Una dieta rica en polifenoles mejora la permeabilidad del intestino

El intestino deja pasar nutrientes a la sangre y bloquea el paso de sustancias tóxicas. Pero esa función barrera puede alterarse con la edad o una mala alimentación. Una dieta rica en polifenoles provoca cambios en la microbiota que mejoran la permeabilidad del intestino.

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Una dieta rica en polifenoles mejora la permeabilidad del intestino
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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

La permeabilidad intestinal es la capacidad que tiene el intestino para permitir el paso de nutrientes y bloquear el de sustancias tóxicas, bacterias o virus.

Esa función barrera es vital para la salud. Tanto es así que cuando se altera, aumenta el riesgo de una larga lista de enfermedades, desde migrañas hasta diabetes o alzhéimer.

La edad, las alergias alimentarias o intolerancias y una alimentación poco saludable pueden dañar esa perfecta función barrera, pero una dieta rica en polifenoles puede mejorar en gran medida la permeabilidad intestinal en personas mayores.

Y es así porque alimentos como las manzanas o los arándanos –todos ellos ricos en polifenoles– provocan cambios muy positivos en la microbiota intestinal que benefician su permeabilidad. Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores del CIBERFES de la Universitat de Barcelona.

3 porciones al día

Para comprobar el efecto protector de esta sustancia, el equipo de investigadores liderado por Cristina Andrés Lacueva estudió a adultos mayores de 60 años que siguieron una dieta rica en polifenoles durante 8 semanas.

Y observaron que incluir hasta 3 porciones diarias de manzana, cacao o chocolate negro, té verde, arándanos, naranjas o zumo de granada provocó cambios en las bacterias intestinales (microbiota) que mejoró la permeabilidad de intestino.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron muestras plasmáticas y fecales y observaron que esta dieta aumentó los metabolitos séricos (sustancia que el cuerpo elabora cuando descompone los alimentos) relacionados con el consumo de polifenoles.

"Por ejemplo, la teobromina y las metilxantinas, derivadas del cacao y el té verde, se relacionan positivamente con bacterias productoras de butirato, un ácido graso de la flora intestinal; e inversamente con la zonulina, una proteína que está relacionada con la permeabilidad", señalan los autores del estudio.

  • El butirato es clave para la disbiosis intestinal (correcto equilibrio de las bacterias intestinales) y tiene un efecto antiinflamatorio. Se considera que tiene un papel clave en la prevención de enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, la diverticulitis o el síndrome del intestino irritable.
  • La zonulina se conoce como la molécula de la discordia porque controla la permeabilidad intestinal. Es necesaria para funciones concretas pero debe producirse por cortos periodos de tiempo. En exceso altera la barrera intestinal permitiendo el paso de sustancias tóxicas a través del intestino. De hecho, en muchas enfermedades autoinmunes se produce demasiada zonulina en momentos equivocados.

Qué altera la permeabilidad intestinal

Este estudio sugiere que la alimentación es clave para mejorar la permeabilidad intestinal:

"Un mayor consumo de frutas, verduras y alimentos como los que describimos en este trabajo proporcionan fibra y polifenoles que podrían ayudar a contrarrestar el deterioro de la permeabilidad a causa de la edad avanzada", apuntan los investigadores.

La permeabilidad intestinal puede verse alterada por varios factores:

  • Con la edad se deteriora la función barrera del intestino igual que empeoran muchas otras funciones orgánicas.
  • Una dieta rica en grasas o azúcares y productos alergénicos altera la microbiota y perjudica la permeabilidad intestinal.
  • El estrés es otro factor que altera la correcta función del intestino.
  • Alcohol y tabaco perjudican la disbiosis intestinal.
  • Los antiobióticos matan bacterias que provocan infecciones pero también arrasan las bacterias beneficiosas de la flora intestinal. Asimismo, tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia dañan la barrera intestinal.

Y cuando la permeabilidad del intestino se altera, aumenta el paso de sustancias que pueden provocar a largo plazo patologías inflamatorias y autoinmunes crónicas como la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide, el asma o la esclerosis múltiple. También aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso el alzhéimer.

Un trastorno en aumento

La permeabilidad intestinal aumentada o leaky gut syndrome (síndrome del intestino agujereado) es un trastorno que va en aumento en occidente, y la causa no es solo la edad, sino el ritmo de vida y el consumo de ultraprocesados ricos en grasas, azúcares y aditivos.

Todo ello inflama la pared intestinal y la hace más permeable dejando que pasen sustancias tóxicas al torrente sanguíneo.

Si bien a largo plazo un aumento de la permeabilidad intestinal puede provocar enfermedades crónicas graves como señalábamos anteriormente, a corto plazo ese paso de sustancias tóxicas a la sangre puede causar migrañas, hinchazón, fatiga o infecciones urinarias y vaginales de repetición.

Una dieta equilibrada y rica en fibra y la práctica de ejercicio son los mejores aliados para mantener la microbiota en un estado óptimo y mejorar la función barrera del intestino.