¿La sandía sin pepitas no es tan sana? Aclaramos los mitos de la fruta del verano

¿Cómo hay que elegir la sandía y cuál es la más sana? La aparición de nuevas variedades ha creado dudas y la proliferación de consejos y advertencias sin mucha base científica. Vamos a aclararlos.

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sandia sin pepitas
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La sandía sin pepitas se consigue del cruce de dos semillas diferentes.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

La sandía seguramente es la fruta más relacionada con el verano. Frente al melón que alarga más su periodo de cosecha todo el otoño, la sandía está buena sobre todo en estos meses de mucho calor. Ideal, puesto que es un alimento que sobre todo nos hidrata: es agua en un 92%.

Los inconvenientes son saberescogerla bien, para que esté en su punto de dulzor. Y que las numerosas pepitas que la pueblan pueden ser molestas. O lo eran hasta que se produjo el “milagro” y apareció la sandía sin pepitas. Muchos han visto en ella un experimento antinatura y nada recomendable. ¿Es eso cierto?

Cómo se consigue la sandía sin pepitas

A muchos podrá sorprender saber que la sandía sin pepitas no es un descubrimiento de hace unos pocos años. Si bien es cierto que se popularizó en las últimas dos décadas, se cosecha y vende desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

La desarrollaron en Japón. Y para quien piensa que es un engendro transgénico logrado por ingeniería genética, hay que decir que es totalmente falso. Además de que no se ha demostrado que los alimentos transgénicos perjudican la salud, la sandía sin pepitas se obtiene por hibridación.

La hibridación consiste en cruzar dos plantas cuyo juego de cromosomas es compatible”, ha explica Miguel Ángel Lurueña, experto en tecnología de los alimentos y refutador de este tipo de bulos.

Al cruzar el polen y la flor de dos variedades determinadas lo que se consigue es este híbrido, que es una semilla de una sandía estéril. “Es incapaz de producir semillas maduras, como ocurre por ejemplo en el caso del pepino”, aclara el tecnólogo Lurueña.

Por tanto, sí tiene semillas, pero apenas las notamos por ser finas y molestan poco. Esto ha hecho que comercialmente gane la batalla, pese a que coste sea más elevado.

¿Es igual de sana que la sandía tradicional?

La sandía, además de hidratante, tiene numerosos beneficios. Y la sandía sin pepitas es exactamente igual de sana. Que el hombre haya intervenido para cruzar variedades no afecta. También las sandías tradicionales que encuentras hoy en el mercado son el resultado de injertos buscando mejores variedades.

Y respecto a la cantidad de nutrientes, varían según las condiciones de cultivo: la tierra, la temperatura, el periodo de recolección, entre otros. De todas formas, no parece que haya diferencias importantes.

Algún estudio apunta que la sandía sin pepitas tiene más licopeno, el nutriente que, como en el tomate, le da el color rojizo. Hay marcas de sandías sin pepitas que lo explicitan en su publicidad como un método de prevención contra tumores y enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha negado que haya evidencias de esta relación. Un estudio sí ha relacionado el licopeno con menor riesgo de quemaduras solares.

Y respecto a la posibilidad de tragarse las pepitas, en los niños suponen un riesgo más bajo de atragantarse que las pepitas maduras de la sandía tradicional.  Así que en ese sentido, sí tiene una ventaja.

Cómo elegir bien la sandía

Más allá de la variedad, si quieres escoger una sandía dulce y jugosa, que no esté pasada ni te dé sorpresas cuando la pongas en la mesa, estos son los consejos que conviene tener en cuenta:

  • Debe ser pesada. Una sandía ha de pesar. Si es ligera en comparación a su tamaño, es indicativo de que ya ha perdido parte de su agua. No estará tan jugosa ni tendrá el mismo sabor.
  • No debe agrietarse. Mira su superficie. Si no es uniforme o hay grietas es señal de que ha recibido un golpe, de que el riego no ha sido regular o de que hay insectos en su interior.
  • Mira la mancha amarilla. Esa mancha en la parte de abajo es un indicativo de cuánto tiempo ha pasado madurando. Cuanto más tiempo, más probable que esté más dulce. Si la mancha presenta un color blancuzco, es señal de que se recolectó demasiado pronto y no ha podido alcanzar el grado óptimo de maduración.
  • Golpea con los nudillos la corteza. Si el sonido es hueco, es que ya está lista para comer. Si es un sonido tenue y sin resonancia, está aún verde. El problema es que si lo hacemos todos, la sandía puede estropearse.
  • No sirve mirar las pepitas. Uno de los trucos tradicionales es mirar que las semillas sean muy oscuras. Como en las variedades sin pepitas, estas son siempre blanquecinas, no es útil.

Si tienes dudas o falta de práctica, lo seguro es optar por una sandía ya cortada. Elige la que tenga la pulpa más roja y compacta. Descarta la que parezca harinosa o con manchas blanquecinas.