El Índice de Masa Muscular o IMC es una de las medidas más usadas cuando vas al médico. De esta medida provienen los términos de obesidad y sobrepreso y a menudo se utiliza para indicar el estado de salud de una persona. Sin embargo, cada vez son más los nutricionistas que alertan que el IMC no es en absoluto un buen indicador de salud.
El IMC se calcula dividiendo el peso de una persona entre su altura al cuadrado. Si pesa 70 kg y mide 1,65 m; dividiremos 70 entre 2,72 (resulta de multiplicar 1, 65 x 1,65). El resultado es 25,7 de IMC. Esta persona estaría dentro de los parámetros considerados como sobrepeso del Índice de Masa Corporal.
Un IMC menos de 18,4 indica bajo peso. Entre 18,5 y 24,9 revela normopeso. Entre 25 y 29,9 es indicativo de sobrepeso. Entre 30 y 34,9 equivale a obesidad de grado I. Entre 35 y 39,9 indica obesidad de grado II. Por último, un IMC de 40 o mayor equivale a obesidad de grado III o mórbida.
¿Es el IMC una medida fiable para valorar si una persona está en el peso correcto y si su salud está en riesgo? La nutricionista Isabel Vásquez asegura tajante que no y para argumentarlo se remite a las últimas directrices de la Asociación Médica Estadounidense (AMA) que en junio de 2023 publicó nuevas pautas sobre el uso del IMC y lo calificó de medida clínica imperfecta. Para esta nutricionista, el IMC es una auténtica tontería (así titula su artículo) y lo único que hace es perpetuar el estigma del peso.
Por qué no sirve el IMC para saber si de verdad te sobra peso
Isabel Vásquez repasa los argumentos de la AMA para arremeter contra el IMC:
- El IMC no sirve para medir la grasa de una persona ni el riesgo de mortalidad. "Por ejemplo, las mujeres tienden a tener mayor grasa corporal, mientras que los atletas tienden a tener menor grasa corporal. Dos personas pueden tener el mismo peso y altura y tener cantidades muy diferentes de masa corporal magra y grasa corporal", apunta Vásquez. Además, la relación de las tasas de mortalidad con el IMC no suelen tener en cuenta los antecedentes de diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria, síndrome metabólico, colesterol, tabaquismo, el consumo de alcohol... Por tanto los resultados en cuanto a riesgo de mortalidad no son fiables.
- Utilizar el IMC para el diagnóstico de trastornos alimentarios crea problemas. En su informe, la AMA dice que "el uso del IMC es problemático cuando se utiliza para diagnosticar y tratar a personas con trastornos alimentarios, porque no recoge toda la gama de trastornos alimentarios anormales". Esta es una gran victoria porque muchas personas se quedan sin un diagnóstico de trastorno alimentario porque su IMC no cumple con los criterios, específicamente para la anorexia nerviosa, resalta la nutricionista.
- El IMC no representa la diversidad corporal normal entre diferentes razas, edades y sexos. El IMC es inexacto para medir la grasa corporal porque no tiene en cuenta diferencias por sexos, edades o razas.
El problema, apunta Isabel Vásquez, es que esta medida sigue usándose para determinar si a una persona le sobra peso. La nutricionista recuerda que se utiliza sobre todo en niños. De hecho, el IMC en relación con la edad es una de las tablas que se utilizan para medir el crecimiento y el desarrollo de niños y adolescentes de hasta 20 años.