Está comprobado: hay que comer más grasas para adelgazar

Cuando pretendes perder peso empiezas a dejar de comer ciertas cosas: una de las primeras, las grasas. Sin embargo, las grasas saludables pueden convertirse en un gran aliado en tu dieta porque son muy saciantes y evitan picos de glucosa.

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COMER GRASAS ADELGAZA

Los alimentos ricos en grasas son muy saciantes.

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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Si nos preguntan qué tenemos que dejar de comer para adelgazar, seguramente la mayoría pensamos en las grasas y los azúcares, pero esta es solo una verdad a medias. Tanto los alimentos ricos en grasas como en azúcares son calóricos y, por tanto, no parece que sean los más adecuados para perder peso. Sin embargo, el efecto de unos y otros en el organismo es muy distinto. Tanto es así que las grasas, aunque no lo creas, pueden ayudarte a perder peso. Ahora bien, nos referimos a grasas saludables como las que aportan los frutos secos, el pescado azul, el aceite de oliva y el aguacate. Veamos qué ocurre en tu cuerpo cuando consumes azúcar y qué ocurre cuando ingieres grasas saludables. Y descubre por qué el azúcar engorda y las grasas buenas pueden convertirse en una ayuda para perder peso.

¿Por qué el azúcar engorda?

La bioquímica Jessie Inchauspé, autora del bestseller internacional "La revolución de la glucosa", explica de forma muy clara el efecto nefasto que provoca el azúcar en la dieta.

El consumo de azúcar causa un pico de glucosa que impide que el cuerpo produzca energía de forma eficaz y esto nos hace sentir más cansados.

Pero los picos de glucosa no solo provocan fatiga, también hacen que tengamos hambre al poco tiempo porque la glucosa, tal como sube rápido, baja en picado.

Y cuando desciende bruscamente es normal que aparezcan antojos por alimentos dulces, causando un descontrol de los niveles de glucosa durante todo el día.

Inchauspé explica que comer azúcar de forma habitual provoca "constantes picos de glucosa y nuestras hormonas del hambre se confunden. A la leptina, la hormona que nos indica que estamos llenos y que deberíamos dejar de comer, se le bloquea la señal; mientras que la grelina, la hormona que nos indica que tenemos hambre, toma las riendas. A pesar de que tengamos reservas de grasa y mucha energía a nuestra disposición, nuestro cuerpo nos dice que necesitamos más, así que comemos más, tenemos más picos de glucosa y la insulina almacena el exceso de glucosa en forma de grasa". Esta es la explicación por la que el azúcar genera un círculo vicioso que nos lleva a ganar cada vez más peso.

Por azúcar no solo se entiende el azúcar de mesa, la bollería, los pasteles o las golosinas; también los cereales y harinas refinados que se transforman fácilmente en glucosa.

¿Por qué las grasas saludables adelgazan?

Las grasas saludables ayudan al control del peso por dos motivos. En primer lugar son un nutriente supersaciante que ayuda a controlar el hambre, y eso es muy importante para no ingerir más calorías de la cuenta a lo largo del día.

En segundo lugar, las grasas son difíciles de digerir y eso, cuando se trata de grasas saludables que no aumentarán ni el colesterol ni los triglicéridos, es bueno para adelgazar.

De hecho, la dieta Keto se basa en una alta ingesta de grasas buenas, una ingesta moderada de proteínas y una ingesta muy baja de hidratos de carbono.

Cuando comemos menos hidratos de carbono reducimos el principal combustible para las células, que es la glucosa. Entonces el metabolismo se ve obligado a cambiar la ruta para aportar energía a las células, y utiliza las grasas. La utilización de esos ácidos grasos genera compuestos cetónicos, que son una fuente de energía alternativa a los hidratos o glúcidos para nuestras células. Es una ruta metabólica costosa y lenta, pero lo importante es que necesita grandes cantidades de grasa para poder obtener la misma energía que obtendría de los hidratos o los glúcidos, por eso ayuda a perder peso.

No hay que olivar que en una dieta equilibrada deben tener cabida todos los nutrientes saludables, incluidos los hidratos de carbono complejos que te aportan los cereales integrales o las legumbres.