Jengibre: la nutricionista Marta Verona explica cómo tomar este superalimento a diario si no te gusta su sabor

El jengibre tiene muchas propiedades saludables pero su sabor peculiar e intenso no gusta a todo el mundo. La nutricionista Marta Verona explica cómo prepararlo para reducir su intensidad y que no pierda propiedades

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JENGIBRE
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El jengibre se usa desde hace siglos en la medicina tradicional China.

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Eva Blasco

Periodista especializada en salud

Marta Verona
Marta Verona

Nutricionista y cocinera

Seguro que has escuchado alguna vez el refrán “An apple a day keeps de doctor away” que, traducido al castellano, sería algo así como “Una manzana al día aleja al médico de tu vida”. Pues cuando lo acuñaron ¡seguro que no conocían el jengibre! Y eso que este alimento se ha utilizado durante siglos como fármaco natural en la medicina china.

Beneficios del jengibre

El jengibre no es la panacea de la nutrición, ni un alimento divino, por supuesto. De nada sirve tomar jengibre a raudales si el resto de nuestra dieta no es saludable y, además, tenemos una vida sedentaria. Sin embargo, este rizoma carnoso (que cada vez es más fácil de encontrar en los comercios de nuestro país) está cargado de beneficios para la salud si sabemos cuánto y cómo tomarlo.

Si los compuestos "culpables" de que la pimienta y el pimiento sean picantes son la piperina y la capsaicina, el gingerol es el compuesto fenólico por excelencia del jengibre, el que le da su característico sabor picante.

¡Los marineros de antaño incorporaban el jengibre a sus platos! Así evitaban los mareos y ayudaban a combatir el escorbuto, una enfermedad por deficiencia de vitamina C. Marineros, estabais en lo cierto.

El jengibre es una bomba de nutrientes con más de 400 compuestos distintos, que lo ponen en un puesto muy destacado entre los alimentos con más antioxidantes. Tiene propiedades antieméticas, es decir, ayuda a reducir las náuseas. Además, el gingerol favorece la secreción de jugos gástricos, mejorando la digestión.

en crudo

Toma el jengibre en crudo siempre que puedas si lo que quieres es aprovechar al máximo sus nutrientes. Su vitamina C se pierde cuando lo calentamos en exceso o cuando lo compramos deshidratado y molido.

Sé lo que estáis pensando: "¡En crudo el jengibre está muy fuerte!". Tenéis razón. El jengibre es tan aromático que tomarlo en cantidades suficientes y a “palo seco” no es muy agradable si no eres un auténtico fan. Por eso, comparto con vosotros dos ideas para que comerlo no solo sea agradable, ¡si no que también esté delicioso!

Dos preparaciones suaves

  • Infusión de jengibre, lima y menta. Calienta agua en un cazo y, en la base de una taza, machaca unas hojas de menta con el zumo de media lima, una cucharadita de miel y un trozo de jengibre fresco del tamaño de la uña del dedo gordo (arriba las medidas caseras). Añade el agua caliente a esta mezcla y disfruta de esta infusión perfecta como digestivo o para aliviar la congestión. Si hace calor, hazla en versión refresco y tendrás tu ¡limonada de jengibre!
  • Curry de garbanzos con jengibre. En el mundo oriental la base de los sofritos no es el ajo, es el jengibre. En una sartén pocha jengibre, pimiento rojo y cebolla morada cortada en dados muy finitos. Añade una cucharada de pasta de curry y 300 mililitros de leche de coco. Mezcla bien el conjunto y a continuación añade 200 g de garbanzos cocidos. Sirve este curry maravilloso acompañado por cilantro y jengibre fresco rallado, y ¡disfruta!