Una mayor ingesta de fibra dietética se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. La hipótesis más aceptada es que la fibra reduce la inflamación y, en consecuencia, disminuye también el riesgo cardiovascular.
Pero, ¿todo la fibra dietética tiene este efecto? ¿Da igual que proceda de cereales integrales que de frutas? Parece ser que no, aunque todas son saludables.
Investigadores de la Universidad de Columbia decidieron comprobar si la ingesta de fibra dietética reducía lainflamación en adultos mayores (que es más elevada que en jóvenes) y se asociaba con menor riesgo cardiovascular. Y los resultados de su estudio revelan que no toda la fibra es igual: la de los cereales, pero no la de frutas o verduras, es la que tiene más efecto protector en este sentido. Los hallazgos del estudio se publican en JAMA Network Open.
25 años de seguimiento
El estudio analizó los casos de 4.125 adultos. En el momento de la inscripción (1989-1990) no tenían ninguna enfermedad cardiovascular.
Realizaron cuestionarios de frecuencia de alimentos y se les hizo un seguimiento hasta 2015 (en total 25 años) para comprobar si se producían eventos cardiovasculares (ictus, infarto de micoardio o muerte cardiovascular aterosclerótica).
A lo largo de ese tiempo se realizaron análisis de sangre para detectar marcadores de inflamación.
Marcadores de inflamación
Los marcadores de inflamación son moléculas que predicen el riesgo de sufrir una enfermedad o de pronosticar su evolución.
Los llamados 'reactantes de fase aguda' han sido uno de los grupos más estudiados. Entre ellos se encuentra la proteína C reactiva, un conocido marcador de riesgo cardiovascular.
- La proteína C reactiva la produce el hígado y las células de grasa (adipocitos). Por eso la obesidad provoca niveles altos de inflamación.
Según explica la Fundación Española del Corazón (FEC), este marcador aumenta de manera espectacular durante los procesos inflamatorios que ocurren en el organismo. Por ejemplo, se eleva hasta 50.000 veces cuando hay una infección, que es un proceso inflamatorio agudo.
La rotura de las placas de ateroma en el infarto de miocardio y en el ictus, señala la FEC, está relacionada con procesos inflamatorios en las placas de ateroma. Así pues, una proteína C reactiva elevada en un enfermo cardiovascular es señal clara de que hay un riesgo alto de evento cardiovascular.
De hecho, la medición de la concentración plasmática de proteína C reactiva es de gran ayuda para detectar a personas con alto riesgo de rotura de placa, infarto o ictus.
La acción antiinflamatoria de la fibra del cereal
Volviendo al estudio, los investigadores analizaron la ingesta dietética, los marcadores de inflamación y la incidencia de enfermedades cardiovasculares entre los participantes y descubrieron que no toda la fibra tiene la misma acción:
"Un tipo particular de fibra dietética, la fibra de cereal, pero no la fibra de frutas o verduras, se asoció con una menor inflamación. Con los hallazgos de este estudio, ahora estamos aprendiendo que la fibra de cereal tiene el potencial de reducir la inflamación y deberá probarse en futuros estudios de intervención", asegura el Dr. Rupak Shivakoti, profesor de epidemiología en la Escuela Mailman de la Universidad de Columbia.
Hay datos que sugieren que la fibra en general podría tener efectos antiinflamatorios indirectos porque mejora la función intestinal e implica cambios positivos en la dieta como la reducción de grasas y azúcares, lo que combate la obesidad y mejora el perfil de lípidos y glucosa.
Pero, ¿por qué la fibra del cereal se asocia directamente con una menor inflamación y la de las frutas o verduras no tanto?
Habrá que investigar más para descubrir el mecanismo. Shivakoti apunta que quizá hayan otros nutrientes en los cereales integrales que contribuyan a ello. Lo que sí está claro es que, tras analizar los casos de más de cuatro mil personas a lo largo de 25 años, la asociación existe.
De todos modos, no hay que olvidar que frutas y verduras tienen efectos beneficios en la reducción del colesterol o el azúcar en sangre, lo que resulta clave para reducir el riesgo cardiovascular, sin olvidar las vitaminas y antioxidantes que aportan.