Grosellas, moras, arándanos, frambuesas... La familia de los frutos rojos le deben su color a las antocianinas, un grupo de antioxidantes con numerosas propiedades saludables según varios estudios. De entre ellas, destacan las siguientes:
- Contribuyen a evitar que se acumulen placas de ateroma en las arterias, lo que reduce el riesgo de infarto y otros trastornos cardiovasculares.
- Ayudan a luchar contra el envejecimiento prematuro, manteniendo nuestro organismo joven por más tiempo.
- Nos protegen frente a la degeneración de las células, lo que podría tener un efecto positivo frente al cáncer.
Tómalos en su mejor momento
Las frutas del bosque se deben comer cuando estén maduras. En casa, hay que guardarlas al abrigo tanto de la luz como del calor.
- A la hora de elegirlas, fíjate en que su color sea brillante intenso. Además, deben ser firmes al tacto y no tener daños en la piel.
- En cuanto al lavado, se recomienda hacerlo con el fruto entero y no se deben dejar en remojo, ni partirlos con mucha antelación a su consumo.
Muy versátiles en la cocina
A la hora de incluirlos en tus platos, sus posibilidades van mucho más allá de los postres.
- Puedes añadirlos a cremas o ensaladas, elaborar salsas para carnes o pescados o utilizarlos como guarnición.
La siguiente selección de recetas es una buena muestra de ello.