¿Menos horas de luz? Así puedes conseguir más vitamina D en invierno

Obtenemos vitamina D fundamentalmente del sol pero, en la época del año en que los días son más cortos, podemos conseguir un plus de esta vitamina incluyendo en nuestra dieta algunos alimentos que la contienen. Te contamos cuáles son.

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Maria T Lopez nutricionista
María T. López

Farmacéutica. Técnica en Nutrición y Dietética

En España se estima que un 63,2% de la población presenta déficit de vitamina D, que se obtiene principalmente a través de la exposición solar.

En otoño e invierno es especialmente difícil sintetizar esta vitamina puesto que no hay tantas horas de sol ni los rayos son tan intensos como en primavera o verano, además del hecho de que pasamos más horas en interiores a causa del clima.

Por ello, es importante que nos dé el sol, aunque sea en cara y manos, al menos, 15 minutos al día sin protección solar.

Pero también es importante tener en cuenta que hay unos pocos alimentos que aportan vitamina D y en esta época del año es importante que no nos falten, ya que esto nos puede ayudar a no tener que tomar suplementos para compensar la carencia de vitamina D que podemos sufrir en invierno.

Cuánta vitamina D necesita nuestro organismo

Si en primavera y verano nuestro cuerpo genera alrededor de 1.000 UI de vitamina D al día (tras 15 minutos de exposición solar), la cantidad se reduce a 220 UI en otoño e invierno con ese mismo tiempo de contacto.

Por eso, nos conviene tanto seguir recibiendo rayos de sol otoñales como incluir en nuestros menús alimentos ricos en ella para llegar a la cantidad recomendada (al menos 600-800 UI diarios).

Seguir una dieta rica en vitamina D, que resulta fundamental para la salud ósea porque facilita la absorción y la fijación del calcio y del fósforo, tiene su parte de desafío porque la lista de los alimentos realmente ricos en ella no es extensa. A continuación analizamos con detalle los que más la aportan.

AlimentoVitamina D
Aceite de hígado de bacalao10.000 IU por 100 g
Hígado de ternera68 IU por 100 g
Huevo40 IU por 100 g
Pescado azul10 IU por 100 g
Setas7 IU por 100 g
Marisco2 IU por 100 g
Leche2 IU por 100 g
Queso2 IU por 100 g

 

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1 Pescado azul

1 | 9 Atún

El atún es uno de los pescados azules más ricos en vitamina D. Una vitamina que, además, nuestro cuerpo puede asimilar con facilidad gracias a otro componente que abunda en el pescado azul: los ácidos grasos omega 3.

La vitamina D es liposoluble: necesita una grasa para disolverse en ella y ser absorbida, y se sirve de los omega 3 para lograrlo.

aceite higado bacalao

2 | 9 Aceite de hígado de bacalao

El aceite de hígado de bacalao es el alimento con mayor contenido en vitamina D. Se puede obtener comiendo hígado de bacalao o tomando suplementos. Una sola cucharada ya cubre las necesidades diarias de vitamina D. También es rico en vitamina A y ácidos grasos omega 3.

La vitamina D y A del aceite de hígado de bacalao fortalecen los huesos y las uñas, el sistema inmunitario y la visión. Los omega 3 tienen efectos beneficiosos en el cerebro y el sistema cardiovascular, el cerebro o el corazón.

3 Huevo

3 | 9 Leche entera

En este caso, la vitamina D está disuelta en la grasa de la leche. Por lo tanto, la desnatada y la semidesnatada no la contienen, ya que se pierde durante el proceso de desgrasado.

De hecho, que una buena parte de la población consuma solo lácteos desnatados o semidesnatados suma un argumento más a la hora de explicar el déficit de vitamina D que existe en nuestro país.

Para subsanarlo, la industria lechera ha optado por enriquecer con ese nutriente muchos de los productos lácteos desnatados y semidesnatados.

higado encebollado

4 | 9 Hígado de ternera

El hígado de origen animal, como el de ternera o el de conejo, es otro de los alimentos con mayor contenido en esta vitamina que en realidad actúa como una hormona y participa en muchas funciones del cuerpo.

Además de vitamina D, aporta vitaminas del grupo B, sobre todo B12, clave para el sistema nervioso y el mantenimiento de las funciones cognitivas; vitamina C y minerales como el hierro, el calcio, el selenio y el zinc.

2 Marisco

5 | 9 Marisco

A diferencia del pescado blanco (merluza, dorada, lubina, bacalao, etc.), que no tiene una cantidad tan apreciable porque es menos graso que el azul, algunos mariscos sí atesoran una cantidad considerable de este nutriente.

Entre los que más contienen destacan crustáceos como las gambas, los camarones o los langostinos y moluscos como las ostras o las almejas.

4 Leche entera

6 | 9 Huevo

Un huevo mediano contiene más de la décima parte de la ingesta diaria recomendada de este nutriente.

Es en la yema donde se concentra la grasa en la que se disuelve la vitamina D. Lo ideal sería consumir una media de 4 a 5 huevos a la semana.

Realmente, el huevo juega con ventaja: se digiere fácilmente, es poco calórico, contiene proteínas de alto valor biológico, todas las vitaminas que necesitamos excepto la C...

Además, es un alimento muy versátil y combinable, convirtiendo cualquier plato en una joya de vitamina D.

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7 | 9 Sardinas

Las sardinas, junto con el atún, el bonito, la caballa o el arenque, es uno de los pescados con mayor contenido en vitamina D.

Deberíamos tomar pescado azul al menos 2-3 veces a la semana, mejor a la plancha o al horno (a diferencia de otras vitaminas, la D no se destruye durante la cocción de los alimentos ni tampoco se evapora).

Una ración equivale a unos 150 g de pescado ya limpio.

5 Quesos

8 | 9 Quesos sabrosos

Los más ricos en la vitamina que nos ocupa son, por este orden, gouda, emmental, parmesano, cheddar, camembert, fundido en porciones y manchego.

Lógicamente, cuanto menos grasos, menor cantidad de vitamina D tendrán. Aun así, estamos ante productos muy ricos en grasas saturadas y con un valor calórico considerable, por lo que conviene ser prudentes a la hora de consumirlos.

Setas

9 | 9 Setas

Los hongos son ricos en vitamina D porque contienen ergosterol, una sustancia que tiene la capacidad de transformarse en vitamina D gracias al sol.

Con este dato puedes obtener un beneficio directo en tu cocina. Al igual que nuestra piel, las setas transforman los rayos ultravioleta del sol en vitamina D y continúan haciéndolo incluso después de que hayan sido cosechadas.

Por eso, si las expones a él entre 30 y 60 minutos antes de cocinarlas aumentarán sus niveles de este nutriente.

 

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