Las calorías vacías son las que proporcionan los alimentos que no tienen beneficios nutricionales. Estos suelen contener muchos azúcares, grasas (saturadas y trans) y aditivos, pero llevan pocos nutrientes esenciales (incluso ninguno) necesarios para la salud. En definitiva, que añaden muchas calorías pero no calman el apetito ni cubren las necesidades nutricionales.
Se trata, principalmente, de la bollería y pastelería industrial, las golosinas, las bebidas alcohólicas (excepto las fermentadas como vino, cerveza o sidra, que sí llevan nutrientes saludables), los snacks o la mayor parte de comida rápida.
Las calorías vacías suelen estar relacionadas con el sobrepeso porque aportan muchos hidratos de carbono simples de absorción rápida y grasas poco saludables que favorecen el aumento de peso. De hecho, un estudio de la Universidad de Boston (EE UU) asegura que las personas que toman muchas grasas y calorías vacías tienen más del 40% de posibilidades de ser obesas, aunque en este momento estén delgadas. Además no sacian y se siente hambre enseguida.
Además, pueden ocasionar otros problemas de salud. Favorecen la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares (que aumentan el colesterol). Hay que tener en cuenta que, cuando la dieta se basa en estos productos se suele dejar de tomar alimentos que llevan nutrientes más sanos (vitaminas, minerales y fibra). Y se produce un círculo vicioso porque, a más azúcares y grasas consumidas, más necesidad tiene el organismo de vitaminas del grupo B para metabolizarlos. Por eso se da la paradoja de que hay personas obesas con serias carencias nutricionales.