Muchos de los productos químicos que nos dañan, incluso en pequeñas cantidades, por suerte ya han sido prohibidos. De todos modos, morder una fruta no orgánica sin lavar supone ingerir, como mínimo, dos pesticidasdiferentes que nuestro organismo no suele tolerar demasiado bien.
Por eso, antes de utilizar frutas y verduras en nuestras recetas de cocina o de llevarlas crudas a nuestra mesa, conviene seguir unos sencillos pasos para reducir esa carga química.
Pueden variar según el país, pero la Agencia Europea para la Salud Alimentaria advierte de que debemos lavar muy bien: limas, uvas, pomelos, fresas, mandarinas, moras, canónigos, naranjas, apio, repollo, pera y cereza.
Qué hacer antes de lavarlas
Habría que frotarlas con un cepillo (los hay especiales). Se recomienda sobre todo para las piezas con piel dura y rugosa, como los pepinos, aunque si es suave y lisa, como la de los tomates, también se puede usar (en especial si van a comerse sin pelar), eso sí, haciendo poca presión.
Las piezas pequeñas (frambuesas, berros) colócalas en un escurridor bajo el grifo y remuévelas. Si están compuestas de hojas, como la lechuga, tendrás que lavarlas una a una debajo del agua.
Nunca las cortes antes ni les quites el pedúnculo (a tomates, fresas, etc…). Si lo haces les entrará agua, y eso, además de deteriorarlas, también provoca la eliminación de un porcentaje de sus nutrientes, sobre todo de algunas vitaminas.
Cómo lavarlas para eliminar pesticidas
Si no tienes posibilidad de lavar bien las frutas y las verduras, mejor que las peles antes de cocinarlas o consumirlas en crudo. Es preferible eso, aunque no obtengas su fibra (que puedes conseguir a través de otros alimentos, como los carbohidratos complejos), que ingerir esas sustancias químicas.
De todos modos, aunque vayas a pelarlas, lávalas con agua fresca bajo el chorro del grifo. Así evitas que algunas sustancias después pasen al cuchillo. Tienes tres maneras de eliminar los pesticidas.
En remojo con agua y lejía alimentaria
Un buen chorro de agua limpia parece no ser suficiente para eliminar los restos de pesticidas. Siempre que puedas, deja esos alimentos sumergidos al menos 10 minutos en un bol con agua y lejía alimentaria que se puede encontrar en cualquier centro comercial.
- Fíjate siempre en que el etiquetaje confirme que se trata de lejía apta para este uso.
La medida habitual es una cucharadita de postre de lejía (4,5 ml) por cada tres litros de agua, pero mejor que sigas las instrucciones del envase.
Con agua y vinagre
Si no dispones en ese momento de esa lejía específica, puedes utilizar vinagre. Basta con añadir un buen chorro al agua y sumergir los alimentos un rato.
Al igual que en el caso anterior, debes enjuagarlos muy bien una vez que los hayas sacado de esa mezcla. Este paso es aquí doblemente importante, ya que el vinagre puede haber impregnado el alimento y otorgarle un sabor más amargo que el original.
¿Sirve añadir sal o bicarbonato?
Según algunas entidades que han realizado estudios sobre ello, como por ejemplo la Universidad de Massachusetts (EE. UU.), añadir bicarbonato es otra forma de eliminar los productos químicos de los alimentos, y no solo de su piel, sino también de los que ya han penetrado en la pulpa.
El procedimiento es idéntico a los anteriores, sumergirlas en agua: añade una cucharadita por cada taza de agua, frota ligeramente la piel del alimento y deja que actúe sobre él unos 15 o 20 minutos para después enjuagarlo.
Casos especiales
No se deberían superar los 10 minutos para que las propiedades nutricionales de la fruta o la verdura no se resientan (sobre todo, se perderían sus vitaminas solubles). Pero hay tres excepciones que debes tener en cuenta:
- Los tomates se estropean si los mantienes en remojo más allá de 5 minutos.
- Las cebollas quedan reblandecidas si se sumergen más de 2.
- Las setas hay que evitar incluso que pasen por el agua: se les quita la tierra arrastrándola bien con un pincel o un paño, se limpia cada una con un trapo mojado en un poco de vinagre y se secan de inmediato.
¿Y después de lavarlas?
Tras lavarlas y enjuagarlas, lo ideal es secar bien los alimentos. Usa papel de cocina, no un paño: quizás hayas utilizado el que tienes en la cocina para otras cosas y ya lleve microorganismos. Es mejor opción emplear papel de usar y tirar.