En muchas ocasiones pensamos que hacer dieta es sinónimo de propuestas muy estrictas y difíciles de cumplir, que te obligarán a renunciar, incluso, a tu vida social. Pero no es así.
Debes cuidarte, sí, pero permitiéndote de vez en cuando un capricho que te dé fuerzas renovadas para seguir con tu objetivo de perder peso y ganar salud. Piensa que saltándote la dieta dos o tres días al mes logras dos importantes objetivos: ganar voluntad y que tu organismo se vuelva más eficaz a la hora de quemar calorías.
SER muy ESTRICTa puede ser negativo
Después de unas semanas siguiendo una alimentación hipocalórica se suelen producir dos situaciones:
- Te aburres. Las últimas estadísticas dicen que 7 de cada 10 españolas hacen dieta para perder peso y el 40% de todas ellas abandona porque encuentra aburrida su alimentación.
- Ese 60% restante no abandona porque, seguramente, sigue un plan nutricional bien planteado y se permite pequeños caprichos puntuales.
- Tu cuerpo se acostumbra. Cuando llevas semanas con la dieta baja en calorías, tu organismo entra en una dinámica de rutina (se acostumbra), además identifica esa restricción calórica como una amenaza para ti (aunque no sea real y sí totalmente necesaria porque hay un exceso de peso). Ante eso, intentará no perder más calorías –los expertos lo llaman “Efecto Meseta”–, justo lo contrario de lo que necesitas para perder peso.
Despierta tu organismo rompiendo el ritmo
Una jornada de indulgencia de vez en cuando puede lograr que seguir un plan bajo en calorías deje de generarte estrés.
- Activa tu cuerpo. Cuando te saltes la dieta, tomarás seguramente más calorías y eso obligará a tu cuerpo a responder ante “algo inesperado”. Esos gestos sirven para que se vuelva más activo y no caiga en esa peligrosa rutina de la que te hemos hablado anteriormente.
- Sin excesos inútiles. De todas formas, debes tener en cuenta que si la cantidad de calorías que le proporcionas ese día es enorme solo lograrás minar tus progresos. Modérate.
"Pasarte" de forma puntual ayuda a activar tu organismo y que queme más calorías
- Y, si te excedes, compensa. Si durante el día que te liberas de la dieta caes en más picoteo del que te habías propuesto, no caigas en el error de pensar que, por ese momento puntual, “ya todo está perdido”. No es cierto: si lo compensas a tiempo (saliendo a caminar más rato, por ejemplo) lograrás que tu cuerpo no se resienta del exceso.
Una buena forma de reducir la ansiedad
Además de conseguir que tu organismo sea más eficiente, si te permites algún capricho reducirás los agobios y, a la larga, te será mucho más fácil integrar los hábitos aprendidos con la dieta. Y, para darte el deseado capricho, ten en cuenta estos consejos:
- Elige un día especial. Lo idóneo es que elijas un día señalado como jornada de descanso de tu dieta hipocalórica. Con “un día señalado” nos referimos a que sea una fecha en la que hayas previsto que te será muy difícil seguir el plan dietético, o que tengas una celebración familiar, con amigos o de trabajo.
- Come despacio. Y mientras lo haces, repite mentalmente “estoy saboreando un trozo de pastel”, “hoy disfruto de un puchero”… Así tomas conciencia de que ingieres algo calórico –y llegarás a la lógica conclusión de que no puede ocurrir a diario porque engordarías– y disfrutarás de verdad de ese momento, algo que no ocurre si se come deprisa.
- No tengas ni gota de culpa. Es el principal consejo. Aunque te daremos unas pautas para que no tires por tierra el resto de la semana, ese día no debes tener remordimientos. Eso sí, al día siguiente tu propósito de “portarte bien en la mesa” debe ser más fuerte que nunca.
Casi todo está permitido... CON CONTROL
El hecho de clasificar ciertos platos como prohibidos es un error: una dieta que incluya todo tipo de alimentos también puede ser baja en calorías, porque al final lo decisivo son las cantidades.
Es importante también evitar las dietas aburridas pues no funcionan, precisamente, porque favorecen el abandono. Incluir cada semana 25-30 alimentos diferentes te asegura nutrirte mejor sin caer en la monotonía.
Prohibirte alimentos no funciona: es mejor tomar de todo aunque sea poquito
Hay algunos alimentos que en un principio pueden parecerte “de capricho” o prohibidos pero que, en realidad, no lo son. Por ejemplo:
- Aceitunas. Con unas 10 unidades obtienes todos sus beneficios y solo unas 50 kcal. Recuerda que si añades más a tu ensalada, deberás agregar menos aceite.
- Chocolate. 29 g (tres cuadraditos) aportan 90 kcal. Sí, no es excesivamente ligero pero... ¿acaso tomas más de tres cuadraditos en un día?
- Plátano. Es otro de los alimentos que, erróneamente, hay quien deja de comer cuando pretende cuidar su peso. Sin embargo, ten presente que no se suele ingerir más de uno al día y, ¿sabes cuántas calorías tiene? Tan solo 80: por tanto, puedes tomarlo sin remordimientos.
- Uvas. Las blancas tienen más azúcares que las negras. Y con 15 unidades (100 g) solo obtienes 63 kcal.
Planifica tu día 'de caprichos' siempre que puedas
Aunque un día libre es un día libre, si nunca prevés ese momento acabarás comiendo, innecesariamente, lo que tu organismo no necesita.
- Haz un listado. Anota en él lo que te gustaría comer durante esos días en los que te saltas la dieta.
- No te olvides de incluir siempre algo de fibra. Si estás tomando más calorías o grasa de la que pensabas, la fibra te ayudará a deshacerte de esos sobrantes con mayor facilidad. También mejorará tu tránsito intestinal y, como la fibra tiene un efecto saciante, te apetecerá comer menos. Esto ocurre sobre todo si eliges cereales integrales.
- Que el capricho no sea siempre comida basura. Ten presente que darte un gusto no significa, necesariamente, comer solo productos de bollería o comida “chatarra”. De forma puntual, en el caso de que te apetezca mucho ir con la familia a un restaurante de comida rápida, hazlo y disfrútalo. No pasa nada. Pero luego compénsalo con una buena caminata o siguiendo a conciencia los menús del resto de semana.
- Escucha a tu cuerpo. Si el día que has elegido para descansar tu cuerpo te pide alimentos sanos, hazle caso y guárdate el comodín para otra ocasión en que lo necesites más.