"La práctica hace maestros", nos repetían nuestros mayores cuando éramos niños. Y no estaban faltos de razón. En la inmensa mayoría de los casos, la obesidad no se hereda sino que es el resultado de repetir costumbres que los expertos califican como obesogénicas, es decir, capaces de favorecer la obesidad.
Si quieres perder peso, hay algunas premisas que no debes olvidar:
- No pretendas hacer grandes cambios. Las costumbres –sobre todo a la hora de comer– nos aportan seguridad. Por eso, cuando intentamos modificarlas de la noche a la mañana fracasamos.
- La solución está en ir repitiendo actitudes hasta que se convierten en un hábito más.
Para que lo veas claro te ponemos un ejemplo muy común:
- Si añades aceite a tu ensalada con la aceitera (a chorro) es muy posible que agregues el equivalente a 3 o 4 cucharadas, lo cual estaría aumentando en más de 300 kcal ese –ligero– plato.
- Pero si te acostumbras a añadir ese condimento con un spray pulverizador logras llegar a todos los rincones con el equivalente a una sola cucharada (90 kcal).
¿Recuerdas aquello de "si quieres resultados distintos debes hacer las cosas de manera diferente"? Aplícalo, utiliza estos sencillos trucos que te proponemos… y verás cómo notas los resultados.