Seguro que conoces a una persona que nunca "picotea" nada entre horas. ¿Cómo lo hace?
Seguramente su cerebro consigue anteponer el "juicio" a la "recompensa". Y, aunque esa capacidad depende de muchos factores, Saber Vivir te recuerda que tienes maneras de mejorarla.
- No te prohíbas, cambia hábitos. Un estudio en Cognitive Nueroscience demostró que el cerebro de las personas que siguen dietas restrictivas de forma continua es menos capaz de elegir alimentos saludables al percibir hambre.
Las dietas "de moda" te hacen comer más
- No intentes aguantar el hambre. Mientras tu organismo tenga "reservas" de glucosa tu capacidad de control es alta. Cuando su nivel desciende demasiado, tu cerebro te empuja a tomar alimentos grasos y azúcares, que proporcionan energía de una forma rápida.
- ¿Y si es sed en lugar de hambre? A veces confundimos la sed con el hambre, y solo con beber un vaso de agua se diluye ese deseo de comer. Otras veces la ansiedad nos "empuja" a comer. Si te ocurre, respirar de forma profunda durante un par de minutos puede devolverte la calma y reducir esa necesidad de llevarte a la boca un alimento calórico.