Ver una foto de algo que te gusta y pensar que lo estás comiendo activa la sensación de saciedad.
La obesidad es, en términos de salud, el mayor desafío de la humanidad con 650 millones de personas afectadas. Se trata de una enfermedad y en ella influyen diferentes factores pero, en última instancia, lo que comemos es la principal causa: demasiada cantidad, exceso de grasas y azúcares...
Averiguar qué nos lleva a comer mal es el primer paso para atajarla. Una investigación de la Clínica Mayo revelaba que hay diferentes causas que provocan obesidad y la mayoría de ellas están relacionadas con la forma de comer.
Por qué comemos de más
Hay personas que no sienten la sensación de saciedad. Es lo que los expertos de la Clínica Mayo llaman "cerebro hambriento" e ingieren muchas calorías en cada comida. Cerebro y estómago están conectados. Este último envía la sensación de saciedad al cerebro cuando está lleno, pero en estas personas dicha señal parece no enviarse nunca.
Otro grupo de personas son aquellas que comen raciones normales en cada comida pero vuelven a tener hambre enseguida. Según la Clínica Mayo, pertenecen al grupo del "intestino hambriento" porque en su caso es el intestino el que no envía correctamente la señal al cerebro de que necesita tiempo para digerir la comida.
También están las personas que tienen "hambre emocional". Se trata de aquellas que relacionan la comida con las emociones y comen cuando están alegres, tristes, nerviosas... Cualquier excusa es buena.
Obviamente, existen personas cuyo metabolismo funciona de forma más lenta y queman menos calorías, lo que favorece la obesidad.
El efecto de mirar fotos de comida
Sea cual sea el motivo, controlar el hambre para atajar la obesidad ha sido objeto de muchos estudios.
Sofía Pérez Calahorra, Carmen Rodrigo, Itziar Lamiquiz y Rocío Mateo de la Universidad de Zaragoza sugieren en un artículo publicado en The Conversation que ver fotografías de alimentos podría ser una ayuda contra la obesidad ya que, según demuestran estudios recientes, podría producir sensación de saciedad.
"Sentimos un gozo subjetivo al comer: disfrutamos con la presentación de un plato, un aroma o una textura. Incluso nos agradan los colores que vemos o los sonidos que produce su ingesta", apuntan.
"El sentido de la vista participa directamente en este mecanismo. Se sabe que mirar una comida o su fotografía es suficiente para iniciar el proceso fisiológico de la alimentación: aumenta la salivación, activa la secreción de ácido gástrico, bilis y enzimas digestivas e incluso fomenta la liberación de hormonas como la insulina, la colecistoquinina o la grelina a la sangre. Pero ante todo, desata el deseo por llevarse el manjar a la boca", añaden.
Las autoras del artículo hacen referencia a estudios que han demostrado que ver fotografías de alimentos activa las áreas del cerebro involucradas en la percepción del gusto y el procesamiento de recompensas, afectando directamente a la regulación del apetito y la saciedad.
Cómo comer (solo) con la vista
Las autoras del artículo aconsejan cómo conseguir un efecto saciante solo mirando fotos de comida:
- Busca fotos en internet de un alimento que te apetezca mucho e imagina que lo comes mientras las miras. "Así engañarás al cerebro al estimular las mismas áreas que se activarían con, pongamos, una chocolatina real", señalan.
- Un estudio ha demostrado que visualizar imágenes repetidas, al menos una 30 veces, de un alimento que nos gusta y pensar que lo estás saboreando reduce el deseo de comerlo de verdad.
No pierdes nada por probarlo. Podría ser un buena estrategia para controlar ese hambre irrefrenable que te lleva a comer de más.