La cerveza es rieca polifenoles, un potente antioxidante, pero no deja de ser una bebida con alcohol.
Rubia, dorada, tostada, negra, de cebada, de trigo... Hay muchos tipos de cerveza y sin duda es una de las bebidas preferidas por los españoles. ¿Pero tomarla a diario es bueno para la salud?
Es una pregunta controvertida porque, por un lado, son varios los estudios que han demostrado que tiene virtudes saludables. Pero, por otro, no hay que olvidar que esta bebida, que se obtiene gracias a la fermentación de un cereal y que se aromatiza con hojas secas de lúpulo (la planta responsable de su característico sabor amargo y de la calidad de su espuma), contiene alcohol.
Y precisamente en lo que respecta al alcohol nos encontramos dos opiniones. Los que aconsejan que hay que prohibirlo por completo y los que admiten que un consumo muy moderado no hace tanto daño.
En esa lucha se encuentra la cerveza. Su bajo nivel de alcohol (las más consumidas en España aportan entre 4º y 7º mientras que el vino, una bebida que también se considera de baja graduación, tiene entre 10º y º5º de media) la hace tolerable para algunos médicos. Y a eso se suma que hay estudios que señalan aportes beneficiosos para la salud.
¿LA CERVEZA ES SALUDABLE?
“No me atrevería a decir que es saludable. Tiene alcohol y el alcohol nunca podemos decir que es saludable”, matiza el catedrático de nutrición Aniceto Luis Charro. “Pero tampoco me parece mal tomar una cerveza”.
Es una bebida cuyo porcentaje de alcohol es bajo, lo que pasa es que los efectos negativos del alcohol, que los hay y en mayor medida, hacen que no compense su consumo. Es decir, que un médico no va a recomendar el consumo de cerveza, como no recomiendan tampoco el de vino.
Otra cosa es que, “en cantidades moderadas tomar cerveza me parezca correcto, igual que no me parece nada problemático tomar una copa de vino, siempre en un adulto sano”, matiza el doctor Charro.
¿Qué BENEFICIOS concretos tiene LA CERVEZA?
Respecto a las beneficios concretos, “yo no me atrevería a dar por sentado ninguno”, se resiste este catedrático. "Aunque algunos autores la asocien a ciertos beneficios frente algunas enfermedades , se ha de tener en cuenta que también posee los efectos no saludables del consumo del alcohol", apunta por su parte la doctora Sonia Ruiz, dietista-nutricionista de Centro Médico Teknon y Clínica Tres Torres.
Además, "existen gran diversidad de cervezas en el mercado, lo que dificulta la obtención de características uniformes en cuanto a sus propiedades nutricionales", añade esta nutricionista.
Existen varios estudios que avalan las bondades de la cerveza. El problema es que muchos de ellos están subvencionados por las propias marcas directa o indirectamente. Los que han aportado datos avalados por organismos más independientes destacan los siguientes beneficios:
Mejor salud intestinal. Según la doctora Ascensión Marcos, directora del Grupo de Inmunonutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, "hay evidencias científicas sobre la influencia del consumo moderado de cerveza en la flora bacteriana de nuestro intestino". Esta flora, la microbiota, tiene un papel básico en la digestión y asimilación de los alimentos. El consumo moderado de bebidas fermentadas como la cerveza “podría implicar una mayor diversidad bacteriana, lo que está relacionado con una mejor metabolismo”, añade.
La cerveza tiene un alto contenido de unas sustancias químicas, los polifenoles. Según un estudio del Instituto de Ciencias Cardiovasculares estos polifenoles ejercen un efecto antioxidante sobre el tejido de nuestras arterias, manteniéndolas jóvenes. También puede favorecer la formación de tejido reparativo cicatrizante en el corazón después de un infarto.
En individuos mayores de 65 años se ha visto que el consumo moderado de bebidas fermentadas “podría estar relacionado con un menor riesgo cardiovascular”, apunta la doctora Marcos.
El doctor Ramon Estruch, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB y del Hospital Clínic de Barcelona, afirma en el estudio PREDIMED que los beneficios se deben a la propia naturaleza de la cerveza que “es una bebida fermentada, elaborada a partir de ingredientes naturales, que contiene vitaminas y minerales, además de ser fuente de compuestos bioactivos como los polifenoles. El consumo de alimentos ricos en este tipo de compuestos podría ayudar a disminuir enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas o diabetes".
¿CERVEZA CON O SIN ALCOHOL?
La mayoría de estas propiedades se deben al proceso de fermentación y no al grado de alcohol que tiene la cerveza.
Cuando los estudios se han hecho también con cerveza sin alcohol, como es el caso de su capacidad cicatrizante, se ha comprobado que los efectos positivos se mantenían.
Hay otros estudios que también hablan de beneficios de la cerveza sin alcohol en las funciones cognitivas del cerebro (gracias a un compuesto, el xanthohumol) y en los síntomas de la menopausia.
De hecho, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) realizó un estudio en el que concluyó que la cerveza, y mejor la sin alcohol, puede tener efectos beneficiosos en la salud de la mujer durante y tras la menopausia debido a sus propiedades estrogénicas, antiinflamatorias y antioxidantes.
"Admito que este tipo de cerveza es una alternativa más saludable debido a que no contiene alcohol, aunque la bebida por excelencia es el agua", remarca la nutricionista Sonia Ruiz.
Otra de las ventajas de la cerveza sin alcohol, respecto a la versión que sí lo contiene, es que suelen tener menos calorías. Pero esto no quiere decir que podamos tomarla sin mesura.
Hay estudios que apuntan que tomar cerveza (ya sea con o sin alcohol) abre el apetito y nos hace tener ansia por comer alimentos más grasos que ligeros. A esto hay que sumar los fitoestrógenos que contiene, que podrían ser los responsables de la "barriga cervecera" ya que favorecen la acumulación de grasa en el cinturón abdominal.
¿QUÉ se considera un CONSUMO MODERADO de cerveza?
Los organismos públicos de salud internacionales han establecido que el consumo de alcohol tolerable (que no quiere decir bueno ni sano) es de menos de 25 gramos al día.
Eso supone, para un hombre adulto, unas 3 cañas en vaso pequeño, o dos latas de 33 cl en un día (y por supuesto no todos los días de la semana de forma habitual).
En el caso de las mujeres, el límite es menor porque tienen una mayor capacidad de absorción del alcohol. Ellas no pueden pasar de los 12 gramos. Lo que serían dos cañas o una lata en un solo día.
En este sentido, el Dr. Estruch alerta que lo que no se puede hacer es mantener un consumo cero durante la semana, de lunes a viernes, y "acumular" lo que no se ha consumido para el fin de semana. "Si se hace un consumo abusivo, aunque sea de forma localizada durante el fin de semana, los beneficios de las bebidas fermentadas desaparecerían", asegura.
No te puedes fiar de si te afecta a la cabeza o no, sobre todo si llevas años consumiendo, porque nuestro cerebro se habitúa al alcohol. Por el contrario, el páncreas y el hígado pueden verse castigados por esas dosis de alcohol de un modo acumulativo.
En todo caso, el consumo siempre se aconseja con las comidas, no en ayunas como aperitivo o refresco. El motivo es que los alimentos ralentizan la absorción del alcohol.