Comer sano no tiene por qué estar reñido con dedicar mucho tiempo a cocinar. De hecho, apostar por recetas sencillas y poco elaboradas puede, incluso, ayudarte a que tus menús sean más equilibrados y a que los ingredientes de tus platos conserven mejor sus nutrientes.
Las recetas que te mostramos a continuación, muy mediterráneas, son un buen ejemplo de ello.
Los vegetales, los alimentos del mar, las carnes blancas y las legumbres son los protagonistas de primeros y segundos.
Las frutas brillan con luz propia en los postres, ya sean en crudo o cocinadas.
Además, son ricas en proteínas de fácil digestión que activan el metabolismo y te ayudan a quemar más calorías mientras duermes.