La higiene dental es fundamental para nuestra salud bucal. Por desgracia, no siempre le prestamos la atención debida. Nos cepillamos poco los dientes. Eso se debe a que no es una urgencia. Los trastornos pueden tardar años en aparecer. Lo malo es que para entonces ya es tarde y la solución costosa.
Un buen ejemplo es el sarro. Un problema muy extendido y que no surge de repente, sino que es fruto del desconocimiento, una mala limpieza o falta de revisiones.
Qué es el sarro y cómo se forma
Para saber qué es exactamente el sarro, hemos de hablar antes de su predecesor: la placa dental. La placa dental es esa película transparente y pegajosa que se crea sobre los dientes a partir de restos de comida y de la interacción con las bacterias.
Si no nos cepillamos bien los dientes y pasamos hilo dental entre las piezas esa placa se va formando y aumentado. La placa es junto con la caries el principal problema bucal que tenemos.
El problema de la placa es que es allí donde habitan y se alimentan las bacterias que tenemos en nuestra boca. Cuanta más placa hay, más bacterias pueden vivir. Y las bacterias, con sus ácidos, son las responsables de dañar el esmalte de los dientes.
A medida que pasa el tiempo, la placa dental se va endureciendo y se convierte en sarro. El sarro ya no es transparente, sino marrón, más duro y mucho más difícil de quitar.
Por qué se ha de eliminar el sarro
Lamentablemente, en la mayor o menor rapidez de la formación del sarro intervienen otros factores, como el tipo de la saliva, la calidad del cepillado o el ser o no fumador. Eso hace que incluso cepillándonos cada día, no garantizamos que no aparezca.
El sarro no solo facilita la proliferación de bacterias y la caries. También puede ser culpable de otros problemas:
- Un mal aliento permanente (la causa última son las bacterias).
- Favorece la inflamación de las encías y su sangrado.
- Facilita que surjan otras infecciones de la boca, que pueden acabar debilitando los dientes y perderlos.
No podemos dejar que siga aumentando. Lo malo es que cuando la placa se convierte en sarro ya no hay cepillo de dientes que la elimine. Por eso es importante hacer visitas periódicas, una vez al año, al dentista para que nos haga una limpieza dental profunda y elimine el sarro.
Cómo se puede eliminar el sarro
La buena noticia es que hay métodos para combatir eficazmente el sarro, evitando que aparezca o ayudando a eliminarlo. La bebida que más te puede ayudar en este sentido es el té verde.
El té verde ha sido probado en numerosos estudios científicos como una excelente infusión con múltiples efectos positivos. La diferencia con otras clases de té y con otras bebidas es la cantidad de un compuesto, los polifenoles, muy útiles para el organismo.
El té verde te ayuda en la higiene bucal de tres formas:
- Los polifenoles frenan el crecimiento de una de las bacterias que más contribuye a la placa bacteriana, el Streptococcus Mutans.
- El té verde también es bueno para cambiar la acidez de la boca y que no sea un espacio idóneo para la proliferación de bacterias. Los dulces o alimentos ácidos cambian el pH de la boca.
- Por último, también estimula la saliva. La saliva ayuda a limpiar la boca. La sequedad de la boca, por el contrario, facilita el sarro.
Otros métodos para combatir el sarro
Hay otras métodos para ayudar a combatir el sarro.
- Un grupo de investigadores ha descubierto que algunos alimentos, como el brócoli o las coles de Bruselas tienen un compuesto que elimina el 90% de la placa dental y por tanto reduce el riesgo de que se solidifique en forma de sarro.
- Algunos enjuagues bucales. Han demostrado su eficacia para reducir la placa dental los que contienen gluconato de clorhexidina, cloruro de cetilpiridinio y aceites esenciales como el mentol, timol, eucaliptol y salicilato de metilo.
- El extracto de semillas de pomelo también se considera eficaz para combatir la placa dental y la disolución del sarro. Hay que hacer enjuagues de 20 gotas en medio vaso de agua, dos o tres veces al día. Los expertos en terapias naturales consideran que es más eficaz si se combina con probióticos, como Lactobacillus rhamnosus GG, L. reuteri, L. salivarius y Bifidobacterium lactis. Desde el punto de vista científico, son soluciones prometedoras pero aún no hay estudios demostrando su eficacia.