectos negativos no siempre están claros dentro del contexto de estilo de vida actual de los más jóvenes.

En EE.UU. se investigó su relación con un ataque cardiaco y en Suecia se prohiben a los menores

En Suecia se ha prohibido su venta a menores de 15 años y se ha limitado su distribución a las farmacias.

La normativa europea solo exige que aparezca bien visible el contenido de cafeína. Las bebidas se pueden encontrar en cualquier establecimiento.

Un consumo con prudencia

No se trata de crear un alarmismo excesivo, sino de actuar con lógica y moderación. No dar a un niño una bebida de adulto, ni abusar nosotros de ellas.

Por supuesto, si ya se tienen problemas de diabetes, cardiacos o de colesterol el consumo no está recomendado.

Cualquier cosa en exceso es malo. Esta regla también hay que aplicarla a estas bebidas. Lo más importante es tomar de todo en su justa medida, siempre que haya un buen estado de salud”, recuerda la nutricionista Cid.