El jengibre tiene una larga historia de uso tanto en la cocina, donde a menudo se utiliza como especia, como en la medicina. De hecho, se cree que se ha utilizado en Asia con fines medicinales durante más de 2500 años y como especia para cocinar durante al menos 4400 años.
Y es que quien inventó el refrán "An apple a day keeps the doctor away" (una manzana al día mantiene al doctor en la lejanía) probablemente no conocía este superalimento, que tiene una lista tan larga de propiedades saludables que muchos expertos recomiendan tomarla a diario.
Se trata de una planta con flores de la que solemos usar el rizoma, la raíz de jengibre, tanto fresco como seco, en polvo o como aceite, en distintas preparaciones.
Antiinflamatorio y digestivo
La razón por la cual el jengibre podría considerarse como lo que popularmente se conoce como superalimento es por su contenido en aceites esenciales y sustancias picantes.
El jengibre contiene un 25% de gingerol, la sustancia que le otorga su sabor picante. El gingerol tiene una acción similar al ácido acetilsalicílico, lo que le confiere un efecto analgésico (calma el dolor), por eso se ha utilizado tradicionalmente para el dolor de regla o las migrañas.
Además, los gingeroles estimulan los jugos gástricos y mejoran la digestión, reducen las gases y alivian las náuseas.
El jengibre también es rico en minerales como el potasio, el fósforo, el magnesio y el hierro, y aporta antioxidantes.
Acción quemagrasa
El jengibre ayuda a quemar grasa y a perder peso nuevamente por su gran contenido gingerol. El picante tiene una acción termogénica, lo que significa que aumenta la temperatura corporal y acelera el consumo calórico.
Añadir jengibre a tus platos o tomar infusiones de esta planta es un buen complemento de dietas de adelgazamiento.
Reduce el azúcar en sangre
La raíz de esta planta es una aliada para controlar los niveles de azúcar. Un estudio demostró que las personas con diabetes tipo 2 que consumían 1,2 g diarios de jengibre durante 90 días mejoraban los niveles de glucosa.
El jengibre mejoraría la sensibilidad a la insulina. También reduciría la cantidad de azúcar que atraviesa la barrera intestinal para pasar a la sangre.
la receta del té de jengibre
Lo ideal es tomar la raíz de jengibre en crudo para aprovechar mejor sus nutrientes como la vitamina C, aunque también puedes beneficiarte de sus propiedades si preparas una infusión o té.
- Corta el jengibre a rodajas.
- Dispón agua en un cazo, añade el jengibre y calienta en el fuego.
- Cuando arranque a hervir apaga el fuego y deja reposar unos 8 a 10 minutos, tapado.
- Cuela y añade un chorrito de zumo de limón.
Para aumentar la propiedades antiinflamatorias del jengibre puedes añadir a la infusión cúrcuma y una pizca de canela.
Jengibre en crudo
Para consumir el jengibre crudo puedes rallar la raíz y mezclarla con aceite de oliva y un poco de vinagre para obtener una vinagreta que puedes utilizar para aderezar tus ensaladas.
También puedes utilizar jengibre en polvo, que puedes preparar triturando la raíz con una licuadora e incluso un molinillo de café. El jengibre debe estar bien seco antes de triturarlo, para ello déjalo expuesto a la luz del sol durante un día entero. Puedes espolvorear el jengibre en polvo en sopas, batidos, carnes, legumbres, verduras, arroces... Otra opción es añadirlo a postres dulces, queso frescos o requesón, compotas o zumos.
¿El jengibre puede tener efectos secundarios?
El consumo de jengibre, además de tener beneficios para la salud, suele considerarse seguro. Sin embargo, en exceso (más de 4 gramos diarios) puede causar efectos secundarios a algunas personas, como acidez estomacal, diarrea o náuseas.
También puede interaccionar con algunos medicamentos, por ejemplo para la diabetes o la hipertensión, por lo que si tomas medicación conviene siempre consultar al médico.