Bañarse con las lentillas aumenta el riesgo de enrojecimiento ocular.
Bañarse con lentillas en la piscina es una práctica totalmente desaconsejada pero muchos usuarios de lentes de contacto siguen haciéndolo. Alfons Bielsa, vicepresidente del Colegio Oficial de Opticos Optometristas de Cataluña (COOOC) nos explica por qué es peligroso zambullirse en la piscina con lentillas, qué precauciones debemos tomar si lo hacemos y qué alternativas hay a las lentillas para bañarnos.
¿Cuáles son los riesgos de bañarse con lentillas en la piscina?
- Contaminación de las lentillas. Los productos químicos como el cloro de las piscinas no eliminan todos los patógenos, y los materiales de las lentillas son porosos y absorbentes, lo que facilita la contaminación de las mismas.
- Mayor probabilidad de sufrir una infección o inflamación ocular, por la presencia de microorganismos en el agua de la piscina.
- Ojos enrojecidos a causa de la cloramina, que se forma con el contacto del cloro con el sudor, la orina, los insectos e incluso restos de vegetación del entorno.
- Riesgo de pérdida de visión por acanthamobea, un microorganismo presente en las piscinas, que puede penetrar por las microlesiones que produce una lente de contacto durante su uso, que fuera de la piscina no comportan ningún problema. Aunque el riesgo de pérdida de visión es relativamente bajo no es aconsejable esta práctica, puesto que el microorganismo se adhiere a la lentilla y actúa sobre el ojo de forma prolongada.
- Riesgo de deterioro de las lentillas en contacto con el agua de la piscina clorada y con muchas partículas en suspensión.
- Riesgo de pérdida de las lentillas al estar en contacto con el agua.
- Riesgo de deshidratación de las lentes de contacto, lo que favorece la inflamación ocular.
- El agua de la piscina y también la del mar altera los parámetros de las lentillas, pudiendo ocasionar incomodidad y molestias durante su uso.
¿Qué problemas oculares puede provocar bañarse con las lentillas en la piscina?
- Acentuación del ojo rojo, ya de por sí producido por la cloramina y aumentado por el uso de lentes de contacto en la piscina.
- Riesgo de conjuntivitis (inflamación o infección de la membrana situada entre el párpado y el globo ocular), queratitis (inflamación de la córnea) e incluso de afecciones de zonas más profundas del ojo como la uveítis (inflamación de la úvea, la capa media del tejido de la pared ocular).
- Complicaciones posteriores a su uso, por lentes de contacto contaminadas y mal desinfectadas.
¿Los riesgos son los mismos si nos bañamos con lentillas en el mar?
Si se trata de agua de mar en buenas condiciones, siempre será más saludable bañarse en el mar que en la piscina y el riesgo de infecciones será menor.
Dependerá de la salubridad del agua, y de la mayor o menor presencia de microorganismos, incluso de lo concurrida que pueda estar la playa.
¿Qué precauciones tomar si nos bañamos con lentillas en la piscina o el mar?
- Usar gafas de natación, y si es necesario máscaras de buceo, procurando siempre que no entre agua dentro. Si no disponemos de gafas de natación y no podemos retirar las lentillas, el consejo es no sumergir la cabeza bajo el agua.
- Utilizar lentillas desechables de un solo uso. Y si no son lentillas de un solo uso, desinfectarlas con más insistencia una vez finalicemos la jornada acuática.
¿Qué alternativas hay al uso de lentillas en la piscina o en la playa?
- Utilizar unas gafas de natación graduadas. Consulta con tu óptico optometrista las opciones que existen en el mercado.
- Si la graduación es media o baja, no utilices lentillas en la piscina. De hecho, en muchas alteraciones refractivas, la incidencia del sol en los ojos reduce el diámetro de la pupila, aumentando la profundidad de enfoque, por lo que vemos mejor a pleno sol.
- Usar en la playa o la piscina unas gafas antiguas o que no usemos habitualmente para no estropear las que llevamos normalmente, y no sumergir la cabeza al bañarnos.