Los japoneses tienen una dieta baja en grasas y no comen alimentos típicos de la dieta occiental.
Los japoneses son una de las poblaciones más longevas del mundo. Sobrepasar los 80 años es muy normal y en Japón son muchas las personas centenarias. El principal secreto de la larga vida de los japoneses es su dieta. Comen mucho pescado, verdura y fruta y alimentos como el natto, un producto fermentado a base de soja que promueve la salud intestinal, el control de la insulina y la inmunidad. Pero seguramente es igual de importante lo que comen como lo que dejan de comer.
La nutricionista japonesa Michiko Tomioka explica los cinco alimentos que nunca come desde que se mudó a Estados Unidos. Es cierto que la dieta de los estadounidenses no es precisamente de las más saludables, pero la mayoría de los alimentos que se prohíbe Michiko Tomioka para estar sana y vivir tanto como su abuela también se comen con frecuencia en España.
Carnes procesadas
La nutricionista se refiere sobre todo a los "perritos calientes" que son tan comunes en Estados Unidos. Aquí no hay un puesto en cada esquina pero sí es fácil comerse una salchicha de Frankfurt, una hamburguesa del McDonald's y otras carnes procesadas como los embutidos.
Las carnes procesadas llevan una gran cantidad de sal y de grasas saturadas. Hay evidencia científica de que aumentan el riesgo de cáncer colorrectal.
La nutricionista japonesa recomienda sustituir las proteínas de la carne por tofu o bolas de arroz con atún envueltas en algas que aportan hierro, calcio, ácido fólico y magnesio.
Refrescos azucarados
Beber una lata de refrescos azucarados cada día aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, alerta la nutricionista japonesa.
Pero no solo eso, los edulcorantes artificiales dificultan la concentración y pueden desencadenar migrañas. La opción saludable es tirarse al té verde o un té matcha helado.
Cereales de desayuno
Es un producto habitual en el desayuno de mucho niños y un buen número de adultos. También es el recurso rápido para cenar si no tenemos ganas de cocinar. El problema de estos productos es que llevan muchos azúcares añadidos, incluidos los cereales tipo muesli que tienen fama de saludables.
Michiko Tomioka alerta que una dieta rica en azúcares aumenta el riesgo de hipertensión, obesidad, diabetes e inflamación crónica.
Para desayunar la nutricionista aconseja comer natto, un alimento japónes hecho con soja fermentada, con un poco de arroz.
Quesos cremosos y postres lácteos
Los productos lácteos son una gran fuente de calcio y proteínas, pero si eliges mal te quedarás con lo peor de los lácteos: demasiadas grasas.
Los quesos cremosos y los postres lácteos llevan muchas grasas saturadas, pocas proteínas y, en el caso de los postres lácteos, demasiados azúcares. El consejo es elegir lácteos bajos en grasas.
Pasteles y bollería
No tienes que renunciar a lo dulce, pero sí elegir bien. El chocolate negro, por ejemplo, es una opción saludable cuando tienes ganas de dulce porque es rico en antioxidantes (debe tener un mínimo de un 70% de cacao). Sin embargo, demasiada bollería o pasteles aporta un exceso de azúcares y almidón de maíz que pueden ser dañinos para el corazón y el cerebro, apunta la nutricionista.
Para satisfacer las ganas de dulce, la nutricionista recomienda pudín de semillas de chía con miel o jarabe de agave, plátanos tirando a verdes o chocolate negro sin azúcar.