El ajetreo del día a día hace que no tengas tiempo para dedicarle a cocinar, por lo que te interesan platos sencillos y fáciles de preparar. En este sentido, una dieta que incluya platos únicos se convierte en tu gran aliada para que, sin dejar de comer bien, reduzcas a la mitad el tiempo que pasas en la cocina.
Aunque comer un plato único no quiere decir tomar un único ingrediente, se trata de combinar de forma inteligente varios alimentos de manera que el resultado sea un plato sano, completo y equilibrado. Pero...
Elige los carbohidratos que te convienen
Los hidratos de carbono complejos te aportan la energía que necesitas. Puedes incluir cereales (pan, pasta, arroz, cuscús, quinoa...) o alimentos ricos en fécula como las patatas.
- Evita escoger los cereales refinados. Si optas por la versión integral de los cereales (de la pasta, por ejemplo) agregarás fibra a tu menú, lo que te ayudará a estimular el tránsito intestinal.
Consumir el pan, el arroz y la pasta integral te sentará mejor
- Siempre añade las patatas cocidas o asadas. No caigas en el error de elegir las fritas, ya que son muy calóricas. Córtalas en bastones y hazlas al horno, parecerán fritas.
Combina bien las proteínas
En un plato único también es esencial que incluyas un alimento rico en proteínas, de origen animal o vegetal. Pero es esencial que sigas estas dos reglas para que el plato sea equilibrado:
- Evita combinar las de origen animal entre ellas. Si mezclas varios alimentos como la carne blanca, el pescado o el huevo en un mismo plato es muy probable que te excedas con las proteínas, las grasas y las calorías. Ten en cuenta esto si te sientes tentada por el típico plato combinado (frecuente en bares y establecimientos) que incluyen varios de estos alimentos, como carnes acompañadas con huevos...
- Siempre combina las de origen vegetal entre ellas. Las proteínas de origen vegetal no tienen todos los aminoácidos esenciales. Para que sean completas debes combinarlas entre ellas (por ejemplo, arroz con garbanzos).
las verduras que más nutren
Estas, sin apenas añadir calorías al plato, lo completan con su contenido en fibra, vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes.
- Evita excederte con la cocción de la verdura. Las puedes tomar tanto crudas como cocinadas, pero en este último caso, para que tu menú sea perfecto, lo más adecuado será que tomes en el postre una pieza de fruta fresca para compensar la vitamina C que se pierde al cocinar los vegetales. Otra manera de subsanar esta pérdida de nutrientes es añadiendo al plato cocinado perejil picado o un poco de zumo de limón.
Opta siempre que puedas por una buena ración de verdura cruda
- Siempre juega a combinar en el plato vegetales de distinto color. El resultado no solo será más atractivo a la vista, sino que también será más completo y equilibrado. Ten en cuenta que a mayor colorido, mayor variedad de vitaminas y minerales.
atención con las grasas
Ten en cuenta que las grasas son esenciales para la salud y deben formar parte de un plato equilibrado, pero debes elegir bien:
- Evita decantarte por las saturadas. Para limitar el consumo de este tipo de grasas es esencial que evites incluir en tu plato salchichas, beicon, carnes grasas... Limita también las grasas trans: no incluyas ingredientes previamente precocinados.
- Siempre incluye en el plato algo de grasas buenas. Te conviene cocinar o aderezar tu plato único con una cucharada (10 ml) de aceite de oliva virgen (tanto en la comida como en la cena). Y es que, aunque debe tomarse con moderación por su alto valor calórico, esta grasa es la mejor elección para todos tus menús. También encuentras grasas saludables en el pescado y en los frutos secos.