Seguramente te suenan los muchos beneficios que tienen para la salud los frutos rojos como los arándonos, pero esta es una familia extensa y hay uno en concreto que se consume poco en España aunque atesora increíbles beneficios para la salud, en especial para las mujeres a partir de los 50 ya que en esta etapa de la vida el descenso de estrógenos aumenta el riesgo de osteoporosis, provoca síntomas como los sofocos y dispara la tendencia a ganar peso. Hablamos de la grosella negra. Esta pequeña joya de la naturaleza es una fuente rica en nutrientes esenciales que ayuda a equilibrar las hormonas en esta etapa de la vida.
Más vitamina C que la mandarina
En términos de nutrientes, las grosellas negras son una fuente excepcional de vitamina C, con un contenido que supera incluso al de muchas frutas cítricas. Las grosellas contienen 41 miligramos de vitamina C por 100 gramos de alimento, mientras que las mandarinas aportan solo 27 mg.
La vitamina C es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico y combatir el estrés oxidativo, un factor que puede agravar los síntomas de la menopausia. Además, la vitamina C es clave para la formación de colágeno, la proteína que mantiene la piel joven.
Esta fruta también proporciona vitaminas del grupo B, como la vitamina B2 (riboflavina) y la vitamina B3 (niacina), que son importantes para el metabolismo energético y la función del sistema nervioso. Comer grosellas combate la irritabilidad y mejora el ánimo.
Equilibra las hormonas
Las grosellas son tan ricas en antioxidantes que esta característica ya las convierte en un aliado antienvejecimiento muy adecuado en la menopausia. Pero hay otras dos características que hacen de este fruto rojo un superalimento para las mujeres a los 50.
Por un lado, las grosellas contienen fitoestrógenos, compuestos de origen vegetal que tienen un efecto similar al estrógeno en el cuerpo. Durante la menopausia, cuando los niveles de estrógeno disminuyen, los fitoestrógenos presentes en las grosellas negras pueden ayudar a equilibrar las hormonas y aliviar algunos de los síntomas incómodos asociados con esta etapa, como los sofocos y la sequedad vaginal.
Además, las grosellas son ricas en equol, un compuesto que se produce en la flora intestinal gracias a bacterias como la clostridium leptum y que permite metabolizar las isoflavonas, uno de los fitoestrógenos más potentes que se encuentra en alimentos como la soja.
Adelgaza y deshincha
Las grosellas negras son una fuente de fibra dietética, lo que las convierte en un aliado eficaz para quienes buscan perder peso. La fibra contribuye a generar una sensación de saciedad, lo que puede ayudar a controlar el apetito y reducir la ingesta calórica total. También favorece una digestión saludable y evita los picos de azúcar que pueden provocar antojos por alimentos calóricos y dulces.
Fuente de antioxidantes
En lo que respecta a los antioxidantes, las grosellas negras son ricas en antocianinas que combaten el estrés oxidativo y protegen las células contra el daño provocado por los radicales libres. Esta propiedad antioxidante es beneficiosa para la salud en general y sobre todo para la piel, ayudando a evitar la deshidratación y la flacidez.
También son ricas en flavonoides como la quercetina, el ácido clorogénico y el ácido cafeico, que desempeñan un papel fundamental en la prevención de enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las afecciones degenerativas, como el párkinson y el alzhéimer.
Cómo consumir grosellas
Consumir esta deliciosa fruta es fácil. Aquí tienes algunas ideas:
- Frescas: Puedes disfrutar de las grosellas negras frescas simplemente lavándolas y comiéndolas directamente. Son perfectas como tentempié o para añadir a ensaladas de frutas.
- En batidos o smoothies: Mezcla grosellas con otras frutas, como plátanos o fresas, y yogur o leche, para elaborar un batido nutritivo.
- Mermeladas y compotas: Esta fruta es ideal para preparar compotas y mermeladas que puedes añadir a tostadas y otras preparaciones.
- En postres: Añade grosellas a tartas, pasteles o helados para darles un toque de acidez y color.
- En infusión: Lava un puñado de grosellas frescas y retira los tallos. Calienta una taza de agua hasta que esté a punto de hervir. Vierte el agua caliente sobre las grosellas en una taza. Deja que las grosellas se infusionen en el agua caliente durante 5 -10 minutos. Cuela la infusión, endulza al gusto y ya está lista para tomar.