Los alimentos que compramos y que acaban en la basura sin haberlos utilizado son, con diferencia, el mayor problema en lo que al desperdicio de alimentos en los hogares se refiere. De hecho, esta cifra ha crecido casi 5 puntos en 2021 (del 76,2% de 2020 al 81,1%), según datos del Informe del Desperdicio Alimentario en España 2021.
Desechamos muchos productos porque se han deteriorado (debido a su mala conservación o almacenamiento) o porque nos hemos olvidado de consumirlos y han acabado caducando. Los siguientes consejos te ayudarán a evitarlo y también te permitirán ahorrar, ahora que los precios de la cesta de la compra se han disparado.
Cómo llenar la cesta de la compra en el supermercado
A la hora de ir al supermercado, es importante que vayas con una lista de la compra ya elaborada, en base a los menús que tengas pensado hacer durante la semana. Y una vez allí...
- El orden es importante. Empieza por los productos que no necesitan frío, sigue con los de nevera y acaba por los congelados. Te resultará más fácil respetar la cadena de frío.
- Ojo con las “super ofertas”. Actualmente en España está totalmente prohibida la venta de productos con fecha de caducidad o de consumo preferente (que significa que el producto puede perder cualidades de sabor, textura, nutricionales... pero está en buen estado y se puede consumir) vencida. Sin embargo, es lícita la venta a menor precio de productos próximos a vencerse (que se suelen poner en oferta). Cómpralos solo si tienes claro que vas a usarlos en breve, no por si acaso, porque si no suelen formar parte de tus menús es fácil que se acaben estropeando antes de consumirlos.
Si decides comprar de oferta alimentos a punto de caducar, intenta consumirlos ese mismo día
- No cojas envases muy grandes. El producto que queda en el bote abierto en pocos días se pone en mal estado y al final tienes que tirarlo. A la espera de que la industria agroalimentaria tome cartas en el asunto ofertando una mayor variedad de envases con un precio en consonancia al tamaño, debemos buscar siempre unidades de venta lo más acordes posibles a nuestras necesidades.
- Fíjate en la fecha de envasado. No es obligatoria actualmente pero el elaborador suele incluirla a menudo para dar una idea más exacta de la antigüedad del producto. Si la lleva, será una garantía más para ti.
Elige los alimentos que más te durarán
- Pescados. Escógelos con los ojos saltones y brillantes, las escamas bien adheridas y la carne firme.
- Carne. Coge la que tenga consistencia firme, color rojizo, aspecto jugoso y esté libre de líquido viscoso.
- Productos cárnicos. Desecha los envasados en atmósferas modificadas que estén pinchados.
- Huevos. Elígelos íntegros, sin restos de heces o plumas y que no presenten deformaciones.
- Frutas y hortalizas. Decántate por las que estén limpias y sanas y tengan la piel firme.
- Legumbres. Su piel debe ser limpia, brillante y sin arrugas.
- Productos congelados. Descarta aquellos con coloración anormal, blandos, con roturas o desgarros.
- Envases. No los cojas si están rotos o si tienen manchas de humedad u otras alteraciones.
Cómo guardar bien los alimentos en casa
Distribuir bien los alimentos en la cocina no solo te ayudará a prolongar su vida útil (y a evitar que acaben en la basura sin usarlos), sino también impedir contaminaciones alimentarias.
Ten en cuenta, eso sí, que los productos que requieren frío son los que primero hay que guardar. Mételos lo antes posible a la nevera o congelador de casa para evitar que los microorganismos se multipliquen peligrosamente.
En el congelador
Si la temperatura ambiente supera los 7º y tardas más de 20 minutos en guardar un alimento congelado, las bacterias ya han proliferado. Transpórtalo en una bolsa isotérmica para mantener la cadena de frío y mételo enseguida en el congelador.
- Envasa bien los frescos antes de congelarlos. Introdúcelos en táperes o bolsas de plástico herméticas y elimina todo el aire posible.
No congeles nunca algo que ya hayas descongelado. Y asegúrate de que la temperatura esté siempre por debajo de los –18º
- Reparte la comida en porciones pequeñas. Te ayudará a organizar mejor tus raciones. Y no te olvides de anotar la fecha de congelación en los envases para poder controlar qué productos debes consumir primero.
En la nevera
Recuerda que la temperatura de la nevera debe oscilar entre 0º y 5º. No la sobrecargues, evita que los alimentos toquen el fondo y colócalos separados para que circule el aire entre ellos.
- Mantén limpio el interior, especialmente si se ha producido algún derrame, y reorganízala frecuentemente. Te ayudará a no tirar ningún producto que haya quedado olvidado.
- Guarda los alimentos en envases tapados para evitar la contaminación entre ellos. Y, por el mismo motivo, separa los crudos de los cocinados.
- También te conviene saber qué se coloca en cada estante. Arriba van los cocinados (recipientes con sobras, preparaciones a medio hacer, etc.). En el centro, huevos, lácteos y embutidos. Y abajo, los crudos.
En la despensa
Las tres condiciones indispensables para almacenar los alimentos que no necesitan frío (envases de leche sin abrir, aceites, arroz o pasta, frutos secos, etc.) son que el lugar esté fresco, seco y bien ventilado.
- Ten más a mano los que más usas (por ejemplo, café, condimentos o salsas). Revisa de vez en cuando las fechas de caducidad o consumo preferente marcadas en los envases y pon delante los que caduquen antes.
- Si sobra cantidad, no dejes los alimentos en la lata. Cuando abras una conserva, si no usas todo el producto, traspásalo a un recipiente hermético. Y fíjate si, una vez abierto, puedes dejarlo en la despensa o necesita nevera.
cuándo tirar un alimento y cuándo aprovecharlo
Los alimentos que más problemas pueden generar son aquellos ricos en agua, con un pH cercano al neutro y ricos en proteínas, esto es, productos de origen animal y derivados, comidas o ensaladas preparadas. Pero hay otros productos que admiten alargar su vida un poco más.
- Si sobra una ración, no la tires. Para derrochar el mínimo de comida posible, podemos aprovechar las sobras. Por ejemplo, con los restos de verduras se pueden hacer purés, las frutas a punto de pasarse se pueden incluir en ricas macedonias, y los restos de pollo, pescado o carne se pueden usar como relleno de croquetas o empanadillas. Con el pan del día anterior puedes hacer picatostes, o rallarlo, tostarlo, etc.
- Alimentos con moho “salvables”. En general, se recomienda descartar los alimentos que presenten moho en su superficie pero hay algunas excepciones a esta medida; el salami, el jamón curado (raspando el hongo de la superficie); y los quesos duros, las frutas y vegetales firmes (eliminando el hongo con un margen de al menos dos centímetros de separación).
- Si se aproxima la fecha de caducidad. Aunque siempre es preferible congelar los alimentos bien frescos y sanos, si un producto está a punto de caducar puedes congelarlo para retardarlo. Es el caso de platos preparados, pizzas o lasañas, pero no así de productos como carnes, pescados, algunas frutas y verduras, y el de tartas, pasteles o salsas como la mayonesa, pues la congelación puede dañar en exceso sus características sensoriales.
- Y si hace unos días que algo caducó... Yogures, galletas, ciertos bollos (sin crema o nata), pastas secas, aperitivos salados, productos curados y bebidas refrescantes o alcohólicas son productos cuyo consumo, pasados unos pocos días de la fecha de vencimiento, no suelen representar ningún problema de salud. En el resto de los casos, conviene que respetes esa fecha al máximo.